7. Anuncio en la calle

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La juventud chilena de la actualidad, una generación compuesta en su mayor parte por maricuecas, ninfómanas, drogadictos y COBARDES, vive revoloteando como polillas en torno a lo que es "choro", lo que es "cool", lo que "se vende". Me recuerdan a esos pobres y amermelados indios, que cuando llegaron los asesinos conquistadores españoles a sus tierras, se les cayó la baba al ver que los otros jetones traían espejos, collares y puras burradas, y les daban oro a cambio de vidrio.

Así son ustedes, MORSAS. Valores como la solaridad y el compañerismo los dan en trueque por "carrete" y "onda"; les ponen una botella de pisco al frente y se transforman en unos ANIMALES. Pero "animales con onda, eso sí". Qué decir del valor de la familia. Por ustedes, que sus padres tomen un tremendo seguro de vida, que se maten pronto y así ustedes cobran y se gastan toda la plata en "carrete", es decir, en MARIHUANA y CABARETERAS (y también CABARETEROS, ¿no ve que con esto de la "liberación femenina" las señoritas quieren ser igual que los amermelados hombres). ¿Y los tíos? ¿y los tíos-abuelos? Ah, no, esos son unos VIEJOS CULECOS, que ustedes ni siquiera conocen, porque cuando sus papás quisieron obligarlos a ir a conocerlos, "tenían un carrete en la noche" y los pobres niños no podían ir.

¿Qué habrían hecho, JETONES RETAMBOREADOS, si hubieran estado en mis botas? Imagínense: por un lado, tienen una nieta DE LA PEOR CALAÑA QUE EXISTE, es decir, narcotraficante. "Ah", dirán ustedes, "señor Huerta, usted se equivoca, su nieta no es una narcotraficante, porque no anda en las poblaciones con los cumas, enfrentándose a balazos con otros giles, su nieta es una mina buena onda, que consigue buenas cosas, y las vende a gente buena onda".

"Buena onda, buena onda". Primero, condenados HIJOS DE LA BABILONIA, déjenme decirles que NO EXISTE EL NARCOTRAFICANTE BUENA ONDA. Si ese PELAFUSTÁN al que ustedes llaman por celular en plena prueba de matemáticas (ejemplo de la que no tienen RAMERA IDEA, ya que hasta la tabla del uno les dio flojera aprender) fuera "buena onda", como dicen ustedes, ¿por qué churra no les regala la burrada? ¿Ah? Yo les voy a decir por qué: porque lo ÚNICO que le interesa de ustedes es su condenada billetera, que para más remate no es ni de ustedes, sino de sus amermelados papitos, que viven en BABIA y no tienen ni pista de lo que andan haciendo los "angelitos".

Pero si los jóvenes chilenos de la actualidad se pasan a sus familias POR EL MEDIO DE LAS NALGAS, los de antes no éramos así. No, no señor. Para nosotros la familia era algo SA-GRA-DO. El papá no era el viejo que andaba siempre trabajando y que para lavar la conciencia nos compraba autitos para hacerlos MIÉRCOLE en el "carrete" del fin de semana. Al padre de uno se le trataba de "usted", y si estaba en la casa, se le servía y se le preguntaba qué quería. ¿Salir "a divertirse en la noche"? Ja ja ja. Si el papá estaba en casa, ningún amermelado salía. ¿Cómo se les ocurría? ¿A qué? ¿A gastar la plata QUE NO TENÍAN? Y la mamá... La mamá de uno no era ninguna "vieja tal por cual, por qué no me compraste lo que te pedí, no te hablo nunca más en la vida". No, no. La mamá de uno era UNA SANTA a la que también se le trataba de "Usted", y la mamá decía upa, uno chalupa no más. Y si uno llegaba a tratar de tú a los padres... el planchazo en el hocico no se borraba como en una semana, oigan.

Así me crié yo, pues degeneradetes. Sin televisión, con una radio que en Cauquenes a veces agarraba la señal AM y a veces no, y sin "conexiones", sin "pitutos": la familia –mi pequeña familia conformada por mi madre y mis hermanos chicos, porque mi papá murió cuando yo tenía quince años, y a esa edad TUVE QUE HACERME HOMBRE y asumir que estaba a cargo de mi familia—, la familia, digo, era LO MÁS IMPORTANTE.

No me cabe duda de que cualquiera de ustedes, que son tan "choritos", que se visten tan "lolos", que se dejan las mechas largas y paradas, como estos panks que están de moda, que no se afeitan, que van con unas chalas pililientas hasta a los funerales, que controlan a sus profesores con el meñique, porque si no esos pobres maestros no comen; cualquiera de ustedes, digo, SERÍA CAPAZ DE VENDER A SUS PROPIOS HIJOS a cambio de proteger sus gordas y fofas NALGAS.

MALDITOS JÓVENES. En busca de la nieta perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora