Es irónico cómo hace menos de una semana deseé haberme quedado aquí, y ahora me produce una sensación agridulce el simple hecho de volver. Me desperezo cuando me doy cuenta que estamos a punto de llegar. Desde el Mercedes de mi padre, contemplo las calles en las que me he criado a través de la ventanilla. Siempre he creído que esto era lo más normal del mundo, que todo lo que se alejara de mi estilo de vida no era real.
No obstante, ahora hay una sensación extraña recorriendo mi cuerpo. De hecho, tengo un nudo en la garganta que apenas me deja respirar. Después de relacionarme con gente tan distinta a mí, algo podría haber cambiado dentro de mí. Hay algo que ya no es lo mismo.
De todos modos, nunca admitiría que cierta parte de mí volvería a ese campamento ahora mismo y aprovecharía el resto del verano junto a Jade.
—¿Qué, cariño, feliz de volver a casa? —inquiere mi madre desde el asiento de copiloto. Su tono de voz me molesta, me resulta irritante porque, como siempre, intenta aparentar una felicidad inexistente.
—¿Qué te apetece hacer hoy? —se limita a cuestionarme papá. No pueden estar hablando en serio.
Lo cierto es que opto por no contestar ni a la primera ni a la segunda pregunta. Tampoco creo que sea ningún crimen, ya que seguramente no se hubieran molestado en escuchar mi respuesta.
En un intento de ignorarles, decido perderme en mi mundo. Saco el móvil del bolsillo y lo enciendo. La verdad es que jamás había estado tan desconectada de este aparato como este verano.
En cuanto vuelve a la normalidad, recibo miles de notificaciones, pero sólo me centro en las últimas que he recibido: cuatro mensajes de Jade Morrison y varias llamadas de un número desconocido.
Lo primero que hago es responder a Jade. La aviso de que no hay de qué preocuparse, que he llegado sana y salva y que el vuelo ha sido muy tranquilo. Acto seguido, curioseo sobre el número desconocido. No sé de quién debe tratarse, y es que suelo ser privada con estas cosas. Me gusta la tranquilidad de no deberle nada a nadie, así que no me gusta darle mi número a cualquiera.
Finalmente, decido enviarle un mensaje de texto a ese misterioso número de teléfono que tantas veces me ha llamado.
Hola. ¿Puedo saber quién eres y por qué me has llamado?
Mi mensaje recién enviado no tarda ni medio minuto en ser leído y marcado con dos tics azules. El contacto no tiene foto de perfil ni nada que pueda servirme para identificarle.
Alguien que conoces.
Tienes que volver al campamento, sin ti no es lo mismo.
Quiero que vuelvas.
Tras leer semejantes sandeces, decido volver a olvidarme de las redes sociales y del móvil en general. Me tomo lo que acabo de ver como una broma pesada de algún idiota de por allí. Básicamente, sé que nadie me está echando de menos en el campamento.
El trayecto transcurre durante unos minutos más hasta que finalmente llegamos a nuestro destino. Mi padre aparca el coche frente al garaje y los tres salimos del vehículo casi al mismo tiempo.
Cuando me dan mi equipaje, subo a la segunda planta de mi casa a toda prisa. No tengo ganas de seguir fingiendo, por lo que me meto en mi habitación en tiempo récord. Sin lugar a duda, este va a ser el verano más aburrido de mi vida.
~~
Habrán pasado tres o cuatro horas desde que me quedé dormida. Lo cierto es que no había nada más interesante que hacer entre estas cuatro paredes. Es más, hubiese seguido sumida en un profundo sueño si no fuera porque alguien está llamando a la puerta ahora mismo.
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Campamento de Verano© (Verano #1) [EN EDICIÓN]
Teen FictionEvelyn West es la chica envidiada en cada sitio al que va. Es guapa, estilosa, inteligente y rica, lo único que le falla es esa personalidad de niña mimada que tiene. A sus 16 años, Evelyn planea un viaje de vacaciones a París con sus dos mejores am...