® Capítulo XIX ®

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CAPÍTULO XIX


—Creo que podríamos estar una semana a prueba y si me agrada aceptaría y si no...

En seguida posó sus dulces labios sobre los míos para fundirnos en un lento beso que fue tomando rapidez y salvajismo a medida que pasaban los segundos.

Puse mis delicadas manos sobre su pecho teniendo las mayores ganas de arrancarle la camisa en ese momento, no me quería detener y al parecer el tampoco.

Despegué mis labios de los suyos por un segundo para recuperar el aire.

—Nos esperan, Justin –Respondí a duras penas.

—Me vale mierda, nena –Susurró.

Al terminar de pronunciar aquella oración volvió sus labios a los míos para continuar el beso.
Sentí sus manos recorrer mi espalda y bajar y subir una y otra vez por debajo de mi camisa.
Un escalofrío recorrió toda mi columna vertebral, pero, era tan placentero sentir aquel contacto.

Coloqué mis manos un poco más arriba de su cintura y le di un leve empujón sabiendo que si nos tardábamos más mamá volvería y no habría como salir de ésta.

—Por mucho que quiera continuar esto –Admití- tenemos que salir antes de que nos cachen con las manos en la masa.

—Yo diría que en una muy buena masa –Respondió divertido.

—Cállate –Reí- Escucha, yo saldré primero, tú espera cinco minutos –Ordené- y hablo en serio Bieber, cinco –Repetí.

Caminé lentamente por el lugar, acomodé mi camisa y mi cabello disimuladamente para luego salir al encuentro de mi madre.

—Ya regresé –Sonreí.

—¿Y Justin?

—Pues, no lo encontré, debe estar en el baño

—Lo busca..

—Aquí estoy, estaba pidiéndole el número a la chica, lo siento.

—No te preocupes, ahora, vamos.

Tomamos un taxi y nos dirigimos rápidamente al hotel, al llegar me acosté rápidamente en mi cama y me acurruqué en las sabanas.

—¿Estás cansada? –Arqueó una ceja.

—Un poco –Respondí cerrando lentamente los ojos.

—Lástima, te iba a decir un pequeño secreto del cuál acabo de enterarme, pero, como tienes sueño, mejor lo dejo para mañana.

—¿Que secreto?

—Mañana lo sabrás –Respondió divertido mientras me deshacía de su camiseta.

—No –Respondí cual niña de 5 años- ahora –Supliqué sentándome en la cama.

—Ven aquí –Dio una palmada al lugar vacío en su cama junto a él.

Me acosté junto a él y lo miré atenta, soltó una sonora carcajada.

—Pareces una niña de 5 años queriendo saberlo todo –Sonrió y me miró con ternura.

—¿Me lo vas a decir o no?

—Claro que sí –Contestó seguro- acércate.

Me acerqué y esperé con ansias que de una vez por todas me contara el supuesto secreto.

—No le dirás a nadie, ¿verdad? –Interrogó completamente serio, negué con la cabeza.

—Claro que no —Se acercó a mi oído y susurró lentamente.

—El secreto es... Que te quiero demasiado, nena —sonreí y mis mejillas comenzaron a tomar color.

—Yo... Yo... Creo...

—No, de hecho, yo no te quiero –Se contradijo completamente seguro.

—¿Ah no? –Lo miré con cierta decepción.

—No, la verdad, yo te adoro –Respondió divertido para luego esbozar una gran sonrisa.

—¿y a que se debe esa confesión? ¡¿No será que quieres encamarte conmigo?! –Exclamé mirándolo con ira.

—¡¿Qué?! No –Negó con la cabeza.

—¿y por qué no? –Le interrogué con indignación.

—Pues... Nena, ¿que mierda tratas de hacer? –Preguntó confundido.

—La verdad, solo quiero saber por qué no quieres, ¿acaso no soy lo suficientemente buena para ti?

—Claro que sí –Asintió.

—¿Entonces si era eso no? –Me senté en la cama y lo miré seria para luego cruzar mis brazos sobre mi pecho.

—Pues, si... No... O sea, no lo sé –Reí para luego acercarme lentamente a sus labios y darle un pequeño beso.

Me coloqué sobre su regazo y él me correspondió el beso mientras que tomaba fuertemente mi cintura, me dio vuelta dejándome justo debajo de él, estaba claro que con eso él quería hacerme saber que el control en esto no lo llevaba justamente yo.

Acarició mi cintura para luego ir bajando hasta mis glúteos y apretarlos levemente haciendo que yo soltara un leve gemido.

El rió al separarse de mis labios debido a que sabía que había logrado su objetivo, como venganza lleve mis manos hasta su abdomen y comencé a bajarlas lentamente.
El me miró desconcertado.

—Cuidado con esa mano, nena, si llegas hasta ese punto mi venganza será aun peor.

—¿En serio? ¿Y si lo averiguo? –Pregunté coqueta.

Continúe bajando mi mano hasta llegar a donde se encontraba la zona que correspondía a su miembro para dar pequeños toques encima del pantalón haciendo que éste se estremeciera y al vez excitara completamente.

El comenzó a desabotonar mi camisa hasta terminar para por fin poder deshacerse de ella, comenzó a besar mi cuello y dar pequeñas mordidas, fue bajando hasta mi pecho donde hiso lo mismo, miró divertido mis pechos y sonrió ladeadamente.

—Continúa dándotelas de juguetona y terminaras peor, te advierto que por mí ya estuvieras debajo, sin ropa y gimiendo más que nunca, disfrutando de un buen sexo —Me sonrojé al escuchar aquello y mordí mi labio inferior pensando en si continuar el juego o no.

Sabía que corría el riesgo de que nos descubrieran en una situación incómoda, pero, mi deseo estaba comenzando a ganarle a mi razón y para ser sincera en serio deseaba experimentar como se sentiría.

—Yo si quiero que me hagas tuya –Respondí sin pensar.

—¿Ah sí?

—No –Negué con la cabeza- bueno, sí, pero...

—Hermosa, si no estás segura mejor será que durmamos y...

—¿En serio quieres dormir?

—La verdad muero de ganas por continuar con esto, pero, no quiero que termines arrepentida —Lo miré y sonreí para luego responderle con toda la sinceridad posible- Yo...

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