Los momentos privados de romanogers[PAUSADA]

Magia

No era muy común que ninguno de los dos estuviesen al mismo tiempo fuera de casa en distintas misiones, pero eso no significaba que nunca pudiese pasar. Steve y Natasha siempre intentaban estar en casa con James, sobretodo ahora siendo él tan pequeño. El pediatra les había dicho que no era muy recomendable que, con tan solo dos años, pasase mucho tiempo alejado de sus padres. Por eso, Nick Fury intentaba ponerles en misiones separadas y que no fueran al mismo tiempo. Pero había ocasiones en las que no se podía hacer nada.

Natasha y Steve iban a estar fuera del país, y James no se podía quedar solo. Estuvieron buscando personas para que se quedasen con él ese día, pero la mayoría de los Vengadores estaban ocupados. Tony y Pepper estaban en Tokio haciendo una presentación de un nuevo robot doméstico creado por Tony. Clint, Laura y sus hijos estaban de vacaciones en Italia. Thor estaba en Asgard, y además, no se fiaban mucho de él como para dejarlo a solas con su hijo durante un día entero. Bucky y Sam iban en la misión con Steve, y Bruce había desaparecido como de costumbre. Solo les quedaba una persona, Wanda Maximoff. Hacía tiempo que se conocían, y ella y Natasha se habían convertido en grandes amigas, teniendo en cuenta que eran las únicas mujeres del grupo de superhéroes.

Cuando se lo dijeron, a Wanda la dio un poco de miedo. Raro en ella ya que se había enfrentado a cosas mucho peores en su vida. Pero cuidar del bebé de unos amigos, aunque sólo fuese un día, era una responsabilidad muy grande. Aun así, aceptó.

A Wanda, James siempre le había parecido un bebé súper agradable, aunque bastante inquieto. Cuando llegó a casa de los Rogers, el pequeño James se echó en sus brazos en cuanto la vio. Siempre había sido muy cariñoso, al contrario que sus padres, que casi nunca mostraban signos de afecto entre ellos en público. Natasha la indicó todo lo que tenía que hacer para que a James no le pasase nada, los horarios de comidas, qué podía hacer y qué no, etc. Cuando se despidieron, el pequeño James estaba sentado en su pequeña silla y dibujando con mucha alegría.

-¿Qué estas dibujando James?- preguntó Wanda, sentándose en el sofá.

James la miró, le sonrió y siguió dibujando. Wanda levantó la cabeza para intentar ver lo que estaba haciendo, pero lo único que distinguió fueron un par de rayas rojas.

Tomo una revista que estaba encima de la mesa y se puso a ojearla. Pasó un rato hasta que se dio cuenta de que James ya no estaba en su silla. De repente, la entró el pánico. Era imposible que hubiera salido del apartamento sin que ella hubiera escuchado el ruido de la puerta. Se puso a buscarlo por todo el salón, detrás de las estanterías, debajo de los sillones y las mesas, detrás de las cortinas, pero no encontró nada. Se dirigió a su habitación y tampoco estaba, y se dio cuenta de que la luz de la habitación de Steve y Natasha estaba encendida. Entró en la habitación y vio a James debajo de la cama, terminando el dibujo, y con cara de pena.

-Hola pequeño- dijo ella mientras se agachaba, -¿qué haces aquí?- preguntó.

-Echo de menos a mami- dijo James, mirando a Wanda con sus preciosos ojos azules y tristes.

-Tranquilo pequeño, tu mami vendrá mañana, ya lo verás- dijo ella mientras se tumbaba a su lado. -Y me tienes a mi para jugar mientras tanto- dijo, sonriendo.

James le dio una pequeña sonrisa.

-¿A qué te apetece jugar?- le preguntó, -podemos jugar a lo que tú quieras.-

-Magia- dijo, con una voz un poco tímida. James alguna vez la había visto mover algunos objetos de un lado a otro sin necesidad de cogerlos, y siempre le había gustado. Cuando le había preguntado a sus padres que qué era lo que hacía, ellos le habían dicho que era magia.

Wanda le sonrió, se levantó del suelo y le ofreció una mano para ayudarle a levantarse de debajo de la cama.

Cuando llegaron al salón, le había pedido que sacase todos sus juguetes de la caja y que los dejase en el suelo. Y así lo hizo. Todos los juguetes de James se quedaron esparcidos por el suelo del salón. Él se sentó en el suelo en frente de ella y la observó cómo se concentraba. Al cabo de un rato, los juguetes que estaban tirados en el suelo comenzaron a elevarse. James se quedó con la boca abierta, observando cómo los movía en el aire. ¡Era un auténtico truco de magia! Alguna vez los había visto por la tele o en el parque, pero, comparados con lo que estaba viendo ahora, eran una basura.

Wanda le estaba observando a través de sus ojos entreabiertos. El niño en frente de ella no se podía creer lo que estaba viendo. Comenzó a hacerlos girar por encima de la cabeza de James. El pequeño estaba tan absorto en lo que estaba viendo que ni se dio cuenta cuando se cayó hacia atrás y se quedó tumbado en el suelo, observando cómo las figuras geométricas giraban encima de su cabeza.

Durante una hora más, Wanda siguió haciendo su "truco de magia", hasta que abrió los ojos y se dio cuenta de que el pequeño James se había quedado dormido. Estaba en el mismo sitio en el que se había tumbado, con su pequeño dedo pulgar metido en su boquita. Con cuidado de no despertarle, puso los juguetes en el suelo. Se levantó y lo recogió, con mucho cuidado. Despacio, lo llevó hasta su habitación y lo metió en la cama. Cuando volvió al salón, se puso a recoger los juguetes que estaban esparcidos por el suelo, metiéndolos en sus respectivas cajas y guardándolos en la estantería. Cuando por fin terminó, se preparó un sandwich y se sentó a ver un rato la televisión. Pasado un rato, se dio cuenta de que el dibujo que James había estado dibujando un rato antes, estaba encima de la mesita del salón. Lo tomo y pudo distinguir, entre todos esos garabatos, un intento de dibujarla a ella con su traje de superhéroe. Pero, ¿cuándo la había visto con ese traje? Habitualmente, siempre solía ir de civil cuando no estaba en SHIELD o cuando no tenía alguna misión.

Bueno, no importaba, mañana por la mañana se lo preguntaría. Y le preguntaría también si se podía llevar el dibujo a su casa, porque, a pesar de ser un niño tan pequeño, no dibujaba nada mal.