«Las personas con pasados horribles son las más peligrosas, porque saben que pueden superar lo que sea».
Una Cazadora con un objetivo. Un objetivo demasiado fuerte para ser vencido. Y una venganza que ella se propone completar.
...
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Todos en la habitación se giran a verme, y sé que es por lo que Felicity Smoak ha dicho acerca de mí.
—Tal vez me gustaba la privacidad. —Me encojo de hombros, restándole importancia. Si van a matarme, que lo hagan de una vez—. Pero ¿saben? Imagino que tratar de matar a una persona y luego obligarla a hablar les es costumbre, —miro a Oliver con real indiferencia—. No les tengo miedo.
—Tú fuiste quien trató de asesinarme. Nosotros sólo nos defendimos —responde, tan tranquilo como si horas atrás yo no hubiera tratado de asesinarlo.
Yo sólo cumplo órdenes, pienso. Aunque el hecho de matarte no suena tan mal plan, pienso de nuevo.
—Pareces inteligente. —dice ahora John Diggle—. Sabrás que responder a nuestras preguntas será lo mejor que puedas hacer.
Ruedo los ojos. Ellos son el último de mis problemas en este momento. Les temo tanto como a un estúpido pepino. Thea Queen es de nuevo nada en mi lista de cosas por las que preocuparme. Pronto tendré que volver a Bayern, pero antes debo acabar con Oliver Queen. Asrield no tardará en traer más Cazadores por mi retraso. Tomando en cuenta el tiempo que normalmente se necesita para llevar a cabo una misión, ya me he demorado suficiente. La Liga de Cazadores no es especialmente paciente. Tengo que pensar algo o ir cavando mi tumba.
—No queremos herirte, sólo queremos respuestas —insiste Laurel Lance.
Es extraño estar rodeada por todo el equipo Arrow. Todos están aquí. Suspiro y echo la cabeza hacia atrás, irritada.
—No sé nada del secuestro de Thea Queen. Y aunque lo supiera, no diría nada.
Por sus miradas, sé que no me creen. No los culpo. En realidad, los entiendo. Después de todo, ¿quién confiaría en una chica que ha intentado matarlos?
—¿Es que no tienen nada más importante qué hacer que vigilarme? —pregunto al cabo de unos minutos de silencio—. Por lo que ven, por culpa suya tengo muchas costillas rotas. ¿No les parece que me sería muy difícil tratar de huir?
Felicity me regala una mirada escéptica.
—En este trabajo he aprendido a no subestimar a los villanos —responde, encogiéndose de hombros—. Nunca conoces todos sus trucos. No te subestimo, créeme. Es más, podría decir que te sobreestimo, aunque eso sería extraño dado que no te conozco y... —la mirada fulminante que le dedico la hace callar de inmediato—. ¿Sabes? Creo que mejor me callo.
—¿Descubrieron algo? —pregunta Laurel de pronto y el rostro de Oliver se ilumina, como si recordara algo muy importante.
—Nyssa —murmura—. Ella puede tener las respuestas.
—¿Nyssa Al'Ghul?
—¿Qué tiene que ver Nyssa en esto, Oliver? —Felicity está tan sorprendida como Laurel.
