Capítulo 18: Un descubrimiento inesperado.

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~Narra Ángel~

No podía creer que alguien del Campamento haya hecho tal cosa. Sospechaba de alguien, pero no tenía pruebas para acusarlo. Me encontraba atado de pies y manos en esta situación.

Ángel: ¿Quién quiere hacernos daño en este dichoso Fuerte? No hemos provocado ningún problema, o eso creo yo. Sé de alguien que...

Amalia: Si sospechas de Carter, tendrás tus razones. Pero yo sólo te digo que él no ha sido. No le veo capaz de narcotizarnos y luego raptar a Lola... *Mira al suelo asustada*

Ángel: Vamos a salir de dudas. Voy a hablar con él. Y tú me vas a acompañar.

Los dos salimos de mi cabaña para poder reencontrarnos con Carter. Al fin, el efecto del Cloroformo había desaparecido, junto a las fatigas y mareos que me producía.

Llegamos a la casa del Líder y aporreamos la puerta, en busca de una respuesta. No respondió nadie, a si que volvimos a llamar, ahora más fuerte.

Trévol: Carter no se encuentra ahora mismo en el Campamento. Ha salido en la misión de Búsqueda de hoy.

Amalia: ¡Gracias por informarnos!

Trévol se aleja y yo me siento cada segundo más triste. ¿Por qué no me raptaron a mi en lugar de a ella? Sus razones tendrían, me imagino. No lo sé. O sólo lo harían para provocarnos sufrimiento y dolor... Amalia me sacó de mis pensamientos:

Amalia: Vamos, si quieres, a los alrededores, a buscarla.

Ángel: No podemos. Álvaro y Salma partieron hace rato. Voy a cubrir a Lola y luego hablamos entre todos. Me voy con Izan.

Fui con Izan a trabajar en el puesto de Lola. La gente de allí era muy amable y hospitalaria. Me encantaba ese lugar, menos Carter. Nos tenía un odio profundo, a mi y a Lola.

~Narra Salma~

Lo que vimos en ese maldito lugar era indescriptible. No hay palabras creadas para describir la maldad de los seres humanos. Era horrible...

Salma: ¿Cómo han podido...? *Se calla al escuchar un ruido*

Álvaro: Acaba de entrar alguien en este lugar. No hagas ruido. *Dice susurrando*

Lo que contenía ese granero viejo eran Zombies encadenados. Sujetos de prueba para los experimentos que llevarían a cabo los responsables. Seguramente los torturarían hasta la muerte con diferentes métodos, para comprobar los resultados. Después de muertos, resucitaban de aquella forma y con un hambre voraz. Eso sí, se encargaban de mantenerlos vivos, para experimentar con ellos en esa forma. Cuando vimos quién estaba detrás de todo, no nos extrañó en absoluto:

Carter: ¿Cómo están mis pequeñajos? *Le pega con un palo a uno* Oh, no me mires así cariño. Sois mis pequeños soldados sin cerebro. Algún día os controlaré y podré arrasar con todo a mi paso. *Intenta morderle uno y lo mata* Eso te pasa por desagradecido.

No pudimos ver más, y necesitábamos correr a la Zona S de nuevo, para contarle lo sucedido al grupo y trazar un plan. No me apetecía quedarme en un recinto con un loco suelto. Y encima, él es el Líder de allí.

No corríamos, volábamos. Teníamos que escapar de allí de una forma que no nos viera y a la vez, correr lo más rápido posible. Podría ser demasiado peligroso que nos viera. Podríamos terminar ahí atados y que nos torturaran hasta matarnos... Aunque durante el camino nos encontramos a una amiga:

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