Capítulo #9 "Más confrontaciones y el segundo infarto de Susan ocurre"

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Susan simplemente no podía creer que esa mujer negara todo lo que ella había recordado, pues era su voz, era ella a quién su debilitado corazoncito anhelaba tanto recordar a pesar de tener un puñado de espinas sangrándole por dentro.

Pero, en lugar de querer acercarse a ella como sus recuerdos la guiaron, Susan ahora la odiaba con todas sus fuerzas, pues la había tratado muy mal y ahora, por su culpa todo el mundo creía que estaba loca.

Mientas que, por otro lado Miranda, continuaba su vida normalmente y desde luego no le interesaba en lo más mínimo su pobre hija Aurora, pues al fin y al cabo no era más su hija desde que la regaló cruelmente hacía tantos años atrás.

Conforme pasaron los días, la depresión de Karina empeoró, y lo único que hacia era hecharle la culpa de la muerte de sus hijas a la "tonta" de Susan; Eran insultos de odio, peleas infinitas y discusiones diarias, y por desgracia también golpes hacia Susan por parte de su desdichado y actualmente ebrio y desempleado "padre".

Lo que ellos dos no sabían era que Aurora estaba cada vez peor de su corazón, y con esas emociones tan fuertes, con los golpes recibidos y los insultos a lengua abierta muy pero muy pronto la enfermedad que provocaba a su corazón fallar volvería después de casi quince años sin despertar.

En su hogar, Susan no se estaba sintiendo nada bien, pues tenía el estómago con muchos cólicos, muchísimas náuseas, todo le daba vueltas, sus brazos y piernas se le dormían... Todas esos eran síntomas de señal de alerta para que se llevaran de emergencia a Susan para el hospital, pues su corazón le estaba advirtiendo de un ataque cardíaco aproximándose.

Pero como los padres de Susan solo lloraban y culpaban a Susan por la muerte de sus hijas, no se percataron que su otra "hija" necesitaba de ayuda inmediatamente pues a la pobre de Susan hasta el aire le faltaba y ni eso pudieron ver.

Por unos instantes de silencio sepulcral, Susan se quiso desmayar, pues como le faltaba el aire era lógico que pasara pero, como tenía que ir a la secundaria a las ocho de la mañana de ese mismo día trató de calmarse y seguir su vida "normalmente".

Ya en sus clases, otra vez a Susan le empezaron los mismos síntomas aún más fuertes que antes, pero esta vez, para terminarla de hacer, una adolescente llamada Ruth Diamond de mediana estatura, ojos grandes color muerte y con cabello lazio color negro perteneciente a su salón de clases le empezó a gritar cosas muy fuertes enfrente de todos humillándola públicamente, pues entre los insultos y verdades estaba que era de lógica la tonta niña mimada era la auténtica HIJA DE MIRANDA CORTÉZ, la bruja así mismo apodada por ella.

—Ay pero miren quien viene. —La maldita perra inmunda de la clase. —¡¿Sabes porqué nadie te habla o te quiere aquí, ehh!? —dijo la compañera frente a todos mirando a Susan.

—Ruth... ¡¡Ohh!! —¡¿Porqué!? —preguntó Susan un poco pálida y adolorida.

—Porque eres una apestosa chismosa y aparte una loca de remate. —Y para variar es obvio que es la hija de la profesora Miranda pero es muy cobarde para admitirlo. —¡¡Loca, jajaja!! —afirmó la compañera volteándose sin ver a Susan.

—¡¡Ohhh!! —exclamó Susan desplomándose sobre el suelo.

En esos instantes Susan se desmayó, esta vez completamente real, pues tras todas aquellas emociones y con peligro de un nuevo infarto era muy probable que se desmayara a causa de su tan horrible y anunciado fallo cardiaco.

Cuando Susan cayó al suelo sus compañeros de clase se sintieron absolutamente desesperados por ayudarla, pues un desmayo podía significar desde luego que algo no andaba bien, y durante la mañana la vieron muy pálida y débil.

No sólo los compañeros, pues el profesor de historia tuvo que practicar el protocolo de emergencia de inmediato, llamar a la dirección primero y después a la tétrica y oscura ambulancia pues el muy hipócrita se hizo oídos sordos a lo que le dijo la compañera a la pobre de Susan para después preocuparse por ella.

Cuando la ambulancia llegó a auxiliarla, todo el mundo estaba ahí, hasta las conserjes de la secundaria, pues Susan era muy buena con todos.

Al atenderla de emergencia, con aparatos médicos extravagantes, los paramédicos, les dieron muy malas y urgentes noticias.

Los médicos les informaron a todos que Susan estaba muy enferma, y que de inmediato debían de llevársela para el hospital pues su corazoncito se había paralizado por completo iniciando con la temible muerte cardiaca.

—¡Santo Dios! —Compañeros, tenemos que llevarnos de emergencia a esta niña. —Es su corazón, me temo. —aseguró una de las paramédicas a cargo.

—¡¿Cómo dijo!? —¡¿Qué pasa con mi alumna!? —preguntó el viejo profesor rascándose la cabeza.

—Señor, debemos de trasladar a esta joven de emergencia al hospital. —Mucho me temo que su corazón dejó de latir. —afirmó  otro paramédico cercano a Susan.

—¡¡Ohhh!! —exclamó el profesor ahora si lo bastante preocupado.

...

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Proceso para destruir mi alma©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora