21. Él aún me quiere

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Suspiró una vez más mientras abría su ojo para enfocar la vista al concreto del techo. Estaba en su celda. Aparentemente en la sección de "personas peligrosas". Las cosas no le iban tan mal, después de todo a él le gustaba su privacidad.

—¡Roronoa!— le gritó el guarda golpeando las rejas solo para molestarlo. Él rodó lo ojos y evitó decirle mil y un insultos por perturbar su silencio —tienes visita...

Salió de su celda algo extrañado, ¿quién iría a verlo?. Caminó a paso tranquilo siendo todo el tiempo escoltado por dos guardias. Llegó a aquel lugar donde la mayoría se encontraban con su familia o amigos. Lo condusieron hasta una mesa un poco más alejada de las demás y lo dejaron ahí, enfrente de un hombre rubio, con pelo algo largo y con unos tatuajes extraños en su ojo derecho y en su barbilla. No conocía a aquel hombre.

—Eres Roronoa, ¿cierto?— le preguntó el hombre viéndolo de reojo, poniendo más a tensión en algo que traía en su mano derecha.

—Si no lo fuera no me hubieran traído— le contestó mientras se sentaba, con la risa como respuesta del hombre. —¿Quién eres?— le preguntó impaciente.

—De verdad te describió bastante bien...— fue lo que escucho Zorro, después el hombre al fin volteó a verlo poniendo atención en aquella cicatriz producto del interrogatorio al que fue sometido hace dos días —Puedes llamarme Yorki.— después de aquella presentación el hombre de nuevo se enfocó en su ojo incomodando un poco a Zoro —¿Qué te pasó en el ojo?

—No te incumbe— le contestó molesto y vio, con su único ojo ahora, que el hombre alzaba sus manos en señal de que se tranquilizara —¿Qué quieres de mí?— preguntó más calmado.

—De ti no mucho, solo una firma y ya— Zoro lo miró extrañado —Sanji me mandó.

Al escuchar eso, al peliverde le empezaron a temblar las manos de emoción, e incluso su respiración se volvió más ansiosa, algo que notó el hombre rubio.

—¿Él...él te mandó?— no pudo evitar balbucear.

—Si, dijo que era importante y aquí estoy.

—¿Cómo está?...— habló bajo algo avergonzado, esperando ansioso a saber por su rubio.

El hombre sonrió ante la actitud repentina del otro —Bien, está bien. Algo ocupado haciendo unas cuantas cosas.

Vi cómo al peliverde parecía brillarle su mirada al escuchar algo del rubio.

—Esta bien...— se dijo Zoro sintiendo su corazón acelerarse.

—Te manda esto— dijo Yorki extendiéndole un objeto pequeño.

No debía alargar aquella visita, o alguien podría sospechar algo, no por nada Yorki había sobornado a los guardas para que le dejaran ver al peliverde, porque, después de todo, Zoro tenía prohibida toda visita y contacto de alguien externo.

Zoro tomó aquel objeto, no pasó ni un segundo para que reconociera qué era aquél objeto. Un anillo, uno de compromiso, era de color dorado con decorados sencillos, pero el grabado... había un grabado en su interior que leyó con una sonrisa y con una risa que dejó escapar de sus labios.

"No te volveré a dejar Marimo"

Miró interrogante al hombre frente a él y este solo se encogió de brazos, extendiéndole una carpeta con unos papeles, donde Zoro leyó claramente aquellas letras grandes y negras, "ACTA DE MATRIMONIO". No supo cuando dejó de respirar, pero volvió en sí cuando le faltó el aire, soltó un jadeo sin poder evitarlo. Había dos lugares para hacer oficial aquella acta, uno donde debería poner su firma y otro donde... donde estaba ya la firma de su hermoso rubio.

—Solo debes firmar— le sugirió el hombre dándole una pluma.

Rápidamente y sin dudarlo Zoro lo tomó y firmó la acta, viendo interrogante al hombre esperando por una explicación.

—Bueno no puedo decir más de lo que es obvio.— le dijo mientras guardaba aquel papel en un maletín que al parecer traía consigo —Felicidades señor Roronoa, desde esté momento está casado oficialmente con Kuroashi Sanji.

Zoro sonrió, como no lo hacía desde que había estado lejos de su rubio. Sonrió sintiendo aquel calor de amor hacia su rubio que volvía a resurgir. Si, su rubio aún lo quería, su rubio lo amaba.

—Él tiene un plan.

Fue lo último que dijo aquel hombre para solo caminar con tranquilidad hacia la salida, dejando a Zoro pensando en qué podría estar haciendo su rubio. Admiró con cariño su anillo sonriendo con gracia.

¿Qué estás planeando Sanji?

Se levantó de su lugar y guardando el anillo fue como volvió a ser escoltado para llegar a su celda y, como estaba antes de aquella visita, se volvió a acostar en aquella dura cama simplemente perdiendo su vista en el concreto del techo, pero esta vez con una sonrisa pegada en su rostro.

—Ya quiero verte, mi Sanji.... mio por siempre...








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Logré actualizar rápido!!! *0*
Espero les haya gustado. ¡Al fin se acerca el final! xD
Y descuiden, esto tendrá un final feliz ^^

Gracias por leer! ♥♥♥

La oportunidad de otra vida (zosan♥)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora