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Él me mira firme sin quitar sus ojos de mí con una sonrisa de lado. 
-Bueno, yo pensé que no vendrías -dice Drácula colocando sus manos en la mesa. 
-Yo pensé que tú tampoco vendrías -le contesto en defensa mientras doblo mis piernas. 
-Come algo, pareciera que no duermes hace días -me dice con preocupación en sus palabras.  -Últimamente he estado trabajando -contesto en defensa mientras entrelazó mis dedos sin mirarlo. 
-Puedes enfermar, sólo come y ya -gruñe mientras le hace señas a la camarera que se desprendió dos botones para mostrar su escote. 
-¿Sí, señor? -pregunta la rubia con una gran sonrisa, pero Drácula no hace contacto alguno en ella sólo me mira a mí, volteo a mirarlo 
-¿Qué vas a comer, querida? -pregunta Drácula con mucho entusiasmo en su mirada.  Noto que le gusta tener las riendas y ser autoritario  -Pollo con arroz -contesto mirándolo. 
-Bueno, ¿qué esperas? ¿Un premio? -se queja Drácula mientras voltea a mirar a la rubia. 
Ésta parece estar triste por la falta de interés en ella  -Disculpe, ¿Algo más señorita? -me pregunta ella mirándome  -No, ya puedes irte -le contesto con odio. 
Drácula sigue mirándome y no dice palabra alguna. 
-Has estado muy extraño últimamente, querido -le digo mirando sus ojos. 
-Bueno, ¿Cuáles son tus teorías? -pregunta él con tono burlón. 
-O te dijeron algo que no querías escuchar o viste algo que te hizo cambiar de opinión -contesto rápidamente
-Bueno, querida, sí, alguien me ha hecho comprender por qué no te mate en ese mismo instante cuando te mostré mis colmillos en la biblioteca -me contesta mientras mira hacia otro lado.  
- ¿Ah, sí? ¿Por qué no lo hiciste? -pregunto desganada 
- Porque una parte de mí te llamaba, y otra te necesitaba 
En ese momento cuando en vez de pedir clemencia dijiste que dejara que donaras tus libros a la biblioteca antes de morir me dio tanta gracia que no le tuvieras miedo a la muerte -me dice él entre risas y volteando a verme 
- Bueno, aquí está la cena señorita -dice la rubia con la comida mientras voltea a ver a Drácula  - ¿Usted no comerá nada, señor? -le pregunta ella intentando tocar su mano. 
Mi corazón empieza a latir de prisa y siento la sangre fluir por mis venas pero Vladimir me mira molesto y la toma del brazo con fuerza 
- Pediré otra camarera si vuelves a hacer eso -dice molesto y ella se ve asustada 
- Di… Disculpe -le contesta ella asustada y él sólo la mira con odio y reseño
- Vladimir suéltala -le gruño levantándome y tomando su mano para que la suelte 
- Largo de aquí -le dice él a ella sentándose de nuevo y mirando el piso, la rubia se aleja frotando su brazo 
Mientras volteo a mirar a Drácula. 
- ¿Qué te ha pasado por la cabeza Vladimir podías haberla quebrado? -me quejo mirándolo seria y furiosa 
- No me digas que no lo disfrutaste -me dice con tono sarcástico 
- Escucha, necesito que me cuentes más, sé que es difícil y no te gusta hablar del pasado pero es para mi próximo trabajo, ayúdame -digo cambiando de tema  - Come, por favor -me contesta mirando mi plato 
- Qué autoritario, Maestro  -digo en tono burlón y él sonríe   
- Bueno yo contemplaba como comes tu comida mientras contesto tus preguntas -me dice mirándome serio 
Lo miro sorprendida, él estaba dispuesto a contestar cada pregunta que yo deseara 
- ¿Cuándo creaste a cada uno? Pregunto embistiendo con mis cuestiones
- A Llacaret lo convertí luego de unos años de la muerte de Elizabeth, él trabajaba en Francia. Sus padres eran de clase baja, él enfermó y no podían pagar sus medicamentos. Nos juntábamos a beber con plena confianza, él no sabía de mi naturaleza pero antes de que muriera yo decidí hacerlo mi hijo. Lo amé como un amante, lo desee como un juguete, lo tuve como un esposo. Él lo fue y lo es todo para mí - contesta Drácula  Una pizca de celos salió de mí mientras comía 
- ¿Él podía hacerlo verdad? - pregunto sería y disgustada 
- No, sólo cuando yo se lo permitía; por eso buscó afecto en una humana -me contesta el rápidamente 
-O sea que sólo podía tocarte cuando tú sintieras la necesidad de afecto, bueno quizás yo también recurra a un humano -digo con sarcasmo y odio hacia sus palabras.
