Capitulo 1: Lucía Dühm

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Una alarma sonó por todo el delicado y lujoso cuarto de Lucía Dühm, despertó sonriente.

Alargó su mano hasta la mesa de noche, tomó su celular, en la pantalla anunciaba que quedaba solo un día para su cumpleaños dieciséis.

Entro al baño para darse una ducha con agua caliente, lo mejor de su cumpleaños es que sería el viernes, tendrían toda la noche para festejar o era eso lo que ella esperaba.

Encendió el modo secadora en su tocador y mientras de este salía aire caliente cepillaba su largo y pelirrojo cabello.

En su celular selecciono la ropa que quería usar de su guardarropa, un vestido gris corto sin mangas y tenis blancos, en menos de un minuto las puertas de su clóset se abrieron dejando ver la ropa que deseaba.

Al verse en el espejo se noto muy pálida, sus ojos oscuros tenían un brillo distinto incluso parecían más grandes, los labios un poco hinchados y rojos.

No, de seguro alucinaba.

Corrió escaleras abajo, sus padres se encontraban desayunando ella les dio un beso a ambos, pidió su comida para llevar porque se le hacía tarde.
Su mamá al verla le notó algo distinto, Lucía se dio cuenta que la veía de otra forma.

—¿Sucede algo mamá?—preguntó nerviosa

—Si, te veo distinta

—Vamos Jovanah no es la misma niña que jugaba muñecas, ya creció— dijo restándole importancia su papá, quizá él tenía razón.

Vio su celular, 6:54, llegaría tarde, no alcanzó a despedirse solo grito un adiós y salió disparada a la cochera por un momento sintió que de los pies salían chispas, pensaba que se estaba volviendo loca.

Tomó las primeras llaves que vio colocadas, eligió bien porque al hacer click en el control remoto sonó la alarma del Audi plateado que tanto le gustaba.

Encendió el motor, el auto se elevó y una vez en el aire aceleró.

Sentía mucha calor, abrió el descapotable y aún con el aire frío de la mañana en Afriuland pegándole en toda la cara y alborotando su cabellera rojiza se sentía caliente, podría describirlo como si su sangre pasara por sus venas hirviendo, no era el exterior, no, era su interior.

Un semáforo en rojo la saco de sus pensamientos, se le hacía tarde y encima esto, comenzaba a enojarse, mantuvo su vista en el semáforo enojada hasta que de este desprendieron chispas y se incendió.

—¿Qué demonios sucede?— se preguntó a su misma.

Los carros comenzaron a avanzar y Lucia volvió a acelerar.

7:00 a.m

Se estacionó y al salir de su auto tocaron el timbre, lo había logrado, llego justo a tiempo.

Camino dando zancadas a su salón.

—¡Lucy!—grito Anne su amiga señalándole que le había apartado un lugar para la clase de Filosofía.

—Gracias— susurró y le tomó el hombro agradeciéndole

—¡Ay!— grito Anne apartándose de ella

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