Muchas veces escribí sin nombre, desde que una noche lejana en la serena mi mamá me compró un colgante con runas y yo tomé mi libreta para empezar con Santiago en 100 palabras. Han pasado tantos años, he hecho dicho y escuchado tantas cosas desde entonces.
He visto, he probado, he sido maduro y niño, he sido rechazado, he rechazado yo.
Me he sentido feliz y abandonado, he desesperado, me he emborrachado, he acertado, he perdido innumerables amores, he vivido otros, he llorado y peleado, he protestado, he sido padre, he sido hijo y hermano, he convivido, me casé, me he separado, he perdido miles de enseñanzas lanzadas al viento en reuniones y ritos secretos, otros papeles, se han quemado, perdido o simplemente se han ido...
He visto amistades alargarse, otras debilitarse, algunas recuperarse ... he besado, he amado... Pero aún ahora, me siento como ese niño que se sentía un anciano, ese infante con el mundo en sus hombros y la mirada perdida, aún soy ese niño asustado del mañana, pero dispuesto a enfrentarlo en busca de la esperanza y la felicidad...
No he perdido esa esencia, me siento igual, sólo que ahora sé de más placeres que pesares....
Hay ratos en que he nombrado su letra en versos escondidos, la mejor etapa de mi vida duró menos que la vida de un mosquito, pero sé que existe la felicidad, creo en ella como creo en esa persona, en ese recuerdo, en esa mujer...
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Bitácoras del vagabundo, selección
Random...... Si tan solo nos dedicásemos a amar, a viajar y conocer, a dejarse querer y ser menos egoístas y mezquinos, más regalones del regalo de la vida.... ya me estoy quedando sin agua, así que me voy acabando el texto, que estoy seco y ot...