- ¿Quieres que te cuente? ¿O me vas a agobiar con tus celos sin sentido sabiendo que te amo más que a nada? -me contesta mientras bajo mi cara con vergüenza por lo dicho.
-Discúlpame Vladimir, continúa, por favor - logro decir con un hilo de voz. 
Sabía que esta sería mi inspiración, también sabía que todo lo que él me contase me dolería.
Drácula tiene más de 2 siglos de vida, seguro tuvo amantes, esposas, novias e hijos.
- Bueno, saliendo de tus pensamientos, a Elliot lo conocí también en París. Este era un mujeriego. Poseía a todas las chicas del lugar, una tarde tenía mucha hambre y Llacaret ya había cenado así que decidí salir de casa. Elliot se estaba bañando en una cascada, este era un ser muy inteligente no se dejó morder fácilmente, pero también tenía una belleza única, estaba solo, carecía de dinero, robaba para vivir. 
Lo hipnoticé y lo dejé vivir para verlo más tiempo, luego se volvió mi amante -me dice él mientras me mira serio 
- ¿O sea que se acostaba contigo? -pregunto disgustada 
- No, yo podía beber de él como también podía de Llacaret, luego te explicaré eso -me contesta volviendo al punto.
- Claramente a cambio de su sangre yo le daba dinero, pero luego se tornó íntimo y le ofrecí mi ala como un hijo -me contesta dándome una sonrisa para romper la tensión  - ¿Y Janut también fue tu amante en el mundo vampírico? -pregunto irónica 
- Bueno creo que no te voy a ayudar, Katherine te estás portando mal -me gruñe con una mirada Burlona 
- Claro, castígame - logro decir como un susurro, con una sonrisa estúpida mirando al rubio que no me dejó de ver en toda la cena.
Le sonrío y volteo a Drácula que me mira serio y asqueado -podrías mantener tu coqueteo con otros desactivado mientras este yo -me dice mirándome con odio 
Me pongo picarona y busco molestarlo más. Aunque no lo pienso mucho y decido apaciguar la zona. 
- Quiero caminar contigo -digo en tono deprimente mientras miro mis manos 
Él sonríe mientras cae en mi juego 
- Bueno vámonos, ¿segura que quieres estar en la calle con un vampiro que tiene hambre? pregunta burlón 
- Pero dijiste que fuiste de caza -digo en defensa mientras lo miro asustada. 
- No cacé yo, el que lo hizo fue Elliot, dime ¿A qué viene el miedo? -me pregunta él mientras se acerca más a mí.  
- No lo sé, quizás no es miedo a ti -contesto un poco irónica 
- Su chaqueta, señorita - me dice la rubia con las manos temblando 
- Muchas gracias -contesto con una sonrisa 
- Vámonos Katherine -me gruñe Drácula desde la puerta, disgustado 
Respiro profundo y salgo caminando antes que él, Drácula sigue mi paso y se coloca a mi lado  - Entonces si no es a mí, ¿A qué le tienes miedo? -me pregunta mirando hacia adelante.
- Sinceramente no lo sé -contesto con un suspiro profundo y desgano.
- En mi mundo los mortales son seducidos por los vampiros, algunas veces nuestra belleza les llama mucho la atención a ustedes.
