Fabián.
Leonado ha estado comportándose muy extraño desde esta mañana.
Cada vez que intento acercarme a él, parece querer rechazarme. No sé porque motivo está actuando de tal manera, pero simplemente no me gusta. ¿Es que acaso habré hecho algo que le molestara? No recuerdo que haya pasado nada grave entre los dos. O peor aún ¿Me habrá visto anoche cuando lo escuché nadando en la piscina? ¡Dios, espero que no! Moriría de la vergüenza si eso llegara a pasar. Pero si es así ¿Por qué le molestaría? No creo que se sintiera ofendido por algo como eso, ¿o sí?
El mayor problema aquí es saber qué es lo que está pasando entre los dos. ¿Cómo puedo decirle que desde ese beso en el restaurante, no he dejado de pensar un solo momento en él? ¿Cómo decirle que me encanta pasar tiempo a su lado, descubrir más sobre su pasado y los deseos que tiene cara al futuro? Estos días he tenido la cabeza ocupada en otra parte, alejándome de todos los problemas que me esperan al llegar a casa. Es por eso mismo que disfruto tanto de su compañía. Me hace sumergirme en otra realidad muy distinta.
Sé que es estúpido y apresurado de mi parte. No puedo evitarlo, Leonardo Balzaretti se ha colado en cada uno de mis pensamientos. Día y noche, me encuentro inevitablemente pensando en él, en su sonrisa, en esos ojos color chocolate, aquellos que brillan con intensidad cada vez que me ve. Fantaseo con su cuerpo, sus brazos acariciando mi piel desnuda. Lo sueño entrando a mi habitación por sorpresa, tomándome en brazos y haciéndome el amor. Los dos enredados en una vorágine de lujuria desenfrenada. Debería pensar en otra cosa, en enfocar mis fuerzas en algo más, pero tras años de una vida sexual frustrada, estoy llegando a un punto en el que no puedo soportarlo más.
Sorpresa me llevé a noche cuándo, al despertar exaltado por un estruendo junto a mi ventana, lo vi nadando en la piscina. Me levanté con las manos temblorosas y el cuerpo cubierto en sudor. Mi mente estaba nublada por haberme despertado de golpe. Caminé hasta las puertas dobles que daban al balcón y de pronto lo vi. Su cuerpo se agitaba a través del agua cristalina, la luz del fondo enmarcando a la perfección su figura musculosa.
No puede resistirme a la tentación de admirar su cuerpo semidesnudo. La forma casi perfecta de sus músculos marcados por horas y horas de trabajo en el gimnasio. Su piel bronceada, y esas piernas tonificadas de infarto. Era la primera vez que atestiguaba algo como eso. Era como si me hubieran hipnotizado. Mis ojos clavados en él, en su cuerpo perfecto.
Me imaginé bajando al patio trasero y sin decir nada entrando en la alberca. Él tomándome de la cintura para atraerme a sus labios abiertos. Sus manos acariciando mi culo, su boca devorando con ansias la mía. Su creciente erección presionándose a mi cintura. Lo fantaseé tomándome ahí mismo, apoyando mi cuerpo sobre la orilla de la alberca y embistiéndome con fuerza.
Fue como si una fuerza inexplicable se hubiera apoderado de mí.
Me quedé petrificado viendo como salía de la piscina, caminaba por la orilla con paso relajado secándose los cabellos negros con la toalla al cuello. Mojé mis labios cuando extendió su cuerpo, flexionando sus enormes y robustos bíceps. Por un momento me idealicé a mí mismo hincado frente a él, saboreando con mi lengua las gotas de agua que resbalaban por su piel desnuda. Fantaseé con cada escenario posible, haciendo realidad cada uno de mis sueños húmedos. Y así de la nada, liberé la presión entre mis piernas.
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Prohibido amarme.
WerewolfLeonardo Balzaretti está acostumbrado a salirse siempre con la suya. Desde que era pequeño siempre hizo lo que quiso. A sus 31 años de edad no ha encontrado a su pareja con la que sentar cabeza, aunque eso no le preocupa en lo más mínimo. Como Alfa...