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No, creo que tú y Mozart estarán bien sin mí, debo ir a ver a Sergio -me dice Drácula nervioso.
No sé por qué nunca vi estos sentimientos en Drácula.
Quizás estaba preocupado por mí, todo esto era nuevo en nuestro entorno, él intentaba enseñarme el tipo de vida que llevaba.
- Sergio puede esperar -digo disgustada.
- ¿A dónde fuiste? -pregunta Valentine con su hermosa sonrisa.
- A tomar aire, no le hice nada, si eso te preocupa niño -le contesta Mozart.
- Niña, no te pongas así mañana a la mañana te vendré a buscar -me dice Drácula volviendo a la seriedad.
- Si Mozart me degolla, desearás no haberme dejado sola con él -digo sarcástica.
Entre Mozart y Drácula rieron
- Eso no me sorprendería -dice Valentine entre las risas.
- Te aseguro que no pasaría, Katherine -dice Mozart.
- Mozart sabe qué tipo de vampiro soy -dice Drácula. Doblando sus piernas como si fuera el dueño de la casa.
- Bueno, creo que el chófer ya está aquí -dice Mozart, levantándose del sillón.
- Confío en ti, cuéntale lo posible, no la asustes por favor -le dice Drácula a Mozart dándole la mano
- No te preocupes, la cuidaré como si fuera Zafira -le contesta Mozart con una sonrisa en su rostro Cuídale como mi esposa -le corrige Drácula con los ojos completamente negros.
¿Vas a estar bien? -pregunta Valentine preocupado
- Sí, lo estaré, no te preocupes cariño -le digo tranquilizándolo
-Yo también estaré bien, gracias por preocuparte -le gruñe Mozart penetrándolo con la mirada.
- Un gusto Mozart -le contesta Valentine tendiéndole la mano tímida.
- Valentine, puedes visitarme cuando desees, eres un ser muy guapo -le dice Mozart coqueteándole. 
- Lo pensaré, muchas gracias - le contestó Valentine nervioso.
Por un momento pensé que entre ellos había miradas extrañas, con mucha lujuria a decir la verdad, pero a Valentine le costaba asimilarlo.
- Hasta mañana, principito -le dice Zafira a Valentine, tirando de su saco.
- Hasta luego, princesa Capas, algún día volvamos a vernos -le dice Valentine besándole la mejilla.
Drácula y Valentine se alejaban con el auto.
Cuando entré noté que eran casi las 8:00.
- Bueno, ¿Qué quieren comer? -pregunta Mozart tirándose en el sillón.
- Pizza, papá, pizza -súplica Zafira tirando de su camisa.
- Lo que sea -digo mirándolos.
Veo que Mozart respira profundo y grita
- Votación -dice entre risas
- Pizza -grita Zafira riéndose mientras corre y levanta mi mano con la suya.

Dos contra uno. Entonces será pizza señoritas -dice Mozart volviendo a la seriedad, yo no paro de reír.
- Sí, Katherine, pizza -dice Zafira entre saltitos.
La noche se hizo conocer, fue divertido comer con Zafira, su belleza me llamaba la atención. Me contó que estudiaba en casa, Mozart le enseñó a tocar el piano y quería aprender francés. Me dijo que su mamá murió cuando nació, que Mozart la encontró a los 2 años en un orfanato y la adoptó.
Por un momento me enamoré de ella. Él la criaba como toda una humana, se tenía que lavar los dientes y después él se acostó con ella hasta que se durmió. Dejamos la puerta semi-abierta por que le tenía miedo a la oscuridad.
- Mozart, ¿Ella sabe lo que eres? -pregunto sentándome junto a la chimenea, en París empezaba a hacer frío.
- Aún no está en la edad justa, una vez que corté la mano y ella lo vio, se curó de inmediato todo el día, dijo que soy mago -contestó Mozart entre risas.
Una también salió de mí.
-Debió ser difícil -digo entre risas mientras él se sienta a mi lado dándome un té.
- Difícil es mentirle al amor de tu vida, o guardar un secreto a tu ser más querido; cuando llegue el momento se lo diré -dice Mozart mirando el fuego
- ¿Cuál es tu historia? -pregunto bebiendo de mi té con limón.
- ¿No quieres la grabadora? -pregunta Mozart sorprendido.
- ¿Estuviste tocando mis cosas? -pregunto disgustada.
- No, solo pensé que tal vez tendrías una -contesta él desinteresado.

Cuéntame, tengo una buena memoria -insisto
Nací en Italia en el tiempo de las peores guerras. Mi padre y madre de clase alta, era hijo único, fui obligado a aprender piano con tan sólo 5 años; a los 15 ya sabía hablar dos idiomas, mi creador fue un neófito común y corriente que murió a merced del Sol.
- ¿A merced del Sol? -pregunto sin comprender.
- Disculpa, comencé mal -se disculpa él.
-Cuando las guerras italianas comenzaron, mis padres optaron por mandarme lejos. Pero por curiosidad estúpida de la vida decidí bajar del caballo en pleno camino, mientras iba en el bosque decidí entrar a una cabaña abandonada, estaba lejos de casa, en pleno bosque, por lo que decidí descansar.
- ¿Pero intentas decir que la guerra no llegó al bosque? -pregunto
- En ese tiempo ellos se colocaban cerca del lugar para explotar más lugares, es decir que se ponían en las líneas de división, se adueñaban de las casas y fábricas para esconderse en ellas -dice él mientras el fuego alumbraba su rostro.
- ¿O sea que se hospedaban para tener más territorios? -pregunto de nuevo.
- Ellos no querían que nadie los sacara y mataban a los italianos. Bueno, en cierto tiempo diferentes razas querían adueñarse del lugar, pero la peor fue en mi época.
Mi madre asustada decidió sacarme del lugar antes de que la guerra llegara a nuestra estadía, pero fue en vano -dice él 
- Luego de eso, ¿cómo te convirtieron? -pregunto interesada.
-Mientras me alejaba en caballo encontré la cabaña que parecía estar vacía, quería descansar, estaba cansado porque había cabalgado tres días así que decidí ver el lugar.
El caballo escapó en lo que me bajé de él, intenté correr a buscarlo, pero no podía, era tarde y estaba oscuro -dice Mozart sin pestañear

Los Hijos De Drácula(Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora