Prólogo; El Sueño De Ángel.

386 36 43
                                    


°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Luego de verlos a todos ellos sentados a mi alrededor me envolví en una manta que siempre dejo sobre el sofá por las veces que me quedo aquí viendo televisión con mi madre y me acosté a dormí.

Tengo esa extraña debilidad de que después de llorar tengo sueño.

Cerré los ojos escuchándolos hablar de temas triviales hasta que quedé profundamente dormido.

°°°

Me levanté del sofá. No había nadie allí cuando hace solo unos segundos cuando cerré los ojos ellos se encontraban junto a mi en la sala.

¿Donde están mis amigos?.

Cuando decidí explorar el lugar en busca de ellos pude notar que había un extraño silencio, tan silencioso que no parecía que haya gente en la calle, ni autos ni mucho menos movimiento.

Era una sensación de soledad extraña.

Entonces subí las escaleras encontrándome con un pasillo largo y lleno de puertas exactamente iguales a la de mi habitación, no estaban las demás habitaciones, la de mi madre y la que era de mi hermano cuando vivía aquí.

Me decidí por abrir la primera puerta y allí me encontré conmigo de hace unos años, cuando estaba en la primaria. La habitación era como una visión, allí podía verme a mi sentado leyendo un Cómic de Batman, recuerdo que era mi favorito, mientras leía alguien se acercaba a mi. Eso dos. No creí que los volvería a ver, uno es Cárter, la persona que más me odiaba por la absurda razón de que era un enano y nerd, y el otro era Luís, el secuas. Yo los llamaba así por mi afición a los cómics. Al acercarse a mi Cárter me arrebató el cómic de mis manos lanzándolo a un charco de agua empalándolo en frente mío. No hice nada. Tan solo me resigné y pensaba irme hasta que el me sostuvo de la muñeca atrayéndome a él y golpeándome en el estómago. Ambos rieron y se fueron dejándome solo.

Cerré la puerta y fui por la segunda.
Esta al abrirla muestra cuando estaba lloviendo, todo estaba casi a oscuras y no podía ver bien más allá de mí. Tenía frío y debía ir a casa, mamá no podría venir por mi por el trabajo y tampoco pensaba en molestarla.
Me estaba por resignar y entonces apareció ella... La que iba a ser mi gemela, mi mejor amiga, mi confidente a mi mayor fuente de confianza y amistad. Natasha se acercó a mi ofreciéndose a caminar conmigo por la lluvia con su paraguas, pero no estaba sola. Cárter venía con ella.
Me explicaron que son amigos y Cárter se disculpó conmigo por como se había comportado en toda la extensión del año. Agradecí su sinceridad y le perdoné, aún así tenía miedo de él y de su viejo comportamiento.

Esta vez se formó una sonrisa en mis labios. Realmente eran muy preciados recuerdos.

Recuerdos que me hacen fuerte.

Abrí la siguiente puerta y me encontré con el primer año de secundaria, aún tenía catorce años y aquél año conocí a Raquel, Sarah y Mariela. Me hice muy amigo de ellas y cada una tenía un problema por el cual las trataban de raritas. Sarah tenía un problema del habla y tartamudeaba mucho al hablar involuntariamente, también tenía una inteligencia algo valorada ya que se mantenía estudiando a diario. Raquel, por otra parte, padecía de un problema de personalidad creyéndose la más hermosa e irresistible de todas las chicas llamando mucho la atención con su egocentrismo y la forma en la que se trata a ella misma como una diosa, diva o lo que sea. Y Mariela. Su verdadero nombre es Martín y es un trapito. Si. Al principio me había impresionado pero es verdad. Su padre le aceptaba que quisiera ser mujer y cambio su nombre legalmente por el de Mariela. Aparte de eso es una persona con un muy tétrico, sínico, aterrador y morboso sentido del humor negro que eriza la piel al escucharla. Justo con ellas, Natasha (que es una súper fan loca de los coreanos y chinos) y yo (ya saben por que) somos el Club De Los Raritos.

Te Amo. Te Odio. °2.T EH&EF° -Yaoi-Hard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora