La oportunidad de otra vida (zosan♥)

5. Solo espero no arrepentirme

—Tiene que ser una broma...

—Oye no lo mires así, no es de lo más lujoso, pero yo no tengo el dinero que tú tienes— dijo el moreno al ver la reacción del rubio. El rubio miraba con preocupación y espanto el hermoso auto mazda plateado que estaba frente a él.

El rubio no sabía en qué momento había llamado a su, ya pasado amor de juventud, no sabía con exactitud qué mierda le dijo, sólo sabe que hacepto la extraña invitación que le había hecho este, y no se dio cuenta cuando hizo una pequeña maleta con poca ropa porque el moreno le ordenó que lo hiciera, y jamás creyó que estuviera ahí, a punto de entrar en ese hermoso auto y que dejara que el moreno lo llevara a quien sabe donde.

—No puedo creer que este haciendo esto— dijo el rubio ya dentro del auto.

—Si, yo tampoco— contestó el peliverde arancando el auto. —Pero es mejor así.

—Que sepas que por tu culpa falte a mi trabajo— dijo el rubio recriminante.

—Eres el jefe, ¿de qué te preocupas? puedes faltar las veces que quieras, es más, ni siquiera deberías ir a trabajar.

—Para tu información está el la primera vez que faltó a mi trabajo— dijo viendo distraidamente el paisaje que pasaba a lado suyo a toda velocidad. —A todo esto ¿a donde vamos?

—Lo verás cuando lleguemos— contestó restandole importancia y prendiendo la radio.

☆☆~☆☆

El camino fue corto y tranquilo. Al llegar, el rubio pudo ver que se encontraban en la baia.

—¿Qué hacemos aquí?— preguntó curiosos el rubio, pero callo al ver a Zoro subir a uno de los más grandes y hermosos yates del lugar.

—No te quedes ahí— dijo el moreno al ver que el rubio no se movía y estaba sorprendido —no entiendo por qué te impresionas si tu puedes comprarte 15 de estos, o hasta más, si vas a seguir impresionándose con todo lo que te muestro mejor no te hubiera traído.

—Eres un idiota— contestó simplemente el rubio y subió al lujoso yate, ¿qué jamás acabarían las sorpresas?.

—Entonces, ¿te gusta mi yate?—preguntó el moreno cuando desapareció de la vista del rubio.

—Bueno es lindo, y lujoso, ¿hace cuanto lo tienes?

—Si, es virgen, ahora ven— el moreno lo tomo de la mano y lo llevó hasta la "cubierta" —toma— le entregó una botella de champán. —Bien hazlo.

—¿Hacer qué?

—¿Tu que crees?, bautizar esta cosa.

—¿Por qué no lo haces tú? es tu yate—dijo el rubio hacer dándole la botella, pero el moreno se la regresó.

—¿Tengo cara de que he bautizado algo antes?

—Ay ¿y crees que yo si?

—Solo hazlo y ya.

—Bien, haber como sale esto— el rubio suspiro y penso.—¿qué se supone que dijo decir?

—No lo se— dijo su "anfitrión" tomando una botella de sake y llevándosela a la boca para tomar un largo trago.

—Emm, estamos aquí en...una baia, y ehh, para bautizar a este lujoso y nuevo yate que quien sabe de donde lo saco el marimo...y— el moreno ya no pudo aguantar su risa.

—Eres una asco en esto— dijo volviendo a su botella.

—¿Por qué no vienes y lo haces tú mismo? haber si te parece fácil.

—Paso, no quiero.

—Bien...mmm— el rubio pensaba mientras al moreno se le ocurrió una gran idea.

—¿Recuerdas esa frase que siempre decidamos en la Universidad?—dijo el moreno captando la atención del rubio.

—Si, creo que la recuerdo...¿quieres que la diga?— el moreno sólo asintio con la cabeza.—Como alguna vez prometimos, estamos aquí en este yate en donde nos podremos comer al mundo a mordiscos— así rompió la botella.

—No estuvo tan mal— dijo el moreno, —vamos a ver que tan rápido va esta cosa.— dijo con una gran sonrisa.

—Pareces un niño, ¿Ya has manejado uno de estos?—preguntó un poco preocupado.

—No— respondió sin hacerle mucho caso. El rubio sólo soltó un suspiro largo y se obligó a calmarse, no era como si el moreno intentará matarlo...¿o si?

—Solo intenta no matarnos.

—No prometo nada—dijo arrancando a fondo el gran yate.

—Ahora si me estoy arrepintiendo de haber aceptado tu invitación.

—Que dramático eres— contestó riendo.

Así era como iba un moreno peliverde feliz de la vida, con cara de un niño cuando le dan un nuevo juguete. Y también un rubio con cara de arrepentimiento y terror al pensar que talvez ese sería el último de sus días...era extraño pero ese pensamiento no estaba tan lejos de la realidad.