-¿Cómo pudiste ser capaz de hacer eso Mariam?- me gritaba mi madre. Estábamos en la dirección, junto con Israel y su madre. Hace media hora regresamos de nuestra aventura. Al llegar a la escuela, la maestra de inglés nos atrapó entrando por la puerta de atrás. El director llamó a nuestras casas para que vinieran y nos regañaran delante de todos, a mí me parecía así.
-Sólo nos fuimos por un rato. No teníamos clase, la maestra no nos dejó pasar desde un principio- voltee a verla.
-¿Eso es cierto Rosy?- le pregunto el director a la maestra, ella asintió.
-Llegaron tarde maestro, no podía tolerar esa impuntualidad por parte de ambos.
-Sólo fueron quince minutos- repliqué.
-¿Quince minutos? Mariam, yo te dejo faltando cinco a las siete. ¿A dónde te fuiste quince minutos? Bueno, quince minutos y tres horas- dijo mi mamá.
-Tenía que hacer las pruebas, ¿lo recuerdas madre?- ya le había dicho que tenía que hacer eso. Ella asintió, no muy segura.
-Entonces ¿se salieron de la escuela por qué no tenían dos horas de inglés?- preguntó el director. Israel y yo asentimos. El director era joven, de 35 años cuando mucho, tenía la esperanza de que él entendiera la situación ya que la maestra Rosy, de 45 años, no lo entendía. –No puedo pasar por desapercibido este comportamiento, deben de comprenderlo.
-Sí, sólo diga que nos toca- Israel volvió a utilizar su frase.
-Israel por favor- le dijo su madre –compórtate que no me tienes nada contenta.
-Ambos estarán suspendidos por una semana y teniendo en cuenta que hoy es jueves, retomaran sus clases normales hasta el próximo lunes- ¿QUÉ? ¿Toda una semana? ¿Tanto tiempo sólo por salirnos?
-Me parece muy justo maestro- Rosy tenía una sonrisa victoriosa y maliciosa en el rostro, me imagine rompiéndola en mil pedazos. Me he convertido en un monstruo. Salimos de la dirección con el papel de la suspensión, teníamos que ir con nuestro prefecto de piso para que archivara eso en nuestro expediente. Maldición. Mi mamá se quedó abajo hablando con la mamá de Israel. Doble maldición.
-Hola Saúl- salude al prefecto. Nos llevábamos bien. Él tenía 26 años.
-Hola Mariam ¿qué pasa?
-Vas a tener que archivar esto en mi expediente.
-Oh, una suspensión. ¿Qué hiciste?
-Escaparme de la escuela en hora clase. Todo por la culpa de la maestra Rosy, no me dejo entrar al salón y nos fuimos. ¿Qué más podía hacer aquí?
-Venir conmigo.
-No quería molestarte- le sonreí.
-No me molestas. ¿Dijiste "nos"?
-Oh si, Israel también está involucrado. A él también lo suspendieron, a ambos no nos dejaron entrar- él volteo a verme. Saúl nos tomó los papeles e hizo su trabajo.
-Mariam si ya sabes que no se debe de hacer ¿por qué lo hiciste?
-Quería probar a ver que se sentía. Mejor hacerlo ahorita que después, cuando me afecta más- le guiñé el ojo a Israel.
-Bueno, no lo vuelvas a hacer.
-Si tranquilo, fue la primer y última vez que lo hacemos. ¿Verdad Israel?- voltee a verlo, él asintió.
-Todo está listo, creo que los veré hasta el próximo lunes.
-Sí, no me lo recuerdes que me pongo más mal- Saúl rio. –Bueno, tengo que ir a despedir a mi mamá. Aún nos quedan horas aquí en la escuela- Saúl asintió y me baje, con Israel siguiéndome el paso. Me acerqué con mi mamá y le dije que ya tenía que irse.
-Está bien Mariam pero en la casa vamos a hablar seriamente- me dijo antes de darse media vuelta e irse. Asentí y ella me dio un beso en la frente.
-Mamá- que vergüenza.
-¿Qué? ¿Una madre no puede demostrarle cariño a su hija?
-Está bien mamá- reí ante lo que había dicho mi madre. –Adiós- la despedí.
-Adiós. No olvides lo que te dije.
-No mamá, no lo haré.
Ella dio media vuelta y se fue hasta la puerta, ahí volteó conmigo y agitó su mano. Le respondí agitando la mía. Subió al carro y se marchó. Me di media vuelta y empecé a caminar con dirección a mi salón. Ya había perdido muchas clases por el día de hoy.
-Mariam espera, no te vayas- decía Israel a mis espaldas.
-¡Israel! Aún no hemos terminado- le gritaba su madre.
-Fue mucho por hoy mamá. En la casa seguimos hablando- ¿en serio? ¿Así trata a su madre?
-No Israel, ve y habla con tu mamá. No te preocupes por mí, sé cómo llegar al salón- le sonreí a la señora y a él, trate de seguir mi curso pero la mano de Israel sobre mi muñeca me lo impidió.
-Sólo dame cinco segundos- me susurro al oído. Sin decir nada, me detuve y empecé a contar. Uno... Dos... Tres... Cuatro... Cinc –Listo- diablos. Empecé a caminar sin intensiones de decir una palabra. Creo que él tampoco quería decir algo. –Mariam...
-No digas nada, ya fue mucho por hoy. Además ¿recuerdas que le prometí algo a alguien? No me metas en más problemas por el día de hoy- lo interrumpí. Apenas llegamos a la puerta del salón, toqué y pregunte si podíamos pasar. El profesor de español accedió a concedernos el permiso.
-¿Dónde te has metido todo el día Mariam? ¿Por qué no estuviste en la clase de Tutorías? Creí que ibas a entrar en esa. ¿A dónde te fuiste con Israel?- me congele, internamente. ¿Qué le respondía? –Dime, ya sé que te fuiste de la escuela con él. Era lógico, todos aquí en el salón lo saben así que confiesa. ¿A dónde te fuiste con Israel?
-A ningún lado importante- le susurré –Daniela te digo después no quiero...
-¿De qué hablan señoritas?- pregunto el profesor de español. Maldición, muy tarde.
-Le estaba preguntando sobre el tema que estaban viendo profesor- mentí.
-Cualquier duda que tenga puede consultarla conmigo, para eso estoy. ¿Les quedo claro a todos?- asentimos.
-Te cuento todo después de esta clase, lo prometo- le susurré a Daniela.
-Okey- contestó en un susurro. Que intenso día ha sido el de hoy.
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¡HOLA!
Lo prometido es deuda.
¿A dónde creen que se haya escapado estos chicos?
Comenten las ideas que se les vengan a la cabeza y la que más se repita será la ganadora. El capítulo será dedicado a la persona que sugerido la idea y ¿por qué no? también a las personas que hayan votado por ella.
Tienen de aquí al 26 de Septiembre para poder comentar y el 03 de Octubre estará publicado el capítulo nuevo.
¡Mucha suerte! Que gane la mejor idea.