Capítulo 20: El plan.

47 11 0
                                    

~Narra Blanca~

Tres de nosotros no podíamos respirar. Estábamos ya con la cabeza bajo el agua y no aguantaríamos más de un minuto. La angustia me recorría por la sangre. ¿Acaso ese sería nuestro pésimo final? Quería luchar por salvarme, pero no me quedaban fuerzas. Me rendí... Lo siento Álvaro...

Le di la mano a Salma y Afra. Se encontraba aún cálidas y nos abrazamos. Moriríamos juntas y no me importaba. Dejaría este mundo al lado de esas dos increíbles chicas.

Dejé de respirar. Mi corazón reducía las pulsaciones. Iba muriendo lentamente... Empecé a ver mi vida por delante. Mis primeros cumples, mi familia, cuando todo esto empezó y me hice con el mejor grupo posible... Mis recuerdos sobre los amigos perdidos... Todo. Me reuniría pronto con ellos. Y estaba feliz. Sentía una paz increíble.

Escuché un sonido metálico y el agua empezó a descender. Una mano me agarró y me llevó de nuevo a la superficie.

Blanca: ¡AH! *Digo cogiendo una gran cantidad de aire*

Álvaro: ¡Dios, Amalia, ya estabas tardando!

Amalia: Lo siento. Tenía que hacer algo antes para distraerlos mientras escapamos. *Abre del todo la compuerta y salimos todos corriendo*

Salma: Pensé que moriría. ¡GRACIAS! *Dice emocionada*

Ángel: Gracias. *La abraza*. Pero, ¿qué has hecho?

Amalia: Ahora lo descubriréis. Equiparse con armas y con comida. Hay que escapar de aqui cuanto antes.

Nos movimos sigilosamente por aquellos pasillos desiertos y Amalia nos condujo hacia la sala donde almacenaban todo. Desde armas hasta objetos de valor. Aquello era una mina de oro para estos tiempos.

Amalia: Coged todo. No creo que lo vayan a necesitar cuando ocurra.

Aún estaba mojada y me moría de frió. A si que busqué algo que necesitaba mucho: ropa limpia y seca.

Blanca: Amalia, ¿hay algún almacén de ropa? Me estoy congelando.

Amalia: Um, no lo sé. No he bajado mucho por aquí. Lo siento.

Blanca: Bueno, pues dejo que se me seque sola. No tardará mucho.

~Narra Álvaro~

Cogimos todo tipo de cosas necesarias. Una gran cantidad de comida y agua, ya que sin ellas no sobrevivíriamos por mucho tiempo. ¿Quién sabe si encontraremos otro sitio así más adelante? Mejor ser precavidos.

Cuando estuvimos listos, nos marchamos de aquel lugar frío y desolado tan rápido como nuestras piernas entumecidas querían correr.

Álvaro: Necesitamos unas vacaciones.

Ángel: Como lo sabes, tío. *Me da una palmada en la espalda*

Cuando doblamos la esquina, nos encontramos a alguien:

Secuaz: ¡Alerta, los Viajeros Nocturnos se escapan!

Al terminar la frase, ya no pudo alertar más. Un cuchillo de un tamaño considerable le atravesó el ojo derecho de extremo a extremo. Con ello, también la parte derecha del gran centro de información de nuestra cabeza, el cerebro. El tirador fue Ángel. Todas las cosas que hemos vivido a lo largo de nuestra ''aventura'', a él lo ha convertido en un ser sin dolor. Tras la desaparición de Lola y la muerte de Alba, no era el mismo.

BrainlessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora