-Daniela ¿qué tienes?- le pregunte. Había acabado la clase de inglés y era el intercambio de clases, podía regresar a mi lugar. Tenía que asegurarme de que Daniela no estuviera pensando mal.
-Nada- ella seguía cabizbaja.
-No te ves como si no tuvieras nada.
-No sé qué es lo que tengo- dijo volteando a verme.
-¿Por qué?
-Solo... Estoy confundida.
-¿Con qué cosa?
-Contigo e Israel. Dices que a ti no te importa, que a ti no te gusta, que me lo dejas pero no es así- maldición. Si era eso. Tengo que arreglarlo de alguna manera.
-Claro que es así. Él no me interesa.
-Si no es así entonces ¿por qué hablas con él más que yo? ¿Por qué pasas tanto tiempo con él? ¿Por qué te mira como si estuviera enamorado de ti?- abrí los ojos como platos. Estaba ¿celosa de mí?
-Daniela no tienes por qué pensar eso. No tienes que estar celosa...
-No estoy celosa, solo estoy dolida.
-De la forma que sea, no tienes por qué estarlo.
-Tú no me dices que hacer o que sentir o como estar- estaba molesta. No, no puedo dejar que otra amistad se termine.
-Daniela escúchame.
-No quiero escuchar nada de una traidora- solo estaba interrumpiéndome y no me dejaba hablar.
-Daniela no me gusta. Él no es nada importante para mí, entiéndelo. Confía en mí, no quiero tener algo con él. Si hemos hablado es por coincidencias solamente. Casi siempre hablamos por ocasiones que él causa y...
-¿Lo ves? Él busca llamar tu atención- me quede pasmada. ¿Será eso cierto?
-No me importa lo que él piense o sienta. Yo no lo quiero y aunque así fuera, no tendría el derecho de tener algo con él sabiendo que a ti te gusta.
-De todas formas, lo mejor será que lo empiece a superar.
-¿Por qué?
-Porque sé que nada pasara entre él y yo. Porque sé que eso es lo mejor que pueda hacer y porque aún no me he atrevido a hablarle por teléfono.
-Daniela es muy pronto para hacer eso. Recuerda que el amor es una guerra en donde los más fuertes son los triunfadores. Tú eres muy fuerte y sé que puedes conseguir su corazón. Vamos, no tires la toalla tan fácilmente. Todavía no es tiempo de rendirse, aún queda mucho tiempo para que puedas lograrlo- le sonreí sinceramente y al parecer eso la tranquilizó. –Si tú quieres, te prometo que tratare de no hablarle, de no hacer contacto con él.
-No es necesario. Confío en ti y si dices que así son las cosas, debo de creerte- la abracé, fuertemente.
-Daniela, Mariam, no tenemos la clase de matemáticas y vamos a bajar a jugar futbol ¿vienen?- nos preguntó Noé.
-¿Qué te parece un partido de futbol con los chicos para despejarnos un rato?- le sugerí a Daniela. Ella sonrió.
-Me parece una gran idea.
-Entonces vamos- bajamos las escaleras y nos dirigimos al patio trasero. Al llegar vi que Israel iba a jugar. –Daniela será mejor que yo no juegue.
-¿Por qué?
-¿Ya viste quien va a jugar? No quiero ocasionar más problemas.
-Mariam no es necesario que hagas eso.