No Mires Atras

21.Juegos

*Narra Allyson*

Veo sombras danzantes, que van tomando la forma de todo aquello que turba mi inconsciente. Son la silueta de mis miedos más profundos, y el sonido del pánico que perfora los tímpanos. Ya no sé donde estoy, de donde vengo y hacia dónde voy. Me siento aterrorizada, las gotas de sudor por mi frente y el movimiento frenético que no puede detenerse, el escalofrío que recorre mi espalda llegando hasta el maltratado cráneo. El horror arranco ya mis cuerdas vocales y mis manos temblorosas no saben de dónde aferrarse. Una profunda angustia oprime mi pecho...
La densa oscuridad atrapa, las sombras me rodean, y cada vez es menor el espacio que me queda para poder respirar. Puedo sentirlo en el ambiente, que el aire tan pesado, está cargado de malicia y odio, que con terrible violencia se descarga. Que espectros de la mente pueblan el sitio, que las terribles voces y sus amenazas de muerte son cada vez más cercanas. Cuentos de enfermedad y de locura, de desgracias, finales y tragedias...
¿A donde podria huir? Si tan solo pudiera correr, a cualquier destino que se presente, sin duda lo haría, hasta que el agotamiento logre vencer, y solo así pueda descansar en paz. Pero esta vez, todo es diferente, las tinieblas todo lo han capturado, todo han hecho a su voluntad en los inmensos parajes que conocía tiempo atrás. Y aunque intentase buscar ayuda, nadie puede verme, nadie percibe nada en la perpetua oscuridad, en este lóbrego sitio, la luz es solo un sueño moribundo. Y aunque pudiera gritar, nadie puede oír, haciendo oídos sordos todos están, ya no quieren escuchar los lamentos de los renegados a la resignación de vivir así, como somos nosotros, derrepente aparecío una silueta negra, poco a poco se iba hacercando hacia mi, quería moverme, pero algo me lo impedía.
Pude ver su rostro. Su piel blanca como la nieve y su cabello negro como él azabache hasta los hombros, su nariz punteaguda con líneas horizontales blancas y negras, sus brazos y sus piedras largas. Su sonrisa demoniaca...

Sin duda era Laughing Jack.

-¿No echas de menos a tu amiga Ana?-Dijo Jack entre risas mientras me intimidaba con su mirada.

-¿Que sabes de ella?-Alcé la cabeza-No quiero que te acerques a ella ¡¿TE ENTERAS!?- Dije mientras me ponía en defensiva.

-Demasiado tarde ¿No crees?- Dijo mientras sacaba algo de detrás suya.

Fije la mirada en aquello que me estaba enseñando.

No lo podía creer.
Era la cabeza de Ana. Sin embargo no tenía ojos, se los había quitado aquel payaso despreciable.
Mi mejor amiga estaba muerta y no pude hacer nada para impedirlo.

Completamente, ya no me importaba nada, la persona que mas quería la habían asesinado ¿Por que? ¿Por que a mi?
¡SE ACABÓ!

Saqué un cuchillo de mi sudadera, rapidamente me abalancé a él, clavándose lo justamente en él plexo solar, haciendo que gimiera de dolor, disfrutando al ver como salia sangre de aquel cuerpo escombro.

-¿Solo sabes hacer eso?-Respondió empujandome hacia la pared, haciendo que cayeran algunos que otros cuadros.

-Esto solo ha sido él principio.-Apagué las luces he hice que empezará él juego.