Capitulo 3

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— ¡Woooow! —exclamó al ver un refrigerador que tenía pantalla — ¿Puedo jugar Transformice acá?

Preguntó el conejito, recordando como él y sus amigos se robaban el computador de su cuidador para jugar en el.

— Por octava vez, no Luhan, eso sirve para decidir qué vas a comer, no es para jugar.

Su paciencia era poca, sabía que en cualquier momento explotaría y realmente él no quería hacerlo, estaba más que agotado que lo único que quería hacer era dormir en su cómoda cama bajo su fuerte frazadas italianas.

Habían pasado 30 minutos desde que había bajado a ver cómo seguía aquel conejito sobre su sofá.... Que va, solo había bajado para cerciorarse de que su casa no estuviera en llamas.

Ya en la primera planta de su mansión el híbrido salto a él para luego apegársele y empezar a parlotear sobre lo feliz que estaba por haber sido adoptado por alguien tan guapo.

— Hunnie tengo hambre.

Hizo su característico puchero con el cual conseguía siempre lo que quería, este lo hacía ver más aniñado y tierno, lo cual no pasó desapercibido por los ojos del mayor.

Pasó saliva por su garganta, si bien aquel niño con orejas de conejito sentado en la gran barra que tenía en la cocina, moviendo sus piernas y cabeza se veía demasiado.....

¡No podía pensar eso! ¡Él no era pedófilo! 

— Te dije que no me dijieras Hunnie —lo miro inexpresivamente— ¿Qué comes? ¿Carne? ¿Pan? ¿Dulces? ¿Leche? ¿Pollo?

La cara del conejo fue toda una odisea, sus expresiones de disgusto ante todo lo que había mencionado causo un pequeño y agradable revoltijo en su estómago.

—¡No Sehunnie! — gruño ya que su hambre era mucha y nada de lo mencionado era de su gusto— ¡Quiero zanahorias y manzanas verdes!

Zanahorias, como no lo pensó, tenía a un pequeño con orejas de conejo y los conejos comen zanahorias, tanto tiempo junto a Kai le estaba afectando el cerebro.

— Zanahorias serán. —se dio vuelta para buscar unas cuantas— Y te dije que no me llamaras así.

— Tu me dijiste que no te llamara Hunnie, Sehunnie.

El pequeño rió a la par que tapaba su boquita para luego bajar de la barra y correr al gran salón.

— ¡Quiero ver películas contigo Sehunnie!

Se escucho el grito por toda la gran mansión.

«Este niño tiene demasiada pila» pensó al ver como aquel individuo no paraba de saltar, reír y correr por todo el lugar.

— Contrólate Sehun, mañana hablaras con Kai y le dirás que no necesitas a ningún híbrido.

Se animó a si mismo, solo sería una noche con aquel conejito, ni más ni menos.

Ya sentados en el sillón frente a la pantalla que era demasiado gigantesca, empezaron a hablar o más bien, uno hablaba.

—¡Realmente estoy muy feliz de estar contigo Sehunnie! — con ambas manos sostenía su zanahoria— Me estaba quedando solo en la granja donde nos tenían... ¡Fuiste mi salvación!

Se sonrojó ante lo dicho y bajo su cabeza para que el mayor no lo viera en aquellas fachas.

—¿Cuántos años tienes Sehunnie?

—Umh... Tengo veintitrés —dijo a la par tomaba de su té traído de la China— ¿Tú?

—¡Yo tengo 17 años humanos! pero conejitos... —empezó a contar, sumar, restar, más no sabía — No me acuerdo.

¡Quiéreme amo! •HunHan•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora