Capítulo 38

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Por increíble que parezca, creo que tengo una cita. Y no es como cualquiera que haya tenido anteriormente, ya que no tendrá lugar en un sitio sofisticado y de lujo, ni nada por el estilo. Sin embargo, la verdad es que me encanta la sencillez del plan que hemos ideado para esta noche.

Por fin termino de pintarme los labios de un color rojo intenso. Inmediatamente después, me pregunto por qué lo habré hecho. Pero ¿qué más da? Es mi primera "cita" con él, aunque ninguno de los dos se haya atrevido a llamarla así. Quizá me estoy precipitando un poco, pero no creo que sea tan descabellado. La propuesta que me ha hecho Andrew durante la comida ha sido venir a mi cabaña para ver juntos alguna película.

Visto así, suena un poco mal. De hecho, ni siquiera sabía que se había traído un portátil al campamento. "Regalo de mi querido padre", contestó sin demasiado entusiasmo cuando le pregunté.

Ojalá supiera qué se le pasa por la cabeza ahora mismo. No hemos hablado en todo el día de lo que ocurrió anoche en la fiesta... de absolutamente nada. Y con ello, me refiero a los besos que nos dimos, a mis sentimientos confusos y a la pelea con su padre. Tengo que reconocer que todo eso me tiene un poco ansiosa.

Sinceramente, no me han quedado del todo claras sus intenciones. Diría que después de nuestro último beso, su objetivo es pasar la noche conmigo y se me encoge el estómago sólo de pensarlo. De todos modos, no me puedo olvidar del miedo que le tengo a los sentimientos y a todo lo relacionado con el amor, aunque él confíe en que esto saldrá bien.

Mierda. Ni siquiera sé por qué he aceptado.

Estoy hecha un lío, y estos repentinos cambios de opinión van a volverme loca. Está más que claro que no sé lo que quiero... o quizás sí lo sé, pero no me atrevo a reconocerlo. Madre mía, pero ¿qué estoy diciendo?

Menos mal que unos golpes a la puerta me devuelven a la realidad. Juro que a veces mi propio cerebro me saca de mis casillas.

Miro la hora en mi iPhone y compruebo que aún son las nueve y media, por lo que no puede ser Andrew. Habíamos quedado a las diez. De hecho, no es él. La voz que escucho desde el exterior no le pertenece...

Pero eso no quiere decir que no me altere. Respiro hondo, tratando de asimilar que voy a enfrentarme a la persona que hay ahí fuera. De hecho, me tiembla la mano cuando giro el pomo de la puerta. Joder, no sabía que podía llegar a afectarme tanto su presencia.

Lo primero que me encuentro son unos zapatos marrones que... bueno, no están mal. Levanto un poco la mirada y descubro unos pantalones negros ajustados y doblados por encima de sus tobillos. Aunque lo que me desordena la mente por completo es esa camisa blanca medio desabrochada, que deja a la vista lo que puede ser el pecho masculino mejor esculpido que haya visto en mi vida.

Dios mío, en media hora he quedado con Andrew. No puede hacerme esto.

Quizá me quedo más absorta de lo que debería con sus músculos, porque cuando mi mirada alcanza su rostro, me encuentro a un Caleb más que atento a mi reacción. Para rematar, me está observando con una gran sonrisa encantadora. Será capullo...

—¿Cómo me ves? —Es lo primero que pregunta, y me sorprendo a mí misma observando cada movimiento de sus labios al hablar—. Iba a ver a Jade, y de paso, preguntarle sobre lo de su madrastra... pero creo que sus gustos son bastante diferentes a los de Alexa. —Ríe con nerviosismo—. Por eso he venido, creo. En fin, ¿qué te parece?

Entonces, da una vuelta sobre sí mismo, exponiendo su outfit. Al parecer, me ha visitado para pedirme opinión. Y yo se la daré, por supuesto. ¿Por qué no iba a hacerlo?

—Los zapatos son un poco feos, pero no te sientan mal. Lo demás está bastante bien. ¿De qué desfile te has escapado? —bromeo, y él sonríe con sinceridad—. ¿Así que vas a salir con Alexa?

Campamento de Verano© (Verano #1) [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora