23/8/16
5:51
De regreso a estas palabras, recuerdo que empecé escribiendo sobre aquel chico que me robó el corazón y lo rompió a su vez.
Hablando ya de estos temas del corazón y siendo un poco exagerada en los mismos, como lo soy con todo, la verdad experimentar eso que llaman amor, no es algo que me llame mucho la atención.
Para amar tengo a mi mamá, a mi familia, a mis amigos, a mi vida. Pero ¿Para qué entregar algo tan preciado como tu alma, sentimientos y sensatez a alguien que tal vez no pueda con estos?
Y llegando a esto les contaré una pequeña historia que me duele el corazón al recordar... Era uno de esos amores que aunque no son perfectos, valen la pena. Las peleas no faltaban pero las caricias y sonrisas eran parte de cada día, una relación capaz de soportar tantas cosas, que era casi a prueba de fuego, casi 20 años de estar juntos con el deseo de que fueran muchísimos más. El, un soñador empedernido, con ansias de hacer tantas cosas y con limitaciones que iban más allá de sus deseos, un berraco, risueño y un poco loco. Ella, muy ordenada con su vida y lo que la rodea, deseosa por conservar lo que la rodea y cuidar todo meticulosamente, risueña, pero puedes ver que es seria a su vez, una luchadora que nunca se ha detenido en su vida.
El destino y Dios, decidieron que para él, el momento de partir había llegado, diciéndole adiós a su amada, destrozando su corazón. Una historia normal y hermosa hasta aquí.
Después de un tiempo, se descubrió que aquel susodicho, no solo compartía con amor y fervor en su hogar, si no que a su vez, repartía su amor en otros lugares. Entonces ¿Para qué?
No juzgo al protagonista de esta historia porque ya aprendí a perdonar lo que no puedo arreglar ni mucho menos reclamar, pero una lección de vida sí me dejó, ¿Para qué?
Y mirando en retrospectiva las relaciones que he tenido, mi corazón no es de entregar y la otra persona es siempre la que termina mal. Y por consiguiente, salgo lastimada de alguna u otra manera yo.
Así que esta soy yo una vez mas quejándome de una de tantas cosas que me perturba. Pero que puedo hacer escribir, aunque sea burdamente, me libera el alma y me hace descargar tantas cosas que a veces pienso que tal vez este sea el amor de mi vida.
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Soul Door
Short Story"A veces amarga, a veces divina, la vida es como una caja de bombones, nunca sabes qué te va a tocar."