El día había resultado ser tan monótono como de costumbre, al menos por el momento. La verdad es que me parece increíblemente aburrido y tedioso el tener que hablar de lo que había sucedido en clases ese día. ¿A quién le interesa una jornada de instituto? Probablemente si hubiese pasado algo extravagante, sería algo más interesante de contar, pero lo único digno que me había pasado hoy, -bueno, no a mí precisamente- fue cuando Michael se manchó su par de jeans favorito con yogourt de frutas.
Estábamos peleando en la cafetería sobre algo estúpido, cuando él comenzó a jugar con el yogourt que se estaba comiendo, amenazándome con mancharme si no cedía en la discusión. Digamos que el destino es puñetero o que el karma actuó sobre el chico, porque nada más amenazarme, el contenido de su cucharilla cayó sobre su pantalón. Ni su hermana ni yo pudimos retener la carcajada que brotó al ver la cómics expresión del chico.
Un par de horas más tarde, Michael, Emily y yo nos encontrábamos en el parking del instituto esperando a Luke. El chico había dicho que nos invitaba a comer a todos en el centro comercial, pues su madre le había dado dinero de más en su paga y le pareció buena idea gastarlo en sus amigos. Yo nunca había tenido una paga proveniente de mi padre; tampoco la necesitaba.
Michael y Emily se encontraban peleando, como de costumbre. Supongo que es cosa de mellizos eso de pelear como si no hubiera un mañana. El chico anteriormente mencionado había logrado cambiarse sus pantalones vaqueros por unos pantalones cortos deportivos que había en su taquilla. Probablemente eran los que usaba en educación física o algo por el estilo. También podría ser que el el chico fuera previsor y guardara una muda de ropa en su taquilla. Al extraño, siendo honestos.
— Siento la tardanza, estaba recogiendo unos libros en la biblioteca. — La voz de Luke llamó mi atención y la de los mellizos.
El chico venía algo agitado, no sólo por venir desde la biblioteca aparentemente corriendo, sino porque según su horario, su última clase había sido educación física.
Los cuatro comenzamos a caminar en dirección al auto del chico; Luke era el único que poseía un coche, algo antiguo cabe decir, pero un coche al fin y al cabo. Yo no sabía conducir, y, aunque Michael se hubiera sacado el carnet de conducir, a su madre le parecía una locura comprarle un coche al chico. Además, ella siempre le recordaba que eran dos, y que, si le compraba un coche a él también tendría que comprárselo a ella.
Luke nos indicó a todos que subiéramos en el auto. Afortunadamente, la camioneta tenía suficiente sitio como para cinco personas y podíamos caber todos. No era de estos modelos en los que solo existen los asientos delanteros. El rubio comenzó su rumbo hacia el centro comercial, donde probablemente disfrutaríamos de algún tipo de comida basura. En un par de minutos, habíamos arribado al lugar.
Si hubiésemos ido a otro lugar, hubiéramos podido dejar las mochilas en el vehículo, pero al ser un sitio tan concurrido, era mejor llevarlas con nosotros; no pesaban tanto después de todo. Michael y Emily iban hablando ahora sobre su primo Jared. Al parecer, había logrado graduarse en la academia de cocina y ambos se sentían increíblemente orgullosos de él. Sinceramente, no le estaba prestando demasiada antención.
Sentí un brazo colarse en mi hombro y de repente, un beso fue plantado sobre mi cabeza; no pude evitar sonreír.
— ¿Cómo fue tu día? — pese a que Luke y yo coincidíamos en algunas clases y estábamos juntos, a él le gustaba preguntarme de vez en cuando cómo había estado mi día.
— Como siempre. — le respondí. Y es que era verdad, había sido un día normal como cualquier otro.
Le cuestioné a Luke cómo había sido su día, y él me contó que había logrado sacar una de las notas más altas de su clase de matemáticas. Estaba orgulloso de sí mismo, y yo también.
