XXII - Competencia

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Se separaron, sonrojados, había anochecido por completo y tenían que regresar de una vez por todas, la cita, si podían llamarla así, había llegado a su fin.

-Y... ¿Pensaste lo del sello?- preguntó Shaoran para aliviar la tensión, era lo primero que se le había ocurrido.

-No, no lo he considerado aún, déjame pensarlo un poco más por favor...

-Tienes razón, tu salud no ha estado muy bien, lo lamento, solo me preocupa un poco tu seguridad, es por eso que pregunté.

-Lo sé, pero de verdad que me siento mejor, Touma fue de mucha ayuda ¿Cierto?- Shaoran frunció el ceño sintiendo el aguijón de los celos molestarlo.

-Mm, sí.

-Le debo la vida, otra vez...- murmuró ella más para sí, pero él la oyó.

- ¿Otra vez? ¿A qué te refieres con eso?

-Cuando me enfermé, él fue la persona que me ayudó a recuperarme- estaba evitando su mirada. -Sin él probablemente yo no estaría aquí ahora, le debo mucho y jamás me ha pedido que le retribuyera de cualquier manera, es una gran persona.

-Entiendo- el castaño estaba serio. -Nunca me has contado qué tipo de enfermedad era la que padeciste...

-Anemia y neumonía- "pero no solo eso" se dijo, como si la aliviara decírselo a sí misma. -Estaba muy grave en verdad, la anemia empeoraba constantemente mi estado, pero cuando conocí a Touma todo cambió, me ponía contenta cada vez que lo veía y... con el tiempo lo superé- su acompañante sintió a su corazón dar un vuelco.

- ¿Te... habías enamorado de él?- Shaoran no la miró, aquella pregunta había brotado cuando debía de quedarse en sus pensamientos. Caminaba cabizbajo con las manos en los bolsillos, sin querer oír la respuesta.

- ¡N-No! Yo jamás lo vi de esa forma, para mí siempre fue como un hermano que me cuidaba, no puedo querer a nadie más que...- se mordió la lengua, había captado la atención del chico y entonces sí que la miraba. -Que... que sea un amigo, quiero decir, solo es un amigo... jajaja- su risa nerviosa hacía acto de presencia, pero de alguna manera Shaoran le había creído. Seguía siendo el único, algo que en los últimos días lo obsesionaba bastante, comenzaba a preocuparse por esos instintos tan cavernícolas que lo dominaban cuando Yoshida aparecía entre las palabras de Sakura, no quería acapararla pero al mismo tiempo sí, lo aterrorizaba perderla, aunque aún no la hubiese recuperado.

-Es así ¿Cierto?- la oyó, no había oído nada lo que estaba diciéndole.

-Eh, sí, supongo que sí.

-Sabía que tú no odiabas a Touma- le sonrió. -Es muy amable- a Shaoran comenzaba aparecerle un tic nervioso en el rostro debido a la resistencia que estaba poniendo para no salirse de sus casillas.

-C-Claro... o-oye Sakura, Yoshida... él... no confío mucho en él ¿Sabes? Algo en su persona no acabo de comprender por completo- trataba desesperadamente de convencerse de que no se trataba solo de celos, ya no tenía inconvenientes en aceptar que se sentía así, lo había sufrido y asimilado ya, le preocupaba la idea de que ella confiara mucho y luego fuese traicionada.

-Sé que es un poco... gruñón a veces, pero no es así siempre, últimamente ha estado muy preocupado por toda esta situación, de verdad que es muy amable cuando nada lo tiene inquieto, a mí me gustaría que ustedes pudieran llevarse bien.

-Comprendo- respondió él, seco, ya estaba enojado.

-Oye Shaoran- Sakura entrelazó sus manos, tímida, le costaba bastante confesarle ciertas cosas, no quería que la considerara molesta o asfixiante. - ¿Sabes? Me gustó mucho dar un paseo contigo hoy...- el enojo del castaño se evaporó al instante. -Me gustaría que lo repitiéramos en algún momento...

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