ᗒ020ᗕ

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Tal como lo había dicho Seungcheol, pasó por Jihoon a la noche en su casa y lo llevó a una pequeña cita improvisada. La verdad el pelinegro no había planeado volver a salir con el chico pelirosa pero después de esa noche no quiso alejarse de él nunca más así que inmediatamente inventó una pequeña excusa para verlo luego.

Y puede que haya sido la excusa más patética de todas porque la cita fue un fiasco.

Lo llevó a un parque de diversión, así bien cliché, y lo puso a pagar las entradas sabiendo que él había invitado por lo que él tenía que pagar, ¡pero eso no fue todo! Aparte de eso, el otro chico no tenía dinero por lo que tuvieron que irse de allí y pueden que se hayan ido normal pero resulta que una chica se le insinuó a Jihoon (Sí, una chica, muy raro el gusto de las chicas hoy en día) y puede que él haya reaccionado de mala manera.

No, no la llamó perra.

Bueno, sí, pero eso no es todo; aparte de es la había empujado y la chica era muy torpe y la estúpida tropezó con sus pies y cayó en un charco de lodo.

Lo siguiente fue aún más patético, el guardia del lugar llegó y los llevó a la ''comisaría'' del lugar, que era un lugar pequeño con unas rejas casi de plástico donde tuvieron que estar parados dos horas como ''castigo'' ya que ahí no había algún lugar para sentarse. Y si se sentaban en el suelo, el oficial les iba a dar en la cabeza con esa extraña tonfa policial¹ que tenía en su mano.

Aún falta, déjenme decirles.

Cuando salieron del parque ya habían cerrado porque era muy, pero muy de noche, ¿recuerdan que les dije que Seungcheol no había llevado dinero? Exacto, se lo llevó caminando al lugar, también tuvieron que regresar caminando. Justo ese día él no había querido usar su automóvil para estar más tiempo con el menor mientras caminaban. Quitando los quejidos de Jihoon, quitando a los chicos que intentaron robarle, quitando el sucio paisaje de las calles de Seúl, y, quitando en sí la noche completa, había sido un bonito paseo.

Y como se trataba de Choi Seungcheol, lo siguiente que pasó fue una gran tormenta de lluvia feroz. ¿Mala suerte? ¡Qué va! Sólo un poco de karma por el mal que había hecho a lo largo de toda su puta existencia.

Y Seungcheol pensaba: ''¿Acaso el karma no se pudo cobrar otro día donde no salía con el chico que me encanta?''

-¡Ya llegamos! –Exclamó Jihoon alzando los brazos en señal de felicidad, botando un poco de agua debido a lo empapada que estaba su camisa.

Seungcheol murmuró un ''ujum'' y caminaron por todo el edificio donde el pelinegro residía. Llegaron al apartamento del mayor y lo primero que hizo Jihoon fue tirarse al sillón de la sala.

-¡Lo vas a mojar! –Gritó Seungcheol al ver la acción que realizó el menor.

-¿Te vas a quejar de que voy a mojar tu estúpido sillón cuando yo no me quejé ni una puta vez en la noche por esta cita tan mala que tuvimos? –Exclamó molesto mirándolo, era el colmo.

-Te traje a mi casa para que te secaras, ¿no es eso suficiente para enmendar la mala cita? -Contestó el pelinegro con inocencia fingida, no quería que Jihoon se molestara con él.

El pelirosa no contestó y hundió su cabeza más en el cojín del mueble donde estaba, si seguía hablando con el pelinegro terminarían peleando y no quería eso. Le estaba empezando a agradar el chico como para arruinarlo con una pelea.

Un silencio inundó la habitación, sólo se escuchaba la lluvia de afuera y las respiraciones de amigos. Y bueno, quizás un pedo de Seungcheol.

-Te pasaste, qué asco –Exclamó el menor cuando el olor llegó a sus fosas nasales-. Ya, mejor llévame a mi casa. ¿Sí? –Preguntó el pelirosa, estaba cansado de tanto caminar y estar parado, se quería ir.

Piropos [Jicheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora