Bueno, malditas morsas. Para que ustedes se rofocilen de alegría, infelices, les cuento que ahí estaba yo, de nuevo en el calabozo de la comisaría. Los policías, antes de echarme en esa POCILGA, habían jurado a los cuatro vientos que esta vez no me iba a salvar tan fácil. La cuestión estaba más helada que un chocolito, porque ahora el paletó, mi querido paletó, ese que la Zoraida me había comprado con grandes sacrificios en el único viaje que hicimos fuera del país, a Buenos Aires, era "evidencia".
Afortunadamente esta vez no estaban esos jetones jip roperos. Al menos no por el momento. El calabozo estaba casi vacío, así que me fui a sentar a un banco. Por supuesto que estaba el habitual olor a pichí del lugar... y no creo que fuera el gato de los Carabineros. Me tendí de espaldas, a ver si dormía un poco. Pero dormir nunca ha sido un problema para mí. ¿Saben por qué, sabandijas? Yo les voy a contar por qué. Porque a nosotros los viejos no nos gusta dormir. Como estamos más cerca de la muerte que ustedes, tratamos de sacarle el jugo a la cuestión, haciendo cosas provechosas, como escuchar música, leer, o por último –algo que ustedes prácticamentes desconocen— PENSAR. Se supone que nos vamos a morir ANTES que ustedes. Eso en teoría, porque en la práctica, SOBERANOS ZOQUETES, como "la novedad del año" es tomarse una botella de piscola al seco y salir a andar rajado en el jeep de papi por la autopista, yo no sé quién se va a poner el piyama de palo primero.
Mientras mis ojos se acostumbraban a la luz, me di cuenta de que en el calabozo había otra persona. Y ante mi sorpresa, era una mujer que sollozaba desconsoladamente.
--Señorita, señorita –la llamé.
Pero no me contestó. Lloraba de una manera extraña: en silencio. Uno podía decir que estaba llorando sólo porque los hombros se le movían para arriba y para abajo. Apoyaba los codos sobre las rodillas y se cubría la cara con las manos.
Hasta donde yo sabía, en los calabozos no juntan hombres con mujeres. Aunque quien sabe: en los últimos años todo el país SE HA PUESTO NINFÓMANO, así que capaz que fuera la "nueva y liberal" costumbre. Y aunque esta mujer tenía toda la pinta de ser una pecincoteuno, se notaba a la legua que no era una de las PERGENIAS NINFÓMANAS que le hacen al sexito porque es "cool", o porque "todas las compañeritas lo hacen", o por la payasada esa de la liberación femenina. No. Mi ojo de lince NO FALLA NUNCA. No en vano pasé cincuenta años de mi vida trabajando en Ferrocarriles del Estado, y conocí a muchos amermelados y amermeladas a lo largo de Chile. Y a lo ancho también, miércole. ¿Por qué siempre dicen que el país no es ancho? ¿No es ancho? ¿Entonces por qué no se van caminando de Santiago a la playa, JETONES? Pero en fin. A mi edad, uno no se escandaliza por nada. Esta mujer estaba allí porque ejercía la prostitución, pero se notaba que lo hacía por necesidad, tal como unas gorditas que recuerdo con mucho cariño, que trabajaban en una Casa de huifas en Cabrero, que era FENOMENAL. Estas eran unas chiquillas esforzadas; el destino las había fregado, pero ellas eran bien decentes.
Me levanté y fui hasta la reja.
--¡Eh! –grité--. ¡Mi cabo!
Podía ver al Carabinero en su escritorio, pero no me hacía caso. De un televisor salía en inconfundible sonido de un partido de fútbol. A mí antes me gustaba el fútbol. Me dejó de gustar en el exacto momento en que ustedes, BESTIAS, comenzaron a ir al estadio, a cantar y saltar como imbéciles o, más exactamente, COMO NAZIS. Y a pedir plata y a acuchillar cristianos. El fútbol es el negocio MÁS CHANCHO DEL MUNDO. No sé como tienen ESTÓMAGO siquiera para verlo por televisión. En mi época saludábamos a nuestro equipo con pañuelos blancos, y dos personas de distinto equipo se podían sentar una al lado de la otra. Había respeto. Hoy lo único que hay en los estadios es MARIHUANA.
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MALDITOS JÓVENES. En busca de la nieta perdida
Humor"Don Casimiro Huerta", el popular abuelo que odia a los jóvenes, regresa en esta aventura a buscar a su nieta descarriada por todo el país. La persecución lo lleva a enfrentarse con la "crema y nata" de la juventud actual a bastonazo limpio. Todo pa...