No Man's Land.

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Hay algo, que me reconforta esta noche.

Hay una sensación de no estar solo esta noche.

Es la música del mariachi en la casa de enfrente y un salvaje violín que me hace vibrar, los vecinos en la calle, encendiendo las luces que hace años se colocaron en la única calle para darle más vista...
Es una pena no tener una frente a mi ventana. Mi abuelo no quiso ninguna en frente a la puerta de la casa de mis padres, a estas alturas de mi vida consideraría esa lámpara un detalle romántico.

No tuve la fortuna de disfrutarlo. Sin embrago la combinación de las luces, el mariachi y la gente en la calle tan tarde me hace sentir que no estoy solo, que no estoy en peligro latente a cada minuto de alguien intente entrar a esta casa... Si no que hay una comunidad al rededor mío también; que algo cálido puede rodearme y hacerme considerar a los que están fuera y veo desde mi ventana sin que siquiera ellos lo sepan.

Lo describiría como una escena de la película de Coco jaja, luces cálidas, música y gente pasando un buen rato sin peligros o complicaciones. Un ambiente típico romántico mexicano de fiesta y folklore.

Me encantaría que fuera así todos los días, sentir esa conexión y esa facilidad de sentir que no hay peligros, que hay fiesta y calidez.

Pero mi cálida felicidad no duró mucho tiempo... El mariachi se a ido, los vecinos entraron a sus casas y a lo lejos se escuchan motores de motocicletas y disparos incesantes... Golpee de nuevo el suelo con la cabeza al regresar a la realidad... De que quizá nunca vuelva a sentir esa sensación...

Me parte el alma decir que odio el lugar que me vio crecer, más que es esa es la verdad.

Las luces no son nada si no te acompañan desconocidos en la parada del bus.

Los vecinos solo son una sarta de problemas y chismes que se esparcen como el fuego en la colonia.

Y el mariachi solo se vuelve una crítica de si tocan bien o mal.

Todo se transforma y nada se detiene... Mientras los recuerdos y calidez se destruyen con cada disparo que se escucha a lo lejos.

Confieso que los atardeceres de esta ciudad son los más hermosos que e visto, pero derrepente esa luz significa un toque de queda, un límite de tiempo para observar un tanto porciento de lo que pasa a tu alrededor; después de eso, ese tanto porciento se vuelve en vulnerabilidad.

Es horrible sobrevivir cuando puedes vivir...

Es horrible sentir que tienes los ojos de alguien en tu nuca.

Es horrible tener que moverte cada día más rápido para no ser una presa.

Es horrible no sentirte seguro en ningún lado.

Es horrible ver pasar el tiempo esperando a juntar lo suficiente para salir de aquí.

Es horrible la sensación de adrenalina cuando vez a un desconocido venir directo hacia ti, y esperas lo que hará para no ser descortés si sus intenciones solo eran pasar junto a ti...

Es horrible vivir en agujero peligroso y que nadie más lo note...

Más allá de las palabras es cierto que nada pasa allá afuera, todo pasa en mi interior.

Espero el día de la amplia protesta de mi mente y mis sentidos para reusarse a caminar por las calles de esta ciudad otra vez... No tengo gran opción más que seguir sobreviviendo en lo que logró salir de aquí...

Estoy tan impactante de salir que eh pensado tomar el vuelo que sea y salir a una vida difícil en el extranjero... Todo con tal de salir de aquí.

Pero aún hay tiempo, aún puedo hacer algo para no caer en algo que huido desde que tengo conciencia de ello... Todavía puedo planear una mejor estrategia a una que me explote en la cara al poco tiempo.

BADLANDSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora