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Y el sueño siguiente fue igual, salvo que el chico esta vez estaba más cerca de mí. Noté que tenía bolsas bajo los ojos y que éstos eran de un color verde hermoso. Cuando intenté hablar, me sorprendí al ver que mi boca esta vez sí provocó un sonido.

«¿Te conozco?» fue lo primero que se me ocurrió preguntar, ya que dicen que a veces soñamos con personas que hemos visto en algún momento del día y se quedan en nuestro subconsciente. Él sacudió la cabeza en señal negativa. El cabello largo le cayó sobre los ojos y con una de sus largas y delgadas manos se lo apartó cuidadosamente. «¿Cómo te llamas?» quise saber.

Dijo algo que no pude oír. Le pedí que lo repitiera y rió por lo bajo. «Rubén», me contestó, esta vez un poco más fuerte.

«Bueno, hola» le dije sonriendo de lado, él me imitó.

Justo cuando me iba a preguntar algo, desperté.


Destinados. {Rubelangel}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora