Capítulo 2

3.4K 196 16
                                    

—Hola... Espero no interrumpir —la examinó disimuladamente de pies a cabeza.

—Fíjate que si interrumpes —se cruzó de brazos. ¿Qué se te ofrece Heriberto? —le respondió cortante.

—Vine a verte a ti —decía cómo si fuese algo normal.

—Aún más confundida. ¿A mí? ¿Qué pasa? ¡María! —se desesperó. ¿Qué le pasó a mi hija? —angustiada se aferró a sus brazos.

—No,no tranquilízate Victoria —le acarició los antebrazos. No se trata de nuestra hija, te lo habría dicho sin rodeos.

—Eres un idiota —le manoteó. Me di un susto de muerte —suspiró aliviada. Es que no encontré otra razón por la que vengas a ésta hora aquí —se separó sutilmente.

—Perdóname, necesitaba un respiro y platicar... fuiste la primera en cruzarse por mi mente.

—No sé que pasa contigo Heriberto pero deberías estar en tu casa con tu esposa.

—Pero quedamos en que somos amigos ¿no? —enarcó una ceja.

Victoria lo analizó, estaba tomando esa pose de conquistador... lo conocía a la perfección.

>>¿¿Victoria ??<< Gritaba Camila desde adentro y él reconoció esa voz. No esperó a que Victoria lo invitara a pasar, así que lo hizo por su cuenta.

—¿A dónde crees que vas? —fue detrás de él.

Sin prestarle atención, Heriberto siguió su camino hacia el comedor el cuál lo conocía muy bien.

—Vaya... Qué bien se la pasan ustedes —les sonrío.

Se sorprendieron muchísimo de verlo ahí. Lo miraron de pies a cabeza, estaba guapísimo.

—Miren nada más que culebra ponzoñosa nos viene a interrumpir —sonrió Camila.

Las mujeres rieron por lo bajo pero Heriberto soltó una carcajada, para nada sintiéndose aludido.

—También te he echado de menos Camilita —con ironía. Extrañaba tus palabras tan, tan cálidas. Ya veo quien le enseña a Victoria.

—¿A que se debe que vengas a visitar a Victoria a estas horas? —Ximena se apresuró a preguntar.

—Bueno... —se sentó en la mesa y se sirvió una copa de vino. Pasaba a saludarla y a querer platicar un rato con ella,  no se me ocurrió otra persona. Además que María me pidió que viniera a cerciorarme que su madre esté bien. —sonrió.

—¿Ah sí? Puedo defenderme y cuidarme sola Ríos Bernal... No necesito que vengas aquí. Agradezco que te hayas tomado la molestia.

—Ay! Qué lindo detalle de tu parte Heriberto —decía encantada Ximena.

—Cumpliendo nada más con las peticiones de mi preciosa hija, además que no me molesta en lo absoluto.

—Quien no te conociera hasta te compra querido.

—Así es Camila —ríe. Nadie se resiste.

Es... Complicado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora