XXIII - Comienzo del fin

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Cuando lo vio ponerse de pie se puso en guardia al instante, no llevaba consigo ni las cartas ni los talismanes y sabía, por experiencia propia, que el ánima tenía mucha fuerza, no sería fácil combatirlo. Miraba fijo cada movimiento que hacía pero en verdad en ningún momento intentó hacer nada más que incorporarse.

—Si esto es lo que busca lo lamento— le enseñó el libro de cartas y los pergaminos sagrados que había dejado la noche anterior sobre el escritorio. —No se los entregaré.

— ¿Cómo entraste aquí?— preguntó la chica sin darle la espalda ni por un segundo.

—No fue muy difícil, a decir verdad, no hay ninguna protección puesta en la casa...

— ¿Dónde está mi familia?— ella estaba bastante perdida, eran las 10:00, había dormido mucho y no estaba segura de nada.

—Cuando llegué no había nadie salvo su guardián durmiendo.

— ¿Qué le hiciste a Kero?

—Nada, continúa durmiendo pero con un poco de ayuda, no quería que estuviera interfiriendo— Sakura contempló que el guardián se encontraba en su cajón de siempre, roncando, pero que alrededor de él se arremolinaba una esfera de fuego color azul, al parecer no le permitía despertar.

— ¿Qué harás con él?

—Nada mientras usted haga todo lo que yo le diga...

— ¿Y qué es?— Kasai se desperezó y volvió a sentarse en la silla mientras observaba desde todos los ángulos el libros de las cartas Sakura.

—Por ahora me alcanza con que me deje quedarme aquí por el resto del día— ella se quedó estupefacta, ¿Esa criatura hablaba enserio? ¿Acaso no sabía que eran enemigos? Aunque por alguna razón no parecía tener intensiones de hacerle daño no iba a fiarse. ¿Qué debía hacer?

Se dirigió al baño para lavarse la cara y luego a la cocina, consideró llamar a Shaoran para pedir auxilio pero descartó la idea ya que el ánima tenía a Kero, también podía tener cautivos a su hermano y padre, no se confiaría en lo que le había dicho, bien podía ser una mentira, no tenía por qué ser verdad.

Lo vio bajar las escaleras con expresión curiosa. ¿Qué estaría tramando? Todo el tiempo parecía reflexivo y tranquilo. ¿Por qué estaba allí sino la atacaría?

—Puede hacer todo lo que tenga que hacer, no se detenga por mí por favor— "¿Cómo quieres que haga eso?" pensó Sakura. —Ah, claro que si tiene que salir la seguiré.

—E-Está bien, es mi día libre, tengo que hacer las tareas domesticas...

—Oh, entonces llegué en buen momento— dijo la criatura con una sonrisa mientras miraba las fotografías que había en el mueble del comedor. Sakura preparó algunas bolitas de pulpo de aspecto apetitoso para comer, era tarde para desayunar y temprano para el almuerzo. —Huele bien...— lo oyó, en menos de un segundo lo tuvo al lado. ¡Era muy rápido!— ¿Qué es?

—Bolitas de pulpo...

— ¿Es comida eso?

—S-Sí.

— ¿Puedo probar?

—C-Claro— ella pinchó una con un palillo y se la tendió, cuando él abrió la boca notó que tenía los colmillos afilados. Degustaba como alguien de la realeza.

—Sabe bien— todo lo que decía sonaba como algo importante, como si estuviera hablando serio acerca de cualquier tema, eso la divirtió un poco.

— ¡Bien!— lo sobresaltó. —Tengo que ponerme a limpiar.

—De acuerdo, no la detendré.

Se dedicó a desempolvar todos los rincones, le tomó bastante tiempo acabar, cada tanto contemplaba a Kasai que observaba todos los objetos como si fuera un coleccionista de reliquias. "Me pregunto por qué mirará todo." Cuando comenzó a limpiar los pisos notó que él había tomado un paño y hacía lo mismo sobre los muebles, al instante se detuvo y le dijo que no era necesario que lo hiciera, pero no pareció hacerle mucho caso.

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