Capítulo 9: Amputación.

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~Grupo 1. Narra Blanca~

~No puedo más. Hice todo lo que pude, y lo mejor de mí. Gracias por todo, chicos. Un placer haberos conocido~ Dije en mi mente, mientras ya me daba por vencida.

Álvaro: ¡Aguanta un poco más! *Corría hacía donde yo yacía*

Blanca: Gracias por todo, Álvaro. Te quiero... *Me dejé caer para que el Zombie me comiese viva*

Sentía su aliento podrido en el cuello. Cada vez más cerca. Ese sería mi fin, y ya lo había aceptado. Cerré los ojos, pero alguien me hizo abrirlos de nuevo:

Sergio: ¡Blanca, cuidado! *Lanza su cuchillo afilado hacia la cabeza del Caminante que me iba a dar muerte*

Blanca: ¡AH!

Le dió justo en el centro de la cabeza. Su sangre me chorreaba por toda mi garganta. Me daba un asco terrible pero me alegraba de ello. ¡ESTABA VIVA!

Blanca: ¡Gracias Sergio! ¡Te debo la vida!

Sergio: No es na...

De pronto, la cara del joven Sergio, se puso pálida como la pared. Tenía la mirada perdida y el rostro paralizado. ¿Algo no marchaba bien?

Alba: ¿SERGIO? ¿QUÉ TE PASA?

Sergio: ¡OH DIOS MIO, DUELE!

Se dió la vuelta y pudimos observarlo todo con detalles. Uno de Ellos se había aferrado a su brazo izquierdo y no lo soltaba. Había clavado los dientes pero bien profundo. Yo, había sentenciado su muerte. ¿POR QUÉ?

Álvaro: No os pongáis nerviosos. Acabemos con los que quedan y después tengo una solución que podría sacar a Sergio de dicho apuro. Tiene posibilidades de sobrevivir y no acabar como ellos. Aunque no tenemos mucho tiempo, a si que ¡DEPRISA!.

Todos luchamos con todas nuestras ganas para poder ayudar al pobre Sergio que se retorcía en el suelo de un dolor inimaginable. Espero que nunca sienta nada así, por favor. Para sentir un dolor de ese calibre, prefiero que me peguen un tiro en la cabeza y librarme antes del sufrimiento otorgado por Ellos.

~Narra Alba~

¿Cómo me he podido descuidar dos segundos y que la cosa haya acabado de esta manera? Estaba a dos pasos de él y no me he dado cuenta de que había sido atacado. Lo siento mucho, Sergio.

Cuando acabamos con Todos los que estaban alrededor nuestra (unos treinta aprox.), Álvaro proseguía a contarnos el plan que tenía en mente. Algo doloroso pero, quizás, efectivo:

Álvaro: No te va a gustar lo que vas a oír, pero es la única forma de que salgas de este dichoso lugar vivo. O eso creo.

Sergio: ¡Haz lo que tengas que hacer, rápido!

Álvaro: Pasarme una katana *Mirando a Sergio con cara de pena*

Salma: Toma, Álvaro... ¿Para que diantres la quieres?

Antes de que Salma pudiera terminar la frase, Álvaro le cortó el antebrazo izquierdo a Sergio. De este modo no se extendería la infección. O eso creíamos.

Los gritos de dolor de Sergio se ahogaban junto a sus lágrimas. Que situación más escalofriante y horrorosa. Aunque visiones como esta, te ayudan a mejorar como persona. Mejoras tu capacidad de soportar las cosas. Era una lección que aprender. Todos los días aprendíamos una.

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