Y eso les seduce, ustedes son tan débiles que ceden a nuestros encantos -me explica Drácula 
- ¿Alguna vez me sedujiste o hipnotizaste? -pregunto interesada 
- Esa tarde en la que caminaba por las calles de New York, me crucé con una gran escritora. Ella tenía un perfume dulce con olor a rosas. Me llamó mucho la atención y lo peor era que estaba perdida, la seguí a una biblioteca pública, ella sólo posaba los dedos por los libros sin elección alguna hasta el momento en el que posó sus dedos en uno singular -decía Drácula mientras recordaba cómo nos conocimos 
- Creo que fue un error -digo con tono deprimente 
- ¿Qué cosa querida? -pregunta mientras seguimos hacia la plaza 
- El haberme enamorado de ti sabiendo que hay personas mucho más conectadas a ti -contesto sentándome en una banca mirando la tierra. 
Él sigue parado mirándome como si lo que dije le sorprendiera.
Respiro profundo y vuelvo a hablar.
- Vamos siéntate, ignora mi comentario Drácula -digo mientras palmeo el banco, regalándole una sonrisa falsa.  
- Katherine, ven conmigo a mi casa -me dice tomando mi mano casi arrastrándome.
- No, por favor, me gusta estar aquí en la oscuridad y el silencio, le contesto claramente. Estaba fresco en New York y no había mucha gente en las calles 
- Esta bien, te contaré de Elizabeth -me dice el sentándose al lado mío 
Yo levanto la mirada hacia el cielo mirando las estrellas 
No creo estar lista para escucharlo, sabía que hacerlo destrozaría mi corazón 
- No, aún no -logro contestar con un hilo de voz 
- Katherine, estás deprimida, los humanos sienten ese dolor que los vuelve locos - dice tomando mi mano y mirándome preocupado 
- ¿Alguna vez sentiste que quieres algo que está lejos de tu alcance? -pregunto cambiando de tema 
Un dolor fuerte se apodera de mi pecho 
- Admitiría que daría cualquier cosa por ser humano en este momento y tocarte con la piel caliente, pero ¿cuál es tu tormento? -pregunta directamente mirándome con cautela  - Algunas veces me pregunto porque no me mataste, y te ahorraste toda la amistad -digo conteniendo las lágrimas 
-Algunas veces pienso que no he aprendido mucho de mujeres -contesta en tono burlón 
- Las mujeres son un mundo -digo entre risas 
- Sé que es difícil pero piensa bien en cómo nos conocimos, cómo fue que nuestra amistad creció y que es lo que no viste aún -dice él levantándose del banco 
- Ya te vas -digo levantándome rápidamente para agarrarlo de la mano con miedo 
- Me tienes miedo a mí, después de todo soy un monstruo -me contesta mientras su expresión cambia a triste.  
Drácula me quería volver loca, una noche me ama, otra me odia, y otra era el ser vil y cruel.  Pero de todas maneras era Drácula. Sin importar si es malo o bueno, blanco o negro, era él.  - No. Te he mentido, tengo miedo de invadir tu espacio y que no te guste después de todo nadie puede ocupar el lugar de Elizabeth- Digo en defensa  Mi mano tiembla de los nervios. 
- Elizabeth fue y será un gran amor para mí, pero yo nunca hice todo lo que hago por ti -me contesta acariciando mi brazo, levanto mi rostro, lo miro con mucha tristeza  - Vladimir yo... - logro decir 
Cuando él me jala con sus manos en mi cintura, me besa de una forma tierna y lenta.  Nuestras lenguas se encuentran, nuestras pieles se sienten… Era tan gratificante sentirlo cerca, hasta que nos soltamos para respirar. 
Él me jala mucho más y coloca su cara en mi cuello 
- Katherine, Katherine, ¿Qué haré contigo, mi niña? -me susurra mientras sigue respirando en mi cuello.
Cierro mis ojos y disfruto del contacto con él, mi respiración se agita, mi pecho sube y baja, estaba nerviosa.
Siento que Vladimir se empieza a alejar, pero no me preocupa, sigo con los ojos cerrados  - Piensa lo que te comenté querida -me dice él mientras da un tierno beso en mi labios. Cuando intento abrir los ojos ya era demasiado tarde Vladimir no estaba, su rapidez lo había llevado entre la oscuridad.

Los Hijos De Drácula(Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora