Aaron.

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Ser promiscua por unos meses tampoco iban a corromper mi vida, necesitaba algo de diversión en ella, realmente estaba algo aburrida de mi monótona vida. Y un poco de juego no estaría mal.

Un alma libre es aquel que no se ata a nada ni nadie. Por fin lograba entender esa frase, yo buscaba mi libertad en todos lados, sin comprender que mi libertad nace de mí , tenía que aprender a estar sin ataduras , a vivir la vida sin miedos ni prejuicios.  Razonaba en mi mente mientras miraba el techo de mi habitación. Quizás sólo era una triste excusa para poder seguir acostándome con Moisés sin sentirme como la peor persona del mundo, con Moisés o cualquier otro claro estaba. Mi cabeza estaba hecha un lío.

Recuerdo que no habían pasado más de 3 días de haber estado en casa de Moisés, cuando quede con una gran amiga mía. Necesitaba charlar todo lo sucedido con alguien y sabía que Roxana era la indicada. Ella siempre era muy abierta en esos temas.

-¿ENTONCES ESO SIGNIFICA QUE VAS A DEJAR DE SER UNA NENITA TONTA EN BUSCA DE SU PRÍNCIPE AZUL Y TE VAS A CONVERTIR EN UNA AUTÉNTICA PERRA? - Dijo entusiasmada la loca de mi amiga.

-No tan así Roxana, calmate, te están escuchando todos. - digo avergonzada, ya que su torrente era bastante elevado.- Sólo digo que quizás por un par de meses jugando a este juego no pase nada no?

-¿Osea que quieres hacer un par de capítulos extra fuertes en la historia de tu vida? - como se nota que es escritora, todo lo llevaba a los libros.

-Algo así, sólo quiero divertirme unos meses, ver cómo es la vida desde este lado. - Ella solo ríe y me abraza emocionada.

-Esa es mi amiga joder!  Sexo sexo y mas sexo. - dice exaltada. - bueno ahora cuentame, ¿como es Moisés en la cama? ¿Es bueno? - Yo solo le hago un gesto con la mirada y ella lo entiende todo.  

-¿Qué te parece si salimos esta noche y vemos que podemos probar? - le digo animada, queria comenzar con mi nueva y breve vida de promiscua pronto.

Obviamente Roxana no negó la invitación a salir, ella era un fiesta constante y si le añadías que iba a tener sexo, era algo obligado. Fuimos directas a su casa, para que me prestara algo de su ropa, porque según ella mi ropa era demasiado de nenita de cuento para ir a lo que íbamos. Me dio un minivestido, si se lo podía llamar así, de color negro, y unos tacones altos, no tanto como los de ella, pero sentía que si tomaba más de 3 copas tendría que bajar de ellos, para mi eran enormes!

Me llevo a una discoteca que jamás había visto, era de gente adinerada se podía ver por los coches que habían aparcados fuera. Roxana con su gran porte y su pedazos de ojos azules camino hasta el hombre de seguridad y después de varios besos en la mejilla y algo que le dijo al oído nos dejó pasar.

El ambiente era bueno, realmente estaba muy animado, y había muchos hombres muy apetecibles. Recuerdo que nada más entrar perdí de vista a Roxana y me dejó bailando sola. Pero no por mucho tiempo, se me acercó un chico, muy apuesto, pantalón vaquero y camiseta blanca, no muy musculado, lo suficiente para ser apetecible, era rubio, de ojos verdes, y sonrisa blanca y perfecta. Comencé a bailar con él de buena ganas, y poco a poco nos fuimos rozando más y más.

-Me llamo Aaron ¿y tu? - me dijo al oído, su voz era grave y seductora al vez.

-Helena, encantada. - le respondí con una sonrisa

-Igualmente, ¿quieres ir a tomar algo? Yo te invito. - sólo asentí. Él cogió mi mano y me llevó a la barra. ESE IBA A SER MIO! EL IBA A CONTINUAR MI JUEGO, ERA PERFECTO. - ¿Qué quieres de beber linda?

- Un Gintonic- respondí y él me sonríe.

-Buena elección. Un Gintonic y un Jack Daniels con cola por favor. - le ordenó al camarero. Mientras tomamos las copas, estuvimos hablando en un pequeño sofá alejado de la pista de baile y con poca luz. Aaron era encantador, era dentista, tenía 24 años, deportista y juraría que podría ser modelo. La charla era realmente entretenida. Pero necesitaba acción, porque era tarde y quería jugar. Así que me lancé sobre él, dándole un gran beso con lengua, él sabía bien, su sabor era dulce, y besaba con gusto sentí como su mano subía por mi pequeño vestido y tocaba mi ser. El quería lo mismo que yo.

