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Sus ojos azules miran a un lado y a otro. El aula está vacía, él se encuentra cerca de la ventana, a punto de cruzarla.

―¿Nate?

Se detiene y se da vuelta, frunce el ceño.

―¿Qué quieres, subnormal? ―le dice a Jenna.

―Nada. ―Se cruza de brazos―. Solo me aseguraba de lo que estaba viendo.

Se le acerca, enojado.

―¿Y qué viste?

―Al chico bueno y popular, convertirse en delincuente, eso no se ve todos los días ―se burla.

Rueda los ojos.

―Como si me conocieras. ―Se hace un silencio, así que vuelve a hablar―. ¿Y tú que haces aquí? ―La mira.

Levanta un cigarrillo.

―Vine a fumar en secreto. ―Lo guarda en su bolsillo.

―No deberías.

―Claro y te voy a hacer caso ―exclama con sarcasmo.

Bufa.

―Maldita subnormal.

―Y tú eres un imbécil, ¿lo sabías? ―Se enoja―. ¿Qué clase de insulto es ese?

―Púdrete.

―¡Púdrete tú! ―Le pega un cachetazo―. Eso, es por insultar sin sentido.

―¡Tú... ―Se detiene al ver que ella está mirando el suelo.

Se agacha y levanta el anillo que se cayó.

―Qué extraño, esto no tiene pilas y brilla. ―Lo mira detenidamente.

Nate se sonroja.

―Eso es mío, devuélvemelo.

―Tengo curiosidad, ¿cómo hace para titilar así? ¿Por qué? ―Queda pensativa―. Además, siempre estás con esto, pero es la primera vez que lo veo brillar.

―Dámelo ―exige nervioso.

Rueda los ojos.

―Cuánto apego a algo material. ―Se lo está por regresar, pero al este dejar de brillar, no lo hace y lo vuelve a mirar, entonces se sorprende―. ¡¿Pero qué pasa con esta cosa?! ―Ve que se enciende de nuevo.

¡Soy Vida! (S.E #7)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora