Querida Sophie...

La realidad oscura

13 de octubre

No podía dormir. Pesadilla, truenos y un monstruo bajo la cama. Se levanto sigilosamente, y se escabulló a la primera planta. Ahí estaba, el chico de cabellos oscuros que la había ayudado, su caballero de armadura chamuscada que la había rescatado de su torre. Dormía tan pacíficamente, con los labios entre abiertos. A Sophie le pareció tierno. Entonces ella Noto que encima de las piernas de el dormía un gato. Uno gordo y blanco. Se veía tan feliz ahí.

A ella tuvo celos. Ella deseaba dormir en sobre las piernas de su Aiden, odiaba como aquel mimado gato merecía su puesto. Sin perder más tiempo lo levanto despacio y lo tomo entre sus brazos. El gato aún seguía dormido.

Fue al baño sigilosamente y cerró la puerta.

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Un olor asqueroso desperto al pelinegro. Molesto, se levanto y busco de donde salía ese olor. No tardó en encontrar la escena del crimen. En la bañera flotaba el cuerpo del gato de su madre. Le faltaba un pedazo de su cola y una pata. Aiden tuvo que resistir las ganas de vomitar.

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Meg Cooper desperto por un asqueroso aroma. Empezaba a levantarse de su cama cuando noto en el centro de la habitación... ¿una pata y una cola de un gato?

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Sophie abrió los ojos y miro a su alrededor. Con pesadez se levanto y se dirigió al baño.

Rojo, era el color en que sus manos estaban teñidas. Horrorizada rápidamente trato de lavarse las manos, el color no se quitó.

-¿Sophie?- dijo Aiden desde afuera de su habitación- ¿Estas despierta?

El nerviosismo lleno el pequeño ser de Sophie. ¿Y se daba cuenta de lo que hizo? Rapidamente abrió un estante buscando algo con que ocultar el rojo de la sangre en sus manos.

¡Bingo! Encontro unos pequeños guantes. Inmediatamente se los colocó justo cuando entraba Aiden a la habitación.

-¿Sophie?-pregunto al entrar- ¿Sabes que le paso al gato?
-No... Toochi
-¿Y esos guantes?
-Tenia frío- dijo rapidamente, el la miró convencido.
-Lo lamento, en un momento te traeré el desayuno.

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-¡Esto es una broma! ¿Verdad?- pregunto angustiada Megan. Cameron la miraba en silencio. La invitada examinaba con cuidado la escena del crimen.
-¿No creerá que haya sido Sophie?- dijo aún mas nerviosa la señora Cooper.
-¿Como lograr entrar a la casa sin que nos diéramos cuenta?- se cuestionó el señor Cooper.
-De la misma forma en que salió, con ayuda de alguien....

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Sophie sonreía satisfecha. Miraba a la ventana directamente a la habitación de su hermana. Le enfermaba Megan, la odiaba.

-¿Puedo pasar?- pregunto Drew.
-Si
-¿Por que un "si" tan seco?
-Si puedes entrar querido Drew, hermano de Aiden, hijo de los señores Young...
-¡Bueno no exageres!

Ella soltó una ligera carcajada. A Drew le encantaba hacerla reír.

-¿Y Aiden?- pregunto Drew.
-Creo que en la escuela
-¿Entonces que haces tú aquí?
-No te interesa... No le digas a tu mamá.
-No le diré... Respeto los secretos de Aiden, como el respeta los míos.
-¿Tu tienes secretos?- dijo burlonamente Sophie.
-Si... muchos- dijo sonriendo.

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Megan no tenía apetito, en media clase de Química salió a vomitar su desayuno al recordar la asquerosa imagen de la mañana. Pero ¿por que? Si estaba tan acostumbrada a ello. Primero con Toby, luego con Vincent Grier. Todo era culpa de Sophie, se lo repetía millones de veces. Ella odiaba a su hermana, la despreciaba, pues la había lastimado, le quitaba todo lo bueno que tenía su patética vida. Pero aún así se convenció de aquella realidad, una realidad más oscura, sangrienta y dolorosa donde Sophie y ella eran las protagonistas.