Negro XII.

166 27 1
                                    

Canción:  SÁLVAME-RBD

"Sálvame del olvido, sálvame de la oscuridad, sálvame del hastío, no me dejes caer jamás"

Es claro que no fuera al trabajo los primeros días... pero ¿3 semanas?, es suficiente. Jesús y Liliana van de nuevo a hablar con el, aunque sienten que le hablan a una roca. Timbran a su departamento, aquel que rento luego de dejar su casa.

- ¿Imauri?, hijo abre por favor - le pide Liliana acongojada.

Al ver que no tiene planes de abrir, ella lo hace con la llave que tiene. Cuando entraron, vieron la casa hecha un desastre... Imauri siempre fue muy limpio y ordenado. A Liliana se le pusieron los ojos llorosos al instante, cuando vio a su hijo tirado a un lado del sillón con una botella en el suelo y muchos cigarros.

- ¡Imauri! - exclama Jesús.

Imauri se mueve, intenta separar los parpados pero no puede... poco a poco logra abrir los ojos y ver a su madre y su padrastro. Intenta levantarse, pero se tambalea, Jesús lo ayuda y lo sienta. Liliana suspira, voltea y empieza a juntar y acomodar todo... comenzando en tirar las botellas.

- No las tires - balbuce Imauri con una resaca tremenda.

- Escucha Imauri, sentimos mucho lo que paso... y sabemos que estas sufriendo... pero debes intentar seguir con tu vida - aconseja Jesús amablemente, lo considera un hijo y le duele verlo de ese modo.

Liliana sigue recogiendo cosas y organizando un poco. Imauri la ve mas no dice nada.

- ¿Para que? - se centra en lo que Jesús le dijo - Si nada vale la pena... si ya lo perdí todo

- Aún te tienes a ti mismo - Repuso Jesús.

- ¿De que sirve?... no soy nada - reniega de si mismo. - ¡Mama deja de recoger!, de todos modos ya nada tiene arreglo

El habla de su vida, pero Liliana queriendo salvarlo, lo toma por otro camino.

- No dejaste que me quedara para hacerte compañía... al menos déjame ayudarte un poco - espeta decidida y vuelve a lo suyo. Imauri mejor se queda callado, pues sabe que es imposible vencer a su obstinada madre.

- El asunto es que, aún conservas tu trabajo... pero si faltas un día mas, no podre hacer nada por ti - dice su padrastro.

- No voy a volver al trabajo -

- Pero... -

- Ya no puedo fotografiar nada... ¡No me nace!, ¡ni siquiera puedo sostener una cámara sin echarme a llorar! - vocifero angustiado con los ojos rojos y el nudo en la garganta.

El sabe bien por que lo dice... antes las fotos le salen espontaneas y con vida, desde la tragedia, tomo una sola foto y se derrumbo, admitiendo su derrota al no expresar nada mas que oscuridad y depresión.

- Hijo... debes entender que... - su madre se acerco hasta el para contribuir.

- No lo entienden... no puedo volver, perdón - diciendo eso, se levanta y se encierra en el baño.

Liliana y Jesús intercambian una mirada de tristeza.



- Vamos Ali, ven con nosotros - le piden sus hermanos.

Ella con el rostro descompuesto admira la tenacidad de sus hermanos para sacarle al menos una sonrisa. Así que acepta, la vendan de los ojos y la guían por las escaleras, atravesando el comedor y finalmente llegar a la cocina.

- ¡Taran!, queremos que cocines algo... te animara - dice Nuvia descubriendole los ojos.

Desde hace tanto que no prepara nada, ni siquiera se aparece en la cocina. Alizbeth camina y toca algunos instrumentos que ella usa... muchos para cocinarle a Imauri, e incluso para enseñarle algo de preparación. Pronto los ojos se le humedecen y los recuerdos vienen a aplastarla con ferocidad de nuevo.

Sus hermanos se voltean a ver, un tanto arrepentidos por traerla.

Rompió en llanto, no soportándolo... se dejo caer al suelo, y escondió su rostro en las rodillas. 

Manuel se acerco a ella, Nuvia se quedo donde estaba, derrotada, pensando que la idea tiene la culpa de ponerla de esa manera.

- No llores hermanita... a el no le gustaría verte así - y el escuchar eso, hizo a Alizbeth soltar más el llanto.

Los padres llegaron al escucharla, vieron a Nuvia cuestionandole y ella les dijo en voz baja lo sucedido. Se colocaron en cuclillas cerca de ella y le pusieron una mano en cada hombro.

- Mi cielo... - dice su madre quien también se le ponen los ojos llorosos sin poder evitarlo.

Su hija levanto el rostro y ve a sus padres con una mirada dolida.

- No puedo... - balbuceo angustiada y lastimosamente.

- Claro que puedes... todos estamos contigo - convino el padre, dándole un beso en el cabello y abrazándola.

Toda la familia se quedo ahí, en el suelo de la cocina tratando de consolar a Alizbeth, aunque saben que eso no lograra nada... las tragedias sucedidas no son para olvidarse de un día para otro, y mucho menos cuando ha pasado tan poco tiempo.

Blanco y Negro. (Vondy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora