Capítulø 4

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Anika (acuario👆)

Eerin, Samuel y Chantal se encontraban otra vez en el avión, pero esta vez con otra acompañante: Anika, la cual se encontraba atada a uno de los asientos del avión. Estaban en completo silencio hasta que la pelirroja acuario rompió el silencio.

—¿No son muy jóvenes para ser miembros de una bacrim?

—No pertenecemos a una ¿bacrim?— intentó pronunciar la capricornio—. Somos parte de algo mucho más grande— Chantal cogió una fruta que estaba en una pequeña cesta.

—Sean lo que sean no tengo nada para ustedes— la acuariana se removió de su asiento.

—Si no lo tuvieras no te hubiéramos perseguido durante casi un día entero ni te habríamos atado a un asiento de avión. Eres parte de una misión, la Misión Z— esta vez fue Eerin la que habló.

—¿Así que C.I.A o F.BI?— Anika frunció los labios—. Ah, y otra cosa: ¿por qué me tienes atada?

—Es para que no escapes— Samuel habló un tono más alto para que lo escucharan, ya que se encontraba un poco lejos del grupo viendo la televisión con el volumen bajo para así alcanzar a escuchar lo que hablaban las chicas.

—Estoy en un maldito avión en vuelo, ¿a donde iría?— la acuario miró hacia donde se encontraba el sagitario.

—Tienes razón—este apago la televisión—. Pero nunca se sabe cuándo puedes saltar o asesinarnos a todos y obligar al piloto a que te lleve de vuelta— Anika miró a Samuel incrédula—. ¿Qué?

—Está bien—Chantal resopló—. Eerin suéltala— la escorpiana sin decir una palabra desató a la chica amarrada.

—Gracias, ahora ¿me pueden explicar?— Anika se frotó las muñecas.

—No— dijo Eerin volviéndose a sentar y mirando por una ventana—. Ya estamos llegando, mejor que te lo explique Cosmo.

—¿Cosmo, como el de los padrinos mágicos?— rió el chico que al igual que Eerin se asomó por otra ventana.

—¿Y a dónde estamos llegando?— la pelirroja miró fijamente a Chantal.

—A mi país , Canadá.

◇◇◇

La pelirroja miraba su alrededor. No tenía ni idea de adónde estaba, hacía frío y los paisajes nevados y boscosos se hacían presentes por la ventanilla de aquel vehículo negro.

—Así que Canadá... — Samuel miraba también por la ventana—. Un poco lejos de España ¿no? —dijo con sarcasmo.

Eerin lo miró y resopló. Lo conocía desde hacía menos de tres días, lo había mirado como cinco veces y solo había hablado con él, juntando el tiempo, poco más de dos horas y el chico ya le ponía de los nervios.

—Un poco —Chantal miraba su teléfono.

El vehículo se detuvo, los cuatro jóvenes bajaron. El frío era presente en aquella época del año. Chantal caminó hasta pararse en el postigo de un edificio antiguo y abandonado en medio de la nada.

—Entrad —ordenó la castaña. Samuel y Anika se miraron, aquello era algo completamente desconocido para ellos. La capricornio bufó—. Vale yo primero —entró al edificio seguida de los tres restantes.

—¿Nos encerrarán aquí?— Anika miró a su alrededor, todo estaba vacío y las paredes mugrientas.

—¿Quién te ha dicho que vayamos a encerrarte?— Eerin ayudó a levantar una trampilla del suelo a Chantal.

—Yo primera y tú ultima— le dijo a su amiga. Esta asintió y la castaña bajó por las escaleras con cuidado—. ¡Ya, que baje uno!

—Tú, Samuel —el chico dejó de curiosear—. Baja.

—Si claro, eso está lleno de mierda— dijo haciendo una mueca de asco. Eerin puso los ojos en blanco.

—Como tu boca. Anda, baja— empujó al chico y, a regañadientes, bajó pero el asco se hacía notorio en su cara—. Ahora tú, Anika—, la acuario sin rechistar bajó y llegó el turno de la Escorpio.

Continuaron andando por un pasillo un tanto estrecho hasta llegar a la gran sala subterránea. El frío era notorio y los dos nuevos se frotaban las manos.

—¡Bienvenidos! Los estaba esperando— en medio de la sala se encontraba un hombre alto, de cabello grisáceo; ojos negros con tres arrugas en la comisura de cada ojo. Aparentaba tener unos cincuenta años, su piel estaba un poco manchada y daba ese aire de hombre sabio—. Mi nombre es Cosmo—, mientras hablaba Samuel y Anika lo miraban curioso y atentos—. Excelente chicas , hicieron un muy buen trabajo .

—Dieron un poco de trabajo— Eerin sonrió levemente a recordar lo que pasó. 

—Por supuesto, sino no los hubiera elegido para cumplir la siguiente misión con ustedes . A los cuatro os toca buscar a los ocho restantes, buscarlos juntos o por separado... eso ya dependerá de vosotros. Luego los traeréis aquí y entonces, a cada uno de vosotros se os asignarán a dos para que los entrenen. Preferiblemente de vuestro mismo elemento.

—¿Qué ocho? ¿Dónde se encuentran? ¿Y qué es eso del mismo elemento? —Samuel no paraba de preguntar.

—Los ocho restantes: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra y Piscis— el joven aún seguía confundido, al igual que la acuario—. Os daré sus fotos, nombres y lugares, cada uno de ellos son de países diferentes.

—¿Y qué hay de los elementos?— esta vez fue Anika quién preguntó.

—Como sabéis los signos son regidos por cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego. Eerin eres escorpio así que tu te encargarás del agua, Chantal como ya sabes tú eres capricornio así que la del elemento tierra— esta asintió— Anika la acuario eres de aire y tú Samuel, fuego por ser sagitario.

—¿Para que es todo esto, acaso salvaremos al mundo de un apocalipsis zombie?— Anika habló en un tono de broma.

—Veréis, dentro de cada uno hay un poder inimaginable y es mi deber ayudaros a aprender a controlarlo.

—¿Tenemos poderes? —dijo Samuel entusiasmado.

—Sí, pero no te ilusiones tanto —Eerin miró al chico—. Cosmo —la pelinegra miró al hombre decidida y este sacó de un cajón un taco de carpenas, el cual dividió en cuatro y repartió a cada joven.

—Cada uno se encargará de encontrar a las personas de las fotos —Cosmo miró a los cuatro—. Empezáis mañana.

Misión Z (Zodiaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora