EN EL INSTANTE que entran a la habitación, ves a Mathis junto a Ky y sabes que no se ha separado de él en ningún instante. Caminas y te acurrucas sobre la cama, viendo al techo; plano, blanco y sin gracia o desgracia. Perfecto.
Mathis se disculpa por la alarma, explica que vieron a tres chicos por los pasillos y la única opción de hacer que se alejaran era encendiéndolas y perseguirlos hasta que entraran a sus habitaciones. La profesora les agradece por ayudarla con la tarea, no les comenta si encontró o no lo que buscaba y guarda el secreto tal y como se lo pediste. Camina hacia las puertas y sale. Dejándolos.
Sigues acurrucada, metes un poco de tu cabello a la boca y juegas con él mientras escuchas las risas de tu hermana por las cosas que dice Ky. Pones los ojos en blanco y te cubres todo el cuerpo con la cobija. Gracias a la buena o mala suerte del chico que encontraste hace unas horas, has obtenido lo que querías desde la mañana: quedarte en cama.
El antiguo motivo era por tu salud, ahora el motivo es él. Recuerdas su espalda llena de sangre, la piel abierta, sus manos haciendo fuerza contra la alfombra, las venas que saltaban de su cuerpo y sus caireles moviéndose cada que su cuerpo se contraía.
La oración de Wallpux te llega a la mente:
«– El chico ha iniciado a desarrollar alas...».
Luego, una más:
«– Quizás un ángel.»
Podría ser que Wallpux tiene la razón, y si eres un ángel; también tendrás alas. Crees en que sufrirás como el chico.
Piensas en que irás a Agionía y detendrán todo el día sólo por ti, Mathis estaría llorando en silencio y no colorada por la presencia de Ky, Wallpux seguiría a cargo y buscaría a otro trío para ayudarla con su investigación. Estarías sufriendo por un regalo de Morten. Te imaginas sosteniéndote con todas tus fuerzas de tu ventana favorita mientras la neblina se pasea lentamente por el bosque, tu mirada iniciaría a borrarse y no distinguirías dónde está el vidrio. Caerías sobre el suelo, frío y rígido, con el rostro lleno de lágrimas. Iniciarías a sentir como se rasga la piel entre tus omoplatos, escuchando como se rompe el tejido y gritarías. Tu sangre construiría caminos sobre tu espalda, todos en direcciones distintas, pero con el mismo destino: el dolor.
Tus gritos serían lo bastante fuertes para ser escuchados por toda la planta baja, pero vives en el último piso de la torre y te conformarías con que los escuchasen abajo. Y quizás, sólo en esa situación, sabrías el significado de «toma mi mano débil y condúceme por el camino de la salvación».– Vamos Sarah –tu hermana descubre todo tu cuerpo y te despierta del sueño. – Wallpux ha ordenado a todos ir al comedor, creo que Oukla no regresará por hoy.
Te tayas los ojos con ambos puños y te sientas en el colchón mirando por la ventana. El día se te ha ido de las manos.
– Yo creo que Oukla llegará muy pronto –respondes con la voz ronca y carraspeas dos veces. – Odia no sentirse importante y con el poder entre sus huesudos dedos.
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Indana
FantasyIndana EXISTE UN MUNDO análogo a la Tierra, en el cual habitan los seres mágicos más extraños, hermosos y abominables del presente. Indana es la nación anidada por magia oscura y blanca, donde entre la variedad de culturas, se pudo formar sólo una...