Jack
Los entrenamientos con el equipo de mi hermana ya habían empezado. La verdad, me lo pasaba en grande. Me gustaba entrenarlas; promovía el deporte femenino y además el deporte que a mí me apasionaba.
Maia crecía rápidamente. Ya no era la niña pequeña que me había encontrado en la puerta de mi casa. Había decidido llevarla a una guardería en verano, en un par de meses. Había hablado con Giorgio y si encontraba una guardería, podría trabajar a las mañanas, lo que supondría más dinero en la casa.
Ahora mismo estaba en casa con Maia, dispuesto a salir a dar un paseo con Laura, para dejar tranquila a mi hermana. Tenía que estudiar mucho, ya que tenía el examen para entrar a la universidad muy pronto y como quería estudiar una ingeniería, tenía que sacar muy buena nota.
Tocaron el timbre y me despedí de Jana.
- Janaaaaaaa, me voy con Laura. Ya traeré yo algo para cenar, ¡hasta luego!
- Vale, Jack, ¡comida china!
Yo me reí y cerré la puerta.
Cuando bajé vi a Laura con el móvil. Iba vestida con unos pantalones que le sentaban genial y con una sudadera roja.
Cuando abrí la puerta, metió el móvil en su bolsillo y me saludó.
- Hola Jack, ¿qué tal está Jana?
- Pues un poco estresada, la verdad, pero bien. Estas muy guapa, por cierto.
Ella se sonrojó y se acercó al carrito de Maia; le dio un beso en la frente. Nos dirigimos a una cafetería cercana al parque infantil con la intención de jugar con Maia después de tomar algo.
- ¿Qué quieres tomar? - le pregunté a Laura.
- Un batido de chocolate, por favor. Y ten, el dinero para pagar mi parte.
- No, no. - Le respondí. - No voy a dejar que en nuestra primera cita pagues tú. Ya sé que no es lo ideal, ya que tenemos aquí a mi hija... Pero prometo que a la próxima, estaremos nosotros solos.
Ella sonríe, enseñándome su preciosa dentadura y luego se sonroja.
Cuando vuelvo con lo que hemos pedido, hablamos de todo. Estuvimos genial hasta que me preguntó sobre el porqué de estudiar medicina.
Los recuerdos volvieron a mi cabeza y ella lo notó.
- Lo siento, no quería incomodarte. - Tenía cara de arrepentimiento y me miraba de forma triste.
- Tranquila, Laura. - le dije, cogiéndole la mano. - Te lo contaré, pero por favor, no sientas pena por mí, ya lo he superado. Quiero que sigas mirándome con esos ojazos y esa sonrisa siempre, ¿vale?
Ella asintió y yo empecé.
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Mi pequeña Maia
RomanceJack es un joven estudiante de medicina dispuesto a comerse el mundo. Vive con su hermana en un pequeño apartamento que les dejaron después de que sus padres murieran. A pesar de la herencia, Jack trabaja y saca adelante sus estudios, y cuida a su h...