-¿Vamos a mi casa?- le propuse yo.

-MEJOR A LA MÍA, QUEDA AQUÍ EN FRENTE. - Me respondió él. Cogió mi mano y salimos corriendo. Éramos fuego, se notaba la atracción que teníamos. Como dijo su casa estaba al cruzar la acera.

Subimos apasionados por las escaleras, pegados a la pared, dándonos besos de pasión, abrió la puerta de su casa rápido, me dejó pasar y la cerró tras él. Su casa era enorme, tranquilamente podría ser dos veces la mía, pero eran cosas que ahora no importaban, ahora iba a por otro cosa. Él me llevo hasta su habitación. Me tiró en la cama y me comenzó a besar intensamente, mi cuerpo ardía por dentro y por fuera, y note que el de él también. Se fue despojando de cada prenda que impedían que nuestros cuerpos gozaran desnudos. Una vez sin nada sobre nuestra piel nos rozamos y sentía esa atracción que había estado notando toda la noche pero estaba vez era como electricidad en nuestros cuerpo. Se tumba encima de mí y puedo sentir su miembro rozando mi húmedo ser. Deseoso de ser penetrado por él. Saca un condón de su mesita de noche.

-¿Tan pronto lo vas a poner? - le recrimino yo. Él me mira extrañado. - mira y aprende. - le digo mientras cambio la posición, quedando yo encima, comienzo a besar su boca y masajeo su cuerpo sutilmente, mientras rozo mi zona íntima sobre su eréctil miembro, esto hace que él gima de placer. Mis besos y mis caricias van bajando cada vez un poco más, una vez frente a su soldado en pie, lo lamo sutilmente con delicadeza, mientras juego con sus bolsitas. Sin que él pudiera ni siquiera gemir por el placer que estaba sintiendo, introduzco casi todo su miembro en mi boca, y chupo repetidamente, mientras dentro juego levemente con mi lengua, él gime fuertemente de placer y yo necesitaba ser penetrada, estaba muy excitada.

Con el envoltorio del preservativo en mi mano lo abro, mientras mi lengua sigue jugando con su miembro. Una vez abierto lo meto en mi boca y con ella misma se lo colocó en el pene. Esto hace que lo excite algo más. Aaron hace el cambio dejándome nuevamente a mi abajo y como un animal me empotra varias veces con su miembro, haciendo que sienta ese placentero orgasmos. Su intensidad es fuerte pero aumenta por momentos. Siento que mi cuerpo expresa placer por todos los poros, siento mi cuerpo ardiente, siento todo y nada al mismo tiempo, siento que llegó todo el cielo, él también lo nota y su intensidad se aumenta, haciendo que llegue al orgasmo. Pero él aún no llegó. Se baja de la cama y me llama, me pone en pompa y penetra mi ser nuevamente, a mi me gusta, y me dejó, él cabalga dentro de mi, dándome estocadas intensas, mientras da palmadas en mi culo, que hace que me excite más. Vuelvo a gemir como una loca y escucho que él también gime. Al mismo tiempo que  me embiste yo meneo mis caderas con la necesidad que entre más y más. Vuelvo a sentir mi orgasmo cerca y él también nota el suyo. Comienza a embestir con gran intensidad haciendo que mi grupo de placer viene acompañado de un leve líquido semitransparente, que deja ver que me he corrido, mi cuerpo, convulsiona un poco del mismo placer, pero se calman con una nueva estocada. Segundos más tarde termina él. Fue una noche de fuego. Y quedó en mi memoria. A la mañana siguiente cuando desperté, me vestí rápido queriendo salir de la casa sin que Aaron se diera cuenta, pero mal por mi, porque se despertó.

-Hey buen día linda. ¿ como te la pasaste anoche?

-Buenas, bien muy bien.

+Yo también la pasé bárbaro, ¿porque no me das tu teléfono y quedamos otro día?- me dijo sin rodeos.

-Mmm a ver Aaron..- comencé a decir mientras me sentaba en la cama.- lo nuestro fue una noche, no quiero nada serio ni nada de eso.

-No ni yo tampoco, tranquila, sólo que podríamos pasar otra noche como la de hoy ¿no? - No estaría mal, pensé para mi.

-Vale te apunto mi teléfono. - lo apunte, le sonrei y me fui.

Mi "primer" polvo como promiscua. Y no había estado nada mal.

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