Capitulo 8

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Ambos se encontraban en la cama, mirándose fijamente, uno con una aniñada sonrisa y otro con una expresión seria.

Desde aquel dichoso encuentro en el camarín, Sehun empezó a cuidar más del pequeño, se aseguraba de cambiarlo, de hacerle desayuno -ya que la nana se había ido de vacaciones a Hawaii- y entre otras cosas. Se dio cuenta de lo mucho que le gustaba tratar como bebé al híbrido que en aquellos instantes le contaba lo que había echo durante su tarde.

—Hunnie, estaba viendo las noticias y salió una gran cantidad de personas sin orejitas —cerro adorablemente los ojos, tratando de recordar—, gritaban ¡legalicen a los de 16! —con su voz imito gritos de protesta— No entendí lo que decían Sehunnie...

«Legalicen a los de 16, legalicen a los de 16, legalicen a los de 16» la mente de Sehun empezó a procesar aquellas palabras que en aquel instante le harían de mucha ayuda. Sus ojos ya no podían ver a Luahn de la misma manera.

Automáticamente su mente empezó a recrear imágenes de el tocando el cuerpo del menor, pasando sus manos por aquel trasero que se cargaba el híbrido, besando ferozmente sus labios.

Realmente le gustaría que legalizaran a los de 16 y 17, le haría de gran ayuda para nos sentirse pedófilo con los pensamientos que tenía hacia el conejito.

— Te lo explicaré mañana pequeño —susurro a la par que abrazaba al menor—, ahora duerme, mañana es viernes y será un día ocupado.

Acomodo el cuerpo del híbrido, dejándolo entre sus brazos para poder darse calor, realmente se podía apreciar el frío invierno.

— Pero...

— Mañana dije —aspiro la fragancia de Luhan—, ahora duerme.

Sin soltar el cuerpo del menor, se estiró para poder taparlos. De la gran ventana se observaba la luna llena, la cual era testigo de aquella adorable pareja.

El molestoso sonido de los grillos no dejaba dormir a Luhan y la curiosa mano que jugaba con su colita no ayudaba en nada.

— Sehunnie...

—¡Yo no toque nada! —rápidamente quito sus manos de la parte baja del menor.

«Mierda» había sido descubierto manoseando al esponjosa colita del menor, ahora con que cara lo vería, seguro este ya estaba pensando que era un pedófilo que se aprovechaba de él por las noches.

— No puedo dormir —se dio vuelta, quedando frente a frente con el editor—, quiero un besito ¿Si?

¿Como negarse a esa adorable sonrisa? ¿Cómo decirle que no al pequeño con orejitas que se escombraba escondido en su pecho? Y bueno, tampoco es que no quisiese porque vamos, desde el encuentro en el bendito camerino, llevaba deseando probar esos labios que se igualaban a un manjar hecho por los dioses.

— Si tú insistes.

Lentamente tomo el mentón del castaño que se encontraba fuertemente abrazado a él. Sintió como su corazón palpitaba más de lo normal al ver el rostro del híbrido siendo iluminado por la luna. Deseoso acercó sus labios a los del contrario, empezando con un suave movimiento que se transformó en una danza de labios demasiado excitante.

No sabe cómo ni porqué pero ya tenía el cuerpo del menor sobre el suyo, agradeció mentalmente el estar ambos con bóxer, a excepción que él estaba sin camiseta y el otro si.

¡Quiéreme amo! •HunHan•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora