Su sonrisa podía relucir entre aquella oscuridad que nos rodeaba; sin embargo, allí no había nada que me pudiese asustar más de lo que ya lo había hecho. Wonwoo había muerto en mis brazos y, aunque podría decirse que no lo conocía, mi pecho dolió desde que el primer pensamiento pernicioso cruzó mi mente.
En el camino a casa, donde su brazo rodeaba mi cuerpo y se dejaba caer por mi hombro y mi brazo lo sostenía por la cintura, la gente nos observaba atentos pero nadie tenía las suficientes agallas como para acercarse a preguntar o dar su ayuda. Aunque tampoco podía juzgarlos, Wonwoo tenía sangre por todos lados, manchando mi jersey blanco con ella y, con aquel contraste de colores, lo hacía ver todo más catastrófico de lo que era de por sí. Su flequillo negro caía por su rostro, ocultando de paso sus afilados ojos.
Mientras cerraba la puerta con mis manos temblorosas por el esfuerzo, Jeon se arrastró hasta caer en el sofá. Estaba sentado dejando su cabeza hacia atrás, viéndose su mandíbula más marcada de lo que ya era. Sus ojos se mantenían cerrados, ocultos por aquellas espesas pestañas. Su pecho subía y bajaba despacio y con esfuerzo, como si aquel simple acto le robase su energía en demasía.
Corrí hacia un pequeño botiquín a por algodón y demás cosas necesarias para poder curarlo. Me senté a su lado, observándolo de cabeza a los pies, con máxima lentitud, deleitándome con su perfección.
Pasé el algodón suavemente por el corte de su mejilla derecha y el hizo un gesto de dolor, saliéndole algunas arrugas en su entrecejo y nariz, por lo que aparté mi mano de sus heridas.
-Continúa. –Su voz había sonado ronca y pastosa y a pesar de que aquello era una orden, no había sonado como esto. Por primera vez ni el deseo ni su mal humor habían desentonado en sus palabras y, por tonto que parezca, me produjo una sensación diferente que no podría explicar por mucho que lo intentase.
De forma meticulosa y con esmero, terminé de curar cada una de sus heridas y justo después –y con mi ayuda –se dirigió a la cama, sin siquiera cambiarse de ropa donde quedó profundamente dormido.
Los días pasaban y a pesar de que no se había producido ningún acercamiento entre nosotros demasiado destacable podía decir que las cosas habían empezado a cambiar.
Ahora, Wonwoo no llegaba tan tarde como antes y no había una sola noche en la que no apareciese en casa siguiendo siempre la misma rutina, mientras que tomaba una ducha relajante yo hacía algo sencillo para cenar –que aunque no era muy buena, él comía con una sonrisa y daba las gracias por mi esfuerzo antes de ponerse de pie –y me mandaba ir a la cama junto a él.
No intentaba besarme ni su toque en mi cintura era presuntuoso como al principio, sólo era eso, un toque delicado, un abrazo cálido que podía significar cualquier cosa que no estuviese relacionada con la pasión.
Y eso me hacía feliz. No sabía por qué, pero ahora sentía que desde lo ocurrido su forma de ser no era tan oscura como lo era antes. Los cortes en su cara que aparecían en ocasiones dejaron de hacerlo totalmente y no volvieron a manifestarse.
Eran las cinco de la tarde, Wonwoo estaba tumbado en el sofá mientras que veía una serie que trataba algo de lobos a la cual nunca le mostré atención pero que debía de estar bien puesto que captaba todo su interés. Pensé que había llegado el día, él parecía de buen humor y al parecer, hoy no debía de ir a trabajar, así que pasaría todo el tiempo en casa.
Lo observaba desde el marco de la puerta, como sus ojos analizaban cada cosa que veía y como a veces una pequeña sonrisa aparecía en sus labios haciéndolo ver como un chico de su edad realmente. Las calles habían hecho de él un hombre cuando en realidad no tenía más de veinte años.
Mi corazón se había acelerado de sobre manera con aquella imagen que me había mostrado al verdadero Wonwoo, tan sencillo, tan tierno y delicado. Estaba tan nerviosa que preferí tomar una ducha primero, donde poder aclarar mi mente.
Cogí entre mis manos el regulador de agua cuando, en lugar de salir el agua por donde debía, salía con fuerza de una de las tuberías. El susto –y que estaba totalmente helada –me hicieron gritar.
Wonwoo apareció corriendo poco después por lo que sólo me dio tiempo de coger una toalla y ponerla entre él y yo para que no lograse verme desnuda. Su rostro se había vuelto pálido y cuando analizó mi cuerpo oculto tras una fina tela pude ver como su nuez de Adán se movía de arriba abajo.
-¿Estás bien? ¿Por qué gritaste?
Después de explicarle, fue a no sé dónde de la casa donde se controlaba tanto el agua como la luz, mostrándome de paso en qué lugar debía de tocar para que dejase de funcionar o viceversa.
Aún la toalla se mantenía rodeando mi cuerpo, mientras que pequeñas gotas caían de mi cabello haciendo un camino por mi cuello y clavículas.
Buscó un par de herramientas que tenía entre las cosas que había traído con él, al parecer las había necesitado anteriormente en su "hogar" y eran lo suficientemente caras como para dejarlas allí y perderlas, aunque en mi opinión nadie se atrevería a hacerlo a sabiendas a quien le pertenecía.
Después de unos minutos en los que apretaba tuberías –podría estar haciendo otras cosas ya que no entendía nada sobre el tema –en cuclillas dentro de la ducha, me miró.
-¿Podrías ir a donde te expliqué para que el agua funcione? Quiero ver si hay algún escape todavía.
Dicho y hecho. Un minuto más tarde me encontraba en el baño donde el observaba todo con detenimiento y visto lo visto, lo había arreglado.
Una pequeña gota de sudor recorría su frente por haber utilizado anteriormente toda su fuerza.
-Oye Jeon, deberías de tomarte una ducha ahora, estás sudando.
-Sí, yo también lo creo, dúchate tú primero iré a por mi ropa mientras tanto.
-No me has entendido, he dicho ahora. –Y antes de que analizase mis palabras, con un pequeño giro de muñeca, el agua ya caía sobre su cuerpo dejándolo calado en un momento. Intenté huir, Dios sabe que lo intenté, pero antes de poder despegarme del suelo él ya me había cogido del brazo y me introdujo bajo el agua con él.
Sus brazos rodeaban mi cintura, mientras que mis manos descansaban en sus hombros. Ambos cuerpos estaban mojados completamente; sin embargo, lo que hizo que el tiempo se detuviese fue su sonrisa, la manera en la que me observaba, se veía tan... sincero.
-Creo que jamás podré agradecerte lo suficiente que me hayas salvado la vida, no sé por qué pero algo me dice que si hoy estoy aquí es debido a ti, mi ángel de la guarda.
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Un ángel en el infierno
FanfictionMiles de ángeles están distribuidos en la Tierra intentando que reine la bondad entre las personas. La joven Ela pone los pies por primera vez en el mundo de los humanos con la misión de ablandar el frío corazón de Jeon Wonwoo. Sin embargo, ¿podrá...