Querida Sophie...

Escape

10 de octubre

Aiden guarda en su mochila un emparedado, una pequeña segueta (por si están cerradas las puertas), un libro y una linterna.

Su madre tiene el turno de la noche en el hospital, su hermano está afuera como casi todas las noches. Silenciosamente sigue el camino que ha tomado todas las noches, entra por la cocina, toma la llave del ático, sube las escaleras y abre la puerta. Todo indicaba que hiba a ser otra noche igual, leyendo y conversando con -Sophie, su pequeña obsecion. El ni se imaginaba lo que pasaría esa lluviosa noche de octubre.

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De su brazo la sangre corría despacio desde su muñeca al codo, las esposas le lastimaban terriblemente. Lloraba en silencio y ahogaba gritos de frustración, cuando se abrió la puerta nuevamente.

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-¿Princesa Sophie?-susurro Aiden. Lo que se encontró en seguida lo aturdió.

Ella estaba encadenada de los dos brazos a la pared, la sangre corría libremente y medio hombro lo tenía al descubierto.

-¡¿Sophie?!- dijo preocupado mirándola.
-Estoy bien... Toochi- dijo sonriendo débilmente.
-¡No, no lo estás!- dijo tomando su mejilla. Aiden decidió que ese día sacaría de ahi a su princesa.

Rapidamente de su mochila saco la segueta y rompió las cadenas de ambos brazos. Ella al estar libremente se desplomó en el suelo, el la tomó y la abrazo.

-Es hora de irnos Phie- dijo suavemente el. Tomo el libro favorito de ella y lo depositó en la mochila. Sin que ella mostrará objeción la cargo en sus hombros y en silencio salió del ático, de la antigua cárcel de Sophie.

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Ella miraba la casa de sus padres desde los hombros de Aiden. Suspiro al salir de ella. El la condujo hasta su casa.

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Sophie estaba sentada al borde de la bañera de los Young, con los pies sumergidos en el agua. Aiden le frotaba la cara con delicadeza para quitarle el resto de la sangre seca.
Ella lo miraba en silencio.

Tomo su brazo y le limpio la sangre, para despues lavarle los pies. Cuando hubo terminado la miró dulcemente.
-Te vez hermosa con la cara limpia- dijo sonriente. Ella se sonrojo.
-Sera mejor que te limpies el cuerpo, con esta llave se abre el agua de la regadera- dijo indicándole pacientemente- Te traeré ropa limpia.

Pero antes de que se fuera, Sophie tímidamente le sostuvo la mano.
-Solo... quería darte las gracias, Toochi- dijo sonrojada.
-De nada princesa Sophie- dijo besando su frente, saliendo posteriormente de la habitación.

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El agua recorriendo su cuerpo desnudo le pareció una hermosa sensación. Hace años que no tomaba una buena ducha.

Al salir encontró una camiseta que dejaba ver sus hombros, un pantalón, una sudadera demasiado grande y un par de calcetines. Inmediatamente empezó a vestirse, pero antes colocarse la camiseta, se abrió la puerta de la habitación.

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Aiden no había tocado, había entrado directamente a la habitación. Mala idea. Sólo alcanzó a ver a Sophie parada en medio de la estancia con el torso desnudo, inmediatamente desvió la mirada.

-¡Perdona!- dijo nervioso, era la primera vez que veía a una mujer desnuda.
-¡No te preocupes, es tu casa!- dijo Sophie colocándose rápidamente la camiseta. Estaba roja como un tomate. Aiden noto el extraño tatuaje de su hombro, sus pies parecían clavados en el suelo, ya que no le permitian moverse. Sophie incómoda tomó un peine y empezó a cepillar su corto cabello, pero sólo conseguía enredarlo.
Aiden al notar eso tomó el peine y empezó a cepillar suavemente el cabello de ella.

-Gracias... Toochi- dijo con la voz entre cortada.
-No hay problema Princesa Sophie- dijo suavemente.
-No soy una princesa- dijo desanimada, bajo la cabeza hasta mirar el suelo.
-Para mi lo eres- le dijo alzándole su cabeza- Eres una princesa.

Y por esa vez se lo creyó.

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-¡¿Sophie?!- grito desesperada su madre. Era tarde, había logrado huir.