Capitulo 13: Entrenamientos

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Clarisse Lively tenía un arma en la mano, estaba atrás del soldado que mataría a Drew, su mano temblaba y sudaba, en cualquier momento el arma se le resbalaría, sentía una gran presión sobre el pecho, nadie la había visto, tenía el dedo en el botón para disparar, un pequeño roce y mataría al soldado, no quería quitarle la vida pero si no el acabaría con Drew, todo pasó muy rápido, en menos de dos segundo el cuerpo del soldado yacía muerto rodeado de sangre rojo escarlata, Clarisse se tiro de rodillas al suelo, no le importó que las pequeñas piedras se le incrustaran en sus blancas rodillas, era la primera vez que le quitaba la vida a una persona.

—Gracias— susurró Drew en un hilo de voz

—¡Nooooo!— despertó gritando— lo maté— comenzó a llorar, en su mente solo estaba el charco de sangre.

—¡Lively!—entró preocupado Drew derrumbando la puerta—¿estás bien?¿qué ha pasado?— sus ojos nerviosos recorrían la habitación buscando un culpable.

Ella no podía hablar, solo temblaba y lloraba, quería decir algo pero sus pulmones parecían que fueran a reventar.

—Tranquila—se sentó a un lado de ella y acaricio sus rizos rubios.

Su respiración se volvía menos agitada, apreciaba los ojos cristalinos del chico, le proporcionaban protección, se dio cuenta que prefería acabar con una vida que dejar de ver a Drew.

Pasaron un buen rato uno junto al otro, Clarisse apoyó su cabeza en su pecho y cerró los ojos, con el dormía tranquila sin visiones pesadas.

—Es hora del entrenamiento—llego diciendo un guardia interrumpiendo su momento— mandaré a reparar la puerta

—Iré a vestirme, tranquila estamos aquí para ti— el acaricio su mejilla húmeda por las lágrimas y salió del cuarto sin puerta.

Cada uno tomo una ducha para después ponerse sus uniformes.

—Un asco—salió diciendo Lucía— no había nada para maquillarme

—Te vas a ensuciar no entiendo porque quieres maquillarte— le dijo Astrid

—Hasta para ensuciarte debes estar guapa—le guiñó un ojo— ya se lo que dirás, yo siempre estoy guapa

Todos rodaron los ojos, a veces la pelirroja era insoportable.

—¿A dónde vamos?— preguntó Edward curioso.

—Al primer piso, nos llevarán a nuestra área de entrenamiento—contesto Clarisse con escalofríos aún fuera de contexto por su sueño.

En segundos estaban esperando a John en el vestíbulo, él sonrió al entrar y verlos con sus uniformes.

—No me gusto la tela de los pantalones— se quejó Connor— la próxima vez marcaré al diseñador de la familia

—Connor por favor—dijo irritado Drew— gracias presidente

—No hay que agradecer, acompáñenme al auto

Al salir del edifico frente a ellos los esperaba un auto negro matte aproximadamente de cuatro metros de largo, parecía un prisma rectangular acostado a excepción de la parte de frente que terminaba en punta para romper el aire, tenía pequeñas alas a los costados y abajo propulsores.

—Disfrútenlo, será suyo ¿quién será el conductor?

—Edward— contestaron

—Tomaron la decisión correcta— dijo Edward mientras entraba a su asiento, checó los botones, tenía para lanzar misiles, pequeñas balas pero decenas al mismo tiempo, guardar alas, bajar llantas, incluso cerrarlo todo y usarlo como submarino pero no aguantaba mucha presión—¡Wow se eleva setenta metros! Es impresionante— exclamó mientras acariciaba los botones. 

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