Capitulo 37

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Nos fuimos tan pronto se acabó la fiesta, todo se tornó muy nostálgico al final, la gente comenzaba a sollozar invadidos por los recuerdos de una etapa llena de altos y bajos. Era nuestra última fiesta como estudiantes de McKinley, muchos se iban del país, otros a vivir a otra ciudad. Era difícil asimilar que dentro de poco terminaríamos un capítulo más de nuestras vidas. Muchos aún no habían ni siquiera decidido qué hacer con su existencia en los próximos años. Yo por mi lado tenía al ojiazul que me llenaba de esperanza y de un futuro porvenir que sin duda seria maravilloso. Solo me bastaba con verlo para sentir esa felicidad incomparable que solo me abordaba cuando lo tenía a mi lado. De nuevo éramos felices, de nuevo sentía esa capacidad de pesar que todo era perfecto. Es el mismo Louis que he conocido siempre. El mismo pendejo que a veces quiero golpear, el mismo cabrón que la mayoría del tiempo quiero besar. El único amor de mi vida que a toda hora suspiro por amar.

Estábamos en su cabaña del bosque. Estar allí me producía los más hermosos y sublimes recuerdos, fue nuestra primera cita la primera vez que estuve aquí. Fue una experiencia que ni las más bellas palabras podrían describir. Ahí descubrí que sin duda me enamoraría de él, que por más que luchara para evitar que mis sentimientos convulsionaran, iba a terminar amándolo como lo hago ahora.

Yo tenía un taza de café caliente en la mano mientras el estaba recostado en mi pecho, ambos tumbados en el cómodo sofá que tenía la familia Tomlinson en el centro de la sala, teníamos la fogata encendida lo que nos mantenía alejados del inclemente frio de la intemperie. Estábamos solos,  metidos entre un montón de cobijas y con solo la luz del fuego alumbrando nuestros rostros. La paz que se vivía era indescriptible, no había nada, ni nadie que perturbara nuestra velada. Solo él y yo éramos testigos de lo que estaba pasando.

Hubo un momento en que ambos sentimos una atracción magnética que nos obligó a besarnos, fue raro, yo solo lo ví y sentí la fuerte necesidad de juntar mis labios con los suyos. Todo se puso más intenso entre más nos compenetrábamos el uno al otro. Ya no lo soportaba más, lo quería para mí, lo quería dentro de mí. Sin embargo había algo que me preocupaba... Yo no era el más experto, es más, podría describirme a mí mismo con un torpemus sexosus. No había cosa que me preocupara más en el mundo que desilusionarlo en la etapa cumbre de nuestra relación. Quería que disfrutara tanto como yo sabía que iba a disfrutar de él. Tenía miedo.

—Lou —le dije cortándole la inspiración —Yo no, yo, ya sabes...

—¿Qué pasa amor? —Murmuró entornado los ojos.

—Es que yo nunca he... —Tragué saliva. De pronto se me secó la boca. Él me lanzó una sonrisa perversa que me recorrió el cuerpo hasta llegar a...

Louis se aceró a mí y levantó mi mentón con ternura hasta quedar a la altura de su mirada, fue como si me capturara al instante, la fugacidad de sus ojos azules me llenaba de una tranquilidad inmensa por dentro.

—Mi amor —comenzó diciendo en tono suave —Yo no voy a hacer nada que no quieras, ya hemos esperado mucho, otro poco no nos hará mal, solo cuando estés preparado daremos el paso —suspiró —no te sientas forzado. Sabes que te amo tanto que solo me basta con ver tus ojos para sentirme el hombre más afortunado del mundo —dibujé una sonrisa en mi rostro. Él sabía exactamente que decir y cuando decirlo, literalmente sentí como toda la preocupación que traía puesta se iba desvaneciendo como el viento en verano. Asentí dándole mi aprobación. El deseo me ganó, yo podía ser la persona más insegura del mundo, pero la certeza que tenía sobre mi amor por el derrumbaba cualquier barrera que existiera.  Me abalancé sobre el y lo comencé a besar con mayor fogosidad.

—De verdad quiero hacerte el amor. Ven a la cama conmigo, por favor. Por mi te bajaría la luna, las estrellas, el mundo entero si fuese posible. Te amo, te amo como a nadie en este mundo. Quiero ser tuyo, quiero que seas mío.

Never Been Kissed - Larry StylinsonWhere stories live. Discover now