Hola, Ela

820 88 4
                                    

Wonwoo había estado más extraño de lo que solía ser normalmente. Después de haber entregado decenas de currículums más por las cafeterías y supermercados de la zona como llevaba haciendo desde hace dos días, me pidió que me arreglase, sin dar ninguna explicación más.

El día era soleado, aunque frío, pero apetecía un paseo por los parques de la ciudad después de los días de lluvia que habíamos tenido anteriormente y que nos habían mantenido encerrados en casa viendo películas y series sin parar bajo muchas mantas, aunque gracias a esto me hice mucho más cercana a Jeon. Ahora, el apoyar mi cabeza sobre su hombro mientras veíamos la televisión o "íbamos a dormir" no era para nada extraño, al contrario, cuando me sentía demasiado asustada por aquellos sentimientos prohibidos y no jugaba con sus manos que rodeaban mi cintura siempre se preocupaba por si había hecho algo mal sin darse cuenta.

Desde luego, el Wonwoo de ahora parecía una persona completamente diferente a la que era hace ya un mes y medio, aunque aún mi misión no había acabado hasta que se asentara completamente.

Y no lo deseaba, no quería irme. 

Las personas son como veletas movidas por el viento y, con el paso del tiempo, olvidan cosas que eran importantes en el pasado pero que se vuelven insignificantes en el presente. Así que, saber que Wonwoo siempre estaría incrustado en mi corazón mientras que él formaba una familia no era del todo positivo ni mucho menos.

Un par de toques en la puerta hicieron que todas aquellas preocupaciones que no paraban de atormentarme desde hacía algunas semanas se detuviesen.

-¿Pequeña? –Sí, ahora utilizaba palabras cariñosas para llamarme también y con aquella voz ronca y rasposa lo hacía todo más... ¿escalofriante? Para mí. -¿Te has caído por el váter? –Y comenzó a reir él solo por su broma. Bueno, realmente por el váter se fue su romanticismo.

-No, espera un poco. –Justo ayer, había entrado en una nueva tienda que me llamó la atención por su buen olor y lo bonita que era a la vista, y por si fuera poco, se llamaba "Angels". En cuanto puse un pie en la tienda, una joven preciosa con el cabello rubio recogido y un traje de falda y chaqueta oscuros se acercó a mí preguntando si necesitaba ayuda. Por lo que me explicó allí vendían maquillaje, ahí fue donde comprendí qué eran aquellas pinturas que utilizaban algunas personas en su rostro y que sorprendentemente los hacían ver mejor y, por alguna razón, el rostro de Wonwoo apareció en mi mente. Él nunca usaba esos potingues pero se veía tan atractivo... quizás ese era el problema, Wonwoo era demasiado viril y yo aparentaba ser una pequeña de diez años a su lado. Así que no dudé en comprar algunos productos y me informé muy bien sobre cómo se usaban. Ahora que tenía esta especie de cita con Jeon no perdería la oportunidad de verme bonita para él y tal vez, sólo tal vez, dejaría de verme como su mejor amiga.

Abrí la puerta del baño después de varias respiraciones donde se suponía que me relajaría –aunque tuvo el efecto contrario –y me encontré con Wonwoo. Sus ojos se abrieron con sorpresa y me observó de arriba abajo.

-Enana, estás preciosa ¿a quién quieres engatusar para ponerme celoso? –Dijo apretando mi mejilla derecha entre sus dedos.

Idiota, idiota y mil veces idiota. En serio, ¿era posible ser tan tonto? Quiero decir, ¡no hablo con nadie más que con él!

Después de miles de piropos mientras que mis mejillas ardían en demasía, caminamos hacia un pequeño restaurante que había cerca de allí. Al parecer, Wonwoo lo tenía planeado pues una mesa de tres nos esperaba, donde ya había una persona de espaldas a nosotros esperándonos.

¿Qué? ¿Quién era esa persona? ¿Acaso esto no era una "cita"?

-Te voy a presentar a la única persona que quiero rescatar de mi antigua vida y estaba deseando de conocerte.

-Hola, Ela. –Y su sonrisa fue suficiente para saber que estaba en problemas.

Un ángel en el infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora