El ángel.

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WALLPUX TIENE TRES pares de ojos clavados sobre ella. Lo que ha dicho es de mayor importancia para el chico y por lo tanto, sientes que para ti igual.

– ¿Insinúa que el chico pertenece a Indana? –cuestiona Mathis.

– No, no lo insinúa. Lo afirma –contesta Ky.

– ¿Lo afirma Wallpux? –preguntas esperanzada, ignorando cualquier mala vibra y presentimiento.

– Yo sí, Oukla... no sé –contesta la profesora.

– Maldita bruja –escupe Mathis entre dientes.

– Literal –le secunda Ky con un tono más fuerte.

– Basta –los regaña la delgada y morena mujer semejante a un insecto corteza. – Deben estudiarlo bien.

– Toma mi mano débil y condúceme por el camino de la salvación –susurras. – Toma mi mano débil y condúceme por el camino de la salvación –ves a Wallpux y ahora lo repites más fuerte. – Toma mi mano débil y condúceme por el camino de la salvación.

– ¿Qué Sarah? –te pregunta confundida.

Mathis te toma la mano como si estuvieras loca, Ky te ve desorientado y sigues repitiendo la misma frase por tu mente.

– Lo escuché antes de desmayarme. ¿Alguno sabe que es o qué significa? –les cuestionas.

– No. Quizás estabas muy nerviosa y fue producto de tu mente, Sarah –comenta Mathis.

– Perdóname hermana, pero no creo que haya sido invento mío. Fue muy real –acaricias su mano con tu pulgar.

– Siendo sinceros, no sé qué sea –Ky da su opinión.

No se percataron que Wallpux ya estaba llegando a la puerta con el tazón entre sus largos y morenos dedos. Su cráneo tiene la forma de un insecto cubierto con piel mundana.

– Vendré en algunos minutos –les informa. – Ky, cuídalas bien.

Ky asiente aunque la profesora ya haya salido.

El ambiente es silencioso y relajado. Tu hermana no se ha parado de la silla, Ky toma los tubos salientes de la base de la cama para recargarse y verte, mientras un mechón de su cabello medio largo le tapa la vista. Bajas el rostro viendo la marca de las bolsitas de y tu cabello cae, sosteniéndose del cuero y ondulándose por el la ligera brisa que corre.

– ¿Cuánto tiempo llevamos aquí? –les preguntas.

– No ha de pasar de media hora –responde Ky. –O quizás un poco más de media hora –ríe sin saber la verdad.

– Deberíamos ponernos cómodos –sugiere Mathis. – No creo que salgamos de aquí hoy.

– A penas son como las trece horas –Ky pasa sus dedos por su cabello. – Y dicen que se han llevado al chico a Agionía.

– Agionía está a una hora y media –comentas. – Apuesto lo que sea a que lo han llevado sólo a que lo revisen y regresará en una hora y media más. Los estudiarán por completo en la Acllier ya que sigue siendo un interno y no puede salir de aquí.

– ¿Cómo sabes eso? –Ky te ve directo a los ojos.

– Leo –le sonríes.

Mathis se ríe un poco. – Y yo la escucho.

Sales de la cama y te pones un calzado aterciopelado que con cada paso, escuchas como raspa. Llevas una cobija cubriendo tu espalda y un poco tus brazos, la arrastras mientras caminas hacia la ventana. Mathis corre y la cierra antes de que llegues. Ky inicia a cerrar las otras dos ventanas de la habitación y les sonríes.

– Yo quería cerrarla, Mathis.

– Pero a ti te hace daño este frío infernal, Sarah –te responde.

Le sonríes recordando las palabras de Mathis y papá:

«–..., al parecer el invierno le hace mucho daño.

– Si cariño, lo hace. Y debemos protegerla siempre.

– Sí.»

Nadie dentro de la habitación tiene noción del tiempo y el clima no ayuda. No hay ni una pizca del resplandor dorado que ilumina la mayoría de los días de Indana. Sigue pareciendo ser de noche; como si la oscuridad se apoderara de cada rincón de la nación, o por lo que alcanzas a ver, de la ciudad.

Desde que Ky terminó de cerrar las ventanas, te las has pasado viendo tras de tu vitral favorito y Mathis le ha dado una frazada al chico. Durante todo ese tiempo, nos has escuchado más que risas de sus pláticas y alcanzas a escuchar una palabra de cada diez. Sientes como se te eriza la piel, te tiemblan los dedos con los que sostienes la cobija y después de estar de pie un buen tiempo, sientes un hormigueo que te hace sentir débil, pero sigues de pie. No sabes el porqué de eso. Continúas admirando el bosque, o por lo menos lo poco que alcanzas a ver gracias a la neblina y repites la misma frase, tratando de encontrarle algún significado.

«Tomami mano débil y condúceme por el camino de la salvación», piensas. «Toma mimano débil y condúceme por el camino de la salvación», recuerdas el fulgorazulado que se abre en medio del bosque cada año al finalizar el segundainvierno. «Toma mi mano débil y condúceme por el camino de la salvación», tellega la presencia de los ojos caoba de la segunda expulsada del año pasado,Karthy Sol. «Toma mi mano débil y condúceme por el camino de la salvación»,oyes el primer grito que expulsó cuando dos de los guardias del aquelarre latomaron a la fuerza. «Toma mi mano débil y condúceme por el camino de lasalvación», desapareció.

IndanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora