➣ Prólogo

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Aclaración: La Liga de Cazadores es ficticia, una invención mía. Está expresamente prohibido su uso sin antes tener el permiso escrito de la autora.

Sonrío con sorna cuando el cuchillo que lanzo se clava en el pecho de la ilusión frente a mí

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Sonrío con sorna cuando el cuchillo que lanzo se clava en el pecho de la ilusión frente a mí. Una segunda silueta se acerca corriendo y mi cuchillo le deforma lo que se supone que es el rostro, haciéndola desaparecer al instante. La última sombra se lanza contra mí antes de que un certero golpe en su abdomen lo haga tambalearse. Aprovecho para tomar la espada que descansa en el suelo y decapitarlo al instante. Se esfuma de inmediato, como si de humo se tratara. Las luces dentro de la cámara se encienden y toda ilusión desaparece. Ocho años en este lugar son útiles para memorizar cada detalle de sus instalaciones.

Seco las gotas de sudor de mi frente con mi antebrazo y salgo de la cámara a la sala común de entrenamiento, donde otros Cazadores entrenan sin descanso. En resumen, el lugar consta de distintos y muy variados tipos de armas colocados en lugares estratégicos y espacio suficiente para un correcto entrenamiento. Todos aquí se dedican a mejorar sus tácticas de asesinato, justo como yo hace uno momento. Después de todo, por eso estamos aquí y una vez que que entras, no hay marcha atrás. Aunque la hubiera, yo no retrocedería.

Dejo los cuchillos en su lugar y tomo un par de espadas como remplazo. Me fijo en la brillante y larga hoja que refleja una figura detrás. Wiesel sonríe cuando una de las espadas roza su cuello. Sabe que no lo mataré. No cuando pertenecemos al mismo equipo.

—A los colegas no se les asesina, Engel —su voz es neutra, tan cautelosa como siempre, aunque noto un atisbo de curiosidad en su mirada.

—Nunca va de más estar prevenidos, pero yo no nos llamaría colegas. No lo somos, Wiesel —sus ojos negros me escrutan. Cuando tarda en hablar, añado—: No tengo tiempo.

En realidad, Wiesel no es su nombre, tan solo el apodo que tiene como Cazador. Su verdadero nombre es Corek, y es uno de los mejores por aquí, más habilitado para el trabajo de asesinar y el más cercano al líder, Erster Mann, un hombre que alguna vez respondió al nombre de Asrield Emilson. Aquí, en este lugar, la confianza significa muerte, peligro. Al fin y al cabo, todo aquí, desde sus misiones hasta sus reglas, sólo pueden llevarte a ese final. No estamos del lado de la justicia, pero tampoco somos los malos.

—Erster Mann quiere verte —suelta cuando estoy a punto de marcharme—. No querrás hacerle esperar.

—¿Para qué? —pregunto, curiosa.

Wiesel se encoge de hombros, restándole importancia.

—Yo sólo paso el mensaje.

Hace años que juré lealtad a esta organización y no tengo intención de romper ese juramento. Resignada a no entrenar más por hoy, sigo a Wiesel a través de varios pasillos, escaleras y más escaleras hasta llegar a una gruesa puerta de metal que me conozco bien. Una vez dentro, observo la pared del fondo, donde en tinta negra hay pintado un símbolo que todos aquí conocemos. Al fondo de la habitación hay una solitaria silla (sin contar las armas, de casi cualquier tipo, que descansan sobre las ranuras en las paredes) y el sonido de una respiración agitada. Respiraciones, más bien.

—No hay necesidad de decirles que pueden entrar, ¿cierto? —la profunda voz de Erster Mann suena en toda la habitación. Sale de las sombras, tan lentamente que me toma unos segundos distinguirlo bien.

—Erster Mann —decimos Wiesel y yo al unísono mientras nos arrodillamos, la cabeza gacha como muestra de respeto.

—Puedes irte, Wiesel —le dice Asrield al Cazador a mi lado y éste, sin rechistar, desaparece de la habitación, no sin antes dedicarme una mirada curiosa que decido ignorar.

Se me ocurre que, o bien Asrield me ha llamado para asignarme una importante misión o bien lo ha hecho para asesinarme. La primera es obvia y la segunda es imposible. Los miembros de la Liga de Cazadores sólo somos condenados a muerte si quebrantamos el juramento, si traicionamos a los nuestros. Yo soy tan leal a Asrield como lo fui alguna vez a su padre.

—¿Puedo saber la razón de mi llamado?

—Una misión, Dunkler Engel* —responde con voz dura y pausada, llamándome por el nombre que desde hace tiempo es el único para mí. El nombre por el que me conoce todo aquel que sabe que sigo con vida—. Se trata de una importante misión con cierto individuo en Starling City. Arrow.

Reconozco el nombre. Arrow, el tipo de verde en Ciudad Starling que se cree Robin Hood.

—Soy toda oídos —murmuro aún con la cabeza inclinada.

—Necesito que acabes con él tan pronto como sea posible. A pesar de cualquier entrenamiento que haya podido tener antes, tú eres una de las mejores Cazadoras que la Liga ha entrenado. Podrás con él sin dificultad.

—Podré. Le asesinaré —no dudo antes de responder. No me molestaría acabar con la patética vida de ese Robin Hood falso. En realidad, sería un honor.

Alzo la cabeza y, por primera vez, caigo en cuenta de la presencia de una tercera persona en la habitación. Se trata de un hombre de aproximadamente treinta años y cuelga de la pared gracias a unas gruesas cadenas de metal que ya le han provocado cortadas y moratones en las muñecas, sin contar el terrible estado en el que se encuentra su moribundo cuerpo. No lo reconozco de la Liga, así que automáticamente la palabra «enemigo» salta a mi mente. ¿Erster Mann intenta hacerlo hablar o le tortura sólo por venganza?

El hombre también alza la cabeza, como volviendo de un horrible sueño que no era del todo sueño. Está medio despierto, medio dormido.

—Por favor, no me mate —ruega, su voz tan temblorosa como si lo hubieran dejado fuera en pleno invierno. Mira a Asrield con súplica y sólo entonces se fija en mí—. Por favor, señorita. Dígale que no me mate.

Al oírle decir aquello, me entran ganas de reír. En mi interior lo hago. Es ridícula la manera en que suplican por sus vidas, cómo se rebajan frente al enemigo. Patético.

—Viajas hoy a Starling City —continúa Asrield—. Cuanto antes cumplas tu misión, mejor.

En segundos blande el hacha que lleva en manos y corta al hombre por la mitad. Muere antes de siquiera darse cuenta de lo que sucede.

Dark Angel | Arrow Fanfiction #MiniDcAwards #DCComicsAwards2017 #TheCourtAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora