Never Been Kissed - Larry Stylinson

Capitulo 18

PARTE 1

Recuerden que estos son los papeles por si se os ha olvidado:

Louis es Eric
Harry es Alec
Eleanor es Madeleine
Liam es el Rey Rupert
Zayn es Aaron

El telón se abrió, la bulla se fue disminuyendo hasta dejar el auditorio en un completo silencio, las luces se encendieron y apuntaron en dos direcciones opuestas, una iba directo a Louis quien estaba sentado en un lujoso trono de utilería, y la otra apuntaba hacia Liam que daba vueltas por toda la tarima con cara de preocupación.

—Otra chica que habéis rechazado, Eric —gruñó Liam metiéndose en su papel —¿Acaso pensáis en quedaros soltero toda la vida?

Eric negó fervientemente con la cabeza.

—No es eso padre, solo... no es tan fácil encontrar a la indicada, para ti y mama fue fácil. Nadie os presionó y de seguro se enamoraron al instante. Ninguna de estas doncellas me ha hecho sentir como se supone que debe sentirse el amor.

El rey Rupert chasqueó la lengua

—¡Tonterías! —Escupió sonrojado de la rabia —El parlamento está presionando mucho. Me han puesto un ultimátum, si no os casáis este año, le darán la corona a tu primo el Duque de Cambridge —explicó agitando las manos por todas partes.

Louis miraba con detenimiento cada facción de Liam, cada movimiento y por momentos desviaba la mirada hacia el público que los miraban expectantes, a veces sentía que su voz se perdía en el gigantesco espacio, tal vez no lo escuchaban muy bien... a veces oía algunas risas y no podía evitar pensar que se estaban burlando de su chillona voz. Tragó saliva y se incorporó en el personaje.

—Padre —comenzó aclarando la garganta —sabéis que no soy muy bueno para conquistar, soy tímido, torpe, apasionado, romántico... generalmente las damiselas que han venido lo hacen más por obligación que por convicción propia. 

El rey lo miraba con una mirada indescifrable, como si consintiera la posibilidad que su hijo era demasiado exigente para la realidad, así, tal vez en un pequeño rincón de su mente no evitaba pensar en que lo más posible era que quedaría beato para toda su vida.

—Necesito alguien que me haga vibrar por dentro, alguien que me diga "Te amo" por las mañanas, que me abrace cuando está lloviendo, que me bese cuando la soledad me abruma, que me acaricie cuando las lágrimas salgan, que me haga sentir en un sueño del cual nadie quiere despertar.

Rupert soltó un prolongado suspiro y tensó la mandíbula para responder.

—Yo entiendo, Eric, hijo mío. Yo también tuve tu edad, pero ya vais a cumplir 30 años y no os habéis desposado aun. Me preocupa... ya estoy viejo y cansado, no creáis que os voy a durar para siempre, danos la dicha a vuestra madre y a mí de veros casado antes de partir —contestó Rupert con notoria exageración propia de su papel.

Eric agachó la cabeza derrotado, no había nada que pudiera hacer cambiar a su padre de opinión, sin embargo él lo entendía de cierta forma, ya habían intentado decirle al parlamento que no era necesario una reina para gobernar y casi lo destituyen de su cargo de supremo Jefe de Estado. El rey se llevó la mano al mentón y puso expresión de indecisión mientras caminaba en círculos por el escenario.

—En el baile de los fundadores conoceréis a la princesa Madeleine —tomó la palabra mientras soltaba su última ocurrencia —su padre es el Rey de Gibraltar y quisiera que la conocieras —el anciano no vio con buenos ojos la expresión que puso su hijo y de inmediato añadió: —al menos daos la oportunidad de charlar —dijo Rupert poniendo su mano derecha sobre el hombro de Eric —tal vez ella sea la indicada —le guiñó un ojo y ondeando su impetuosa capa, salió de la habitación.