iv - sensación ilegítima

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    Es domingo, la idea de que mañana tendré que enfrentar a Miku me atormenta. Sus palabras dolieron pero sé que sólo lo dijo en un arrebato de furia, ¿no qué cuando uno está enojado dice cosas que no siente? Sé que leí aquello en alguna parte, sólo espero que sea verdad.

—Oye, ¿quieres algo de comer? Has estado encerrada aquí toda la mañana—me giro y observo a Len, quien está recostado por el marco de mi puerta. Asiento levemente atrayendo mi almohada aún más hacia mi pecho.

—Chocolatada estaría bien—en un susurro propongo recibiendo un suspiro de su parte.

—Rin, ¿estás bien? Desde ayer te noto decaída—expresa mientras se sienta en la orilla de mi cama, observándome. No me gusta que me mire de esa forma penosa. Pero antes de que pueda contestar mi celular suena llenando el silencio de mi habitación, Len se levanta de inmediato y lo toma de mi escritorio.

—¿Quién es?—Curiosa pregunto, él me observa con el ceño fruncido.

—Es un mensaje de Kaito... Oye, ¿por qué tienes su número?—Desde el viernes le había pedido su número y nos hemos estado mensajeando, es buena persona y su versión de la historia que tuvo con Miku es completamente diferente.

—No lo sé, es un buen chico y me agrada—Len parece sopesar mis palabras.

—Rin, ¿te gusta Kaito?—Ni bien dice eso me pongo tiesa en mi lugar, ¿de verdad pregunto eso? Ugh, ¿por qué tengo un hermano tan distraído como lo es Len? Tengo ganas de gritar y decir ''¡no, tú me gustas!'', pero respondo:

—Claro que no, sólo lo veo como un amigo—él sigue desconfiado, mirándome con ojos entrecerrados.

—Sabes que puedes decirme lo que quieras, no te juzgaré pero... ¿Kaito? ¿Por qué él? No es que tenga algo en su contra, pero he escuchado rumores de que no es muy amable con las chic...

—Len, deja de hacerte ideas. No me gusta Kaito—directa informo, él se detiene, observándome aún de forma quisquillosa.

—¿En verdad?—Sonriente asiento—. Entonces, en este momento, ¿no hay ningún chico qué te guste?—Poniendo mi dedo en mi mentón me hago la pensativa sintiendo como Len llega a su límite—. ¡Espera! ¡¿Acaso hay alguien?!—Estalla y yo rió, al ver como pierde el control.

—No, tonto. Apenas y tengo dieciséis, aún no podría lidiar con algo tan complicado como lo es el amor—no miento, la mitad es verdad. Él parece calmarse, retomando la compostura y yo cuestiono algo confundida—.Pero, si hubiera alguien que me gustase, ¿te molestaría?—Él me observa de manera letal, y se acerca a mi, sentándose en la cama y dejando su rostro no tan lejos del mío.

—Claro que sí, eres mi hermana, no dejaré que cualquier idiota te haga llorar—sus palabras logran que un tumulto de sensaciones comience a revolverse en mi estómago, y mis ojos arden—. Te quiero demasiado como para dejarte ir, Rin—admite mientras me abraza y tengo ganas de reír mientras lloro al mismo tiempo.

    Tengo ganas de decirle que la única persona que podría hacerme llorar es él.


(Len)


    Me siento inquieto, luego de esa charla con Rin no la he vuelto a ver. Tal vez me excedí con mis palabras, o soné demasiado posesivo. Mi celular no ha dejado de sonar pero sé quien es la causante y en verdad no quiero contestarle ahora. Kaito ya me ha explicado que su relación con Rin es únicamente amistosa y para nada amorosa, lo que logra aliviarme y calmarme. La quietud de estos días es algo que no quiero estropear. Porque vivir así, en este departamento y con ella es todo lo que podría desear. Pero el amor es algo que podría averiarlo todo, sé que es inevitable que ella se enamore de alguien, lo sé pero... siento que aún no estoy preparado para verla con alguien más. En especial si no soy yo. Maldición, debería dejar de pensar de esa forma. Creí que había superado ese complejo de sobre-protección que le tengo, y aquellas sensaciones que son ilegítimas.

    Esa tarde me la paso terminando deberes y preparando una cena liviana, Rin parece disfrutar de la sopa y yo pienso que el clima esta demasiado frío. Este otoño será brutal.

—Len, ¿luego podríamos ver una película?—Confundido por sus deseos asiento, en realidad es común que viéramos películas los domingos por la noche.

    Pero cundo la cena avanza entiendo porque su proposición me sonaba tan distinta. Estar en mi cuarto, acostados y mirando 'Reality Bites' no es precisamente como solemos mirar películas. Generalmente lo hacemos en la sala, comiendo palomitas en el sofá y con una distancia prudente. Siempre me pongo nervioso a su lado, la poca distancia entre nosotros me pone ansioso y que estemos en mi cuarto aún más. Estoy demasiado consciente de ella, es mi hermana, no debería verla de esta forma. Abrumado por tantas sensaciones pienso que lo mejor será decirle para terminar con esto, pero cuando me giro la encuentro dormida. Me siento completamente un tonto. Preocupándome en exceso por nada.

    Sonrío débilmente ante mi ingenuidad y contemplo a Rin dormir, es algo de lo que nunca me cansaría. Estar a su lado y dormir con ella es algo agradable, siempre logra relajarme y siento que duermo mejor que cuando lo hago usualmente solo.

—Len...—me alejo un poco al sentirme atrapado, pero cuando ella se remueve sé que sólo estaba soñando. Me permito suspirar algo asustado, me pregunto que estará soñando—, te quiero—ni bien dice aquello siento mis mejillas más cálidas de lo usual.

    Sinceramente, si ella quiere, podría matarme.


    Uno de los placeres que tendré en esta vida será el despertar con Rin a mi lado, no es por discriminar pero ella es la mujer más bonita que ha pisado la tierra. La verdad es que hay veces en que me pregunto que sería de mí sin ella. Tal vez estaría aquí, sólo y triste, vacío.

—Mmm, Len, ¿qué hora es?—La dueña de mis pensamientos pregunta mientras parpadea repetidas veces, yo sonrío y observo el reloj que esta en mi mesa de noche.

—Apenas las seis, es temprano—ella asiente acercándose a mi pecho y refregando su mejilla por mi remera.

—Tengo frío—susurra tan bajo que si no es por nuestra cercanía no la hubiera escuchado, sonriente nos tapo y la envuelvo con mi brazo, sintiendo como si estuviéramos hecho el uno para el otro.

—¿Mejor?—Inquiero curioso mientras acaricio su cabello.

—Sí, eres el mejor—algo sonrojado por sus palabras beso su cabeza.

    Me gustaría creer que lo soy.




Amarillo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora