VI - Calidez

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Sakura se había quedado estática, de rodillas en el suelo, debido a la impresión de verlo allí de pie. Estaba sobre el tejado de una tienda cercana a donde se encontraba, mirando furioso algo fijamente, no había nada distinto en él, seguía con su ropa de camarero, el cabello alborotado que le caía sobre sus ojos y esa postura relajada tan propia de él, incluso el ceño fruncido. Era él, no cabía duda, pero entonces ¿Tenía poderes? Le costaba creerse que su amigo de siempre no era una persona común y corriente.

Enseguida sintió un par de brazos fuertes y amables protegerla mientras la apretaban más y más, estaba tan confundida, la situación era mágica e increíble. ¿Estaría acaso en un sueño?

—Acabo de salvarle la vida ¿Y aún así piensas que soy capaz de hacerle daño? No soy igual que tú— dijo Touma al joven chino al mismo tiempo que se bajaba de un salto de donde estaba. Se acercaba amenazadoramente hacia ellos debido a que le molestaba que estuvieran abrazados.

—Aléjate— ordenó Shaoran apuntando a su interlocutor con la espada, mientras cubría con su cuerpo aún más a la chica. —No tengo por qué confiar en ti, ¿Cómo sé que no intentarás nada?

—Antes muerto que lastimarla.

—Touma-kun... tienes magia...— balbuceó Sakura empezando a sentirse mal, llevaba varios días sin poder descansar correctamente, algo que empezaba a hacer mella en ella.

—Sí Sakura, y al parecer tú igual ¿Cierto? Jamás percibí nada proveniente de ti, aunque lo sentí de él... por lo que me permití sospechar— frunció el ceño. — ¿¡Quieres hacer el favor de soltarla de una vez!?

—No lo haré— ella se sonrojó ante tanta determinación por no liberarla, la sensación había resultado ser muy agradable y nostálgica, aunque creía que podría quedarse dormida allí mismo. — ¿Te encuentras bien?

—No del todo...

— ¿Qué tienes? Será mejor que descanses por un momento antes de volver al tiempo en el que estábamos.

—No pensarán que esos talismanes me han destruido ¿O sí? Están subestimándome mucho, ¿No oyeron la frase: "nunca le des la espalda a tu enemigo."?— el sonido del látigo cortando el aire les advirtió del golpe que se aproximaba. Shaoran tomó en brazos a la muchacha de ojos verdes antes que resultara herida y se apartó unos cuantos metros de un salto, si ella se encontraba mal lo mejor sería retirarse aunque no le agradara demasiado, pero ¿Podría lograrlo? Si aquella criatura iba tras Sakura no cabía duda de que los perseguiría.

Vio a Yoshida acercarse hasta ellos sin dejar de mirar a Tai y colocarle a ella un par de brazaletes dorados con cascabeles en cada muñeca, luego tomó un pergamino que, al susurrarle una palabra que nadie oyó, se tornó en un cetro con cascabeles idénticos a los de los brazaletes.

—Son amuletos protectores, yo lo distraigo, tú ponla a salvo...— espetó. —Como resulte lastimada te las verás conmigo en verdad ¿Oíste?

—No lo permitiré— contestó el proveniente de China, se dio la vuelta y se alejó con Sakura muy debilitada.

Kero observaba desde la ventana de la habitación de su dueña el cielo oscuro, sabía que se había creado una brecha temporal y no le gustaba nada la idea de que Sakura estuviera sola por las calles que de repente se habían tornado peligrosas. Y como frutilla del postre sabía que estaba agotada debido a la disminución de sus poderes, temía mucho que se le agotaran, entonces ella... "No, estoy seguro de que encontraremos la manera de que aumenten otra vez" pensó, aunque su meditación fue interrumpida por la entrada de alguien a la habitación.

—Oye muñeco, ¿Dónde está mi hermana?— le dijo Touya Kinomoto.

— ¡Que no soy un muñeco! ¡Soy un guardián honrado!

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