Especial Kaisoo

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Un año atrás.


Realmente debía verse patético llorando en uno de los más grandes parques de Corea del Sur y todo gracias a la mujer que supuestamente creía su compañera de toda la vida.

Qué equivocado, ciego y estúpido fue.

Sehun se lo advirtió, Mario, Yifan e incluso las señoras de la limpieza trataron de que abriera los ojos con sus «Jonginie, esa no es la mujer para ti ¡Tu eres del otro bando!» pero no pudo, su amor hacia ella lo cegaba.

Krystal, oh su hermosa niña vidrio.

Esa sonrisa que poca veces mostraba, ese carácter tan frío, su hermoso cuerpo, absolutamente amaba todo de ella y quizás estar tan enamorado hizo que no se diera cuenta de lo que pasaba en sus narices. Su gran gran nariz de pene como le decía Sehun.

En cierta parte la entendía, ella deseaba un hombre, alguien con porte y sofisticación. En cambio el solo era un moreno al cual le encantaba el rosa y las cursilerías a más no poder, ver películas de amor o depresivas hasta llorar, darse un beso bajo la lluvia y mucho mucho más.

« —Te quiero JongIn, pero no puedo, realmente no puedo estar contigo cuando te veo más como mi hermano que como novio — la castaña observaba con tristeza pero sin perder la compostura, al joven de pelo negro—, se que afuera hay alguien que realmente merezca tu amor y por eso mismo se que ese alguien no soy yo.

Su labio inferior se encontraba aprisionado entre sus dientes, tratando de evitar que el llanto saliera; no quería verse más ridículo de lo que seguramente ya aparentaba.

—Y-Yo puedo cambiar, si quieres... —fue interrumpido.

—No JongIn, no es que cambies, eres perfecto así cómo estás pero yo no soy la persona que tanto buscas. —a paso lento se acercó al moreno para luego abrazarlo—. Siempre que me necesites estaré para ti, siempre serás mi morenazo y yo tu vidrio, solo no llores y sonríe que te ves demasiado mal así.

El corazón de la muchacha se sintió menos culpable al escuchar la melodiosa risa del peli negro y un peso se esfumó de sus hombros al ver la sonrisa de su ahora ex novio.

— N-No quiero que por esto terminemos nuestra amistad, mi cristalito, no lo soportaría...

—Eso no pasara tonto, recuerda que seremos amigos por siempre y que cuando necesites un hombro para desahogarte, me llamas y estaré ahí para ti. —lo tomo de las manos para luego posar sus ojos en el—. Solo quiero que seas feliz Innie. »

Sus ojos volvieron volvieron a picar y la alerta de que pronto caerían lágrimas, resonaba por toda su persona. Necesitaba llorar, gritar e incluso golpear algo inmediatamente o si no seguramente cometería una estupidez como tirarse del río Han o a la carretera.

Así de mal se encontraba.

Se sentó en una de las bancas y fijó su vista a los faroles del cielo —como le gustaba decirle a las estrellas—, para luego cerrar sus ojos y sentir la brisa de la noche golpear su rostro.

«Todo me deja, incluso el perro al cual le di comida»

Recordó con pena como unos minutos atrás había encontrado un perrito, al cual alimento y tristemente este luego se alejó inmediatamente de el moviendo su gran cola.

—¡Mierda! —pego un grito para nada masculino.

Rápidamente tomo su celular en mano al ver que recibía una llamada y que era de su fiel mejor amigo.

— ¿Hasta cuando seguirás llorando por esa cara de vidrio? —se escuchó por el otro lado de la línea— Quedaras deshidratado si acabas con todas tus lágrimas. Mejor guárdala para una de tus mariconadas de películas ¿Ya? Ah y vuelve pronto al trabajo.

¡Quiéreme amo! •HunHan